Silvio Frondizi (nació el 1° de enero de 1907 y lo asesinaron el 27 de septiembre de 1974) nos dejó formulado su pensamiento en los dos tomos de La Realidad Argentina que apareció publicado entre 1955 y 1956 con un análisis del capitalismo mundial y nacional y de las tareas democráticas y socialistas que debería cumplir en nuestro país un gobierno de trabajadores. En esta obra Silvio realiza un itinerario de toda la historia económica, social y política de Argentina. En esos años de mitad del siglo pasado, en que escribe Silvio, la izquierda está representada por un Partido Comunista totalmente subordinado a la política internacional de la Unión Soviética y a los vaivenes de sus amigos y enemigos. Por un Partido Socialista que desde sus orígenes en los últimos años del siglo XIX había sido fundado y férreamente conducido por Juan Bautista Justo, seguidor del Partido Socialista Alemán en su versión demócrata reformista bersteniana. Y por tres organizaciones trotskistas referenciadas en Nahuel Moreno, José Posadas y Abelardo Ramos, en ese momento incorporados al Movimiento Peronista. También Silvio y su organización MIR- PRAXIS se diferenciará de las políticas “nacional y popular” y “desarrollista” que trazará su hermano, el presidente Arturo Frondizi (1958-1962) que ascenderá al gobierno gracias a la “orden electoral” de votarlo,  emitida desde Madrid por parte del General Perón.

Silvio intentó construir una organización revolucionaria que se llamó MIR-PRAXIS y con todo un caudal de ideas y posiciones plantó una alternativa al proyecto “nacional y popular” que impulsaba una burguesía local aliada al imperialismo con las herramientas peronistas y desarrollistas. Para esto Silvio analiza el Peronismo: “esto es, una forma intermedia, especialísima de ordenamiento político, aplicable a un momento en que la tensión social, no hace necesario aún el empleo de la violencia, que mediante el control del aparato estatal tiende a conciliar las clases antagónicas, a través de un gobierno de aparente equidistancia, pero siempre en beneficio de una de ellas, la burguesía”. Y a este tipo de régimen político que dirige el Estado, Silvio lo llamará bonapartismo, siguiendo similar caracterización que había hecho Trotsky del gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas 20 años atrás. Y con este aporte histórico que hace Silvio se cae la muy errónea caracterización del Peronismo como movimiento fascista que habían hecho desde la Unión Democrática el Partido Socialista y el Partido Comunista. Pero también refutó en forma contundente las bases teóricas de las corrientes trotskistas (Nahuel Moreno, Posadas y Abelardo Ramos) que de un furioso antiperonismo inicial empiezan a ver con buenos ojos al nacionalismo burgués y se pasan a su bando integrándose al Peronismo. Nahuel Moreno desde su inicial caracterización de Perón como agente del Imperialismo Inglés en el año 1954 constituye el Partido Socialista de la Revolución Nacional como “tendencia del Movimiento Peronista”. El Posadismo será una corriente Trotskista que durante los sesenta y setenta permanecerá subordinada a la CGT y al sindicalismo peronista. Lo mismo pasará con Abelardo Ramos y su Izquierda Nacional que confluye con el Partido Justicialista y en su última etapa con el menemismo, de cuyo gobierno será embajador en México en los años 90.

Para Silvio el Peronismo no es  un movimiento de liberación nacional: “Ha llegado a representar a la burguesía argentina en general a través de una burocracia sindical y administradora del Estado. Su orgánica carece de programa y contiene a sectores rivales en conflicto. Por eso su necesidad de un caudillo que actúe como árbitro… Y siempre el Peronismo será respetuoso de los intereses imperialistas.”

Silvio y el MIR fueron en Argentina los primeros defensores de Fidel y la Revolución Cubana. Incluso antes de que entraran triunfalmente a La Habana. Pese a que toda la izquierda argentina (PC, PS, Trotskistas) consideraban al Movimiento 26 de Julio y a Fidel como “gorilas” y defendían la continuidad del “peronista” Batista.

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A fines de 1972, militando en el PRT, debía cubrir una cita, previamente establecida, para recibir un compañero que venía de Bs. As. Muy cercano a la Terminal de ómnibus, yo con el diario “La voz del Interior” bajo el brazo y el cro. que venía de Buenos Aires con Clarín en la mano. Y la pregunta de él hacia mí, sería “¿Por dónde pasa el sesenta?”. Y mi contestación sería “No soy de acá”. A la hora puntual nos encontramos y habiendo cumplido con todo el protocolo de seguridad nos encaminamos a un bar.   Me llamó la atención la edad del compañero, de unos 60 años (la mayoría de los militantes no llegábamos a los 30) y su vestimenta que era un traje cruzado y con corbata. Inmediatamente lo reconocí porque en la segunda mitad de los 60 había venido a Córdoba a dar conferencias en el auditorio de la Facultad de Arquitectura sobre Historia Argentina. Le recordé esas venidas y mi presencia en ellas y eso allanó la conversación. Flaco y alto, de hablar rápido, la charla se extendió por casi una hora.  Silvio me preguntaba de Córdoba. De cómo iba nuestra política de Comité de Bases para construir el FAS. Me preguntaba también de algunos abogados defensores de presos políticos que vivían acá como el Kuqui Curutchet y  Martín Federico. Me pidió que nos encontráramos en una casa que él tenía en Unquillo. Allí iba a estar por unos 15 días, me dio la dirección y un mapita para llegar. Nos despedimos con un abrazo y que iríamos un fin de semana.  El sábado siguiente por la mañana llegamos con el “Perro” Correa a la casa de Silvio en Unquillo. Estaba su esposa y nos invitaron a sentarnos a la sombra en el patio con  mateada y tortilla. El “Perro” Correa había sido Secretario General del gremio de Correos, tenía más ó menos la edad de Silvio, militaba en el PRT pero venía del Partido Comunista. Hablaban con Silvio del 40 y del 50 y yo abría bien las orejas para aprender de estos dos extraordinarios compañeros. Silvio estaba muy entusiasmado con los Comité de base y la construcción del FAS. Insistía en la formación de nuestros cros. y cras. y nos ofreció esa casa en Unquillo y que él vendría, para hacer escuelas de formación. Repetía que teníamos que conformar los equipos para gobernar. Nos despedimos con abrazos de mucho afecto. Lo seguimos viendo a Silvio en los encuentros del FAS. Ya era director de la revista “NUEVO HOMBRE” que impulsaba el Partido. Y semanas antes de su muerte había pedido la incorporación al PRT. El 27 de septiembre las Tres A lo secuestran de su estudio y aparece fusilado con 50 impactos en su cuerpo. Casi todos los abogados defensores de presos políticos tuvieron igual suerte. Un poco antes había pasado con otro grande: Ortega Peña, también incorporado en el último tiempo al PRT.

El nuevo activismo antiimperialista y socialista debe estudiar las ideas y posiciones de Silvio Frondizi. Será enormemente enriquecedor.

 

Desde Córdoba. 26 de septiembre. Carlos “Vasco” Orzaocoa.

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