El 15 de agosto de 1972 se produce la planificada fuga del Penal de Rawson, cárcel que la dictadura de Lanusse había elegido para confinar a lxs presxs y militantes políticos. Allí, en el sur de la Argentina, erigida en terreno aislado, de acceso único y con vigilancia especial, la posibilidad de un escape se creía imposible para los militares. Ellos -que no lxs únicxs- se rigen por la racionalidad y el posibilismo. Pero lxs presxs de Rawson no eran “racionales” (en el burdo sentido de adaptabilidad a lo que hay, al costumbrismo de lo que es) sino profundamente inconformistas. Revolucionarixs hasta la médula como quien dice. Para cambiar todo lo que debe ser cambiado y para aspirar a transformar la sociedad en todos sus aspectos. Incluso en su racionalidad.

Para unx militante en prisión, su primer objetivo, desde el primer momento era escapar.

Más de 100 militantes del PRT-ERP, Montoneros y FAR son organizadxs para llevar adelante un audaz plan que parcialmente fracasará por desinteligencias propias. Sin embargo, los máximos dirigentes lograran escapar, y otro grupo de 19 militantes, apenas retrasados para alcanzar el vuelo salvador, terminará por entregarse. Esa sola conferencia de prensa en la que deponen las armas  bastaría para avergonzar a más de unx que pretende hoy hablar en sus nombres o proclamarse herederx de su ideario. Sus palabras, su firmeza, su aplomo convierten de por sí a esa entrevista en un espejo en el que buscar reflejo. Y tener presente, fundamentalmente, que ni la entrevista, ni la fuga, ni la lucha contra la dictadura estaban aisladas del proyecto político estratégico.

¿Qué nos enseña entonces la fuga del penal de Rawson sino que nada es imposible?

(si como nos enseñó Lenin, los sueños se confrontan con la realidad para ponerse a trabajar escrupulosamente en ello)

¿Qué nos recuerda la fuga de Rawson sino que la resignación no es una opción?

(y que entonces y hoy, aquí no se rinde nadie)

¿Qué nos demuestra la fuga sino que el enemigo es artero y atroz, y brutal y sanguinario?

(y que no podemos confiar ni tantito así)

¿Qué nos lega sino asumir que la violencia del pueblo, la violencia organizada no sólo es legítima, sino imprescindible?

A 48 años de la fuga, no queremos ser nosotrxs pues, quienes ofrezcan estatuas de mármol, homenajes congelados, evocaciones nostálgicas que escinden pasado y presente. No queremos conformarnos con edulcorantes de ocasión que retratan ideales diluidos o recurren al memorial para escapar de la vergüenza actual y sentirse a salvo de sus propias claudicaciones.

Lxs fugadxs de Rawson no escapaban con la lógica primaria de salvarse de la cárcel, sino para volver lo antes posible a sus puestos de lucha. Su ideal tenía el claro norte de cambiar un sistema injusto y opresor por otro liberador y profundamente humano. No temían a decir revolución, o socialismo, o “todos los guerrilleros son nuestros compañeros”.

Los verdaderos homenajes a todxs ellxs aun están en nuestras cuentas pendientes.

Sabemos que nos resta fortalecernos y organizarnos mejor, que debemos asumir nuestras falencias actuales, porque el enemigo es artero y atroz, y brutal, y sanguinario. Tenemos claro que no nos hallarán en la resignación, ni en ninguno de sus disfraces. Estamos convencidxs de que salvo el poder todo es ilusión, y que tarde o temprano reconstruiremos el puente que nos hermana con nuestrxs revolucionarixs de los 70, para darles y darnos el mejor homenaje.

¡Por la Revolución y el Socialismo!

¡Venceremos!

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