La avanzada de los sectores antiderechos cada vez es más clara. En el caso de Argentina, han comenzado a hacerse más visibles en este último tiempo, principalmente por dos motivos: como respuesta frente a la enorme avanzada del movimiento de mujeres, lesbianas, trans, travestis, gays y no binaries; y para impedir la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral en instituciones educativas. Estas acciones son, en realidad, cristalizaciones de lo que estos sectores realmente quieren: defender este sistema capitalista y patriarcal; seguir reproduciendo relaciones de poder patriarcales donde los varones ocupan un lugar de poder sobre las mujeres y les niñes. Seguir reproduciendo el odio sobre quienes se atreven a cuestionar la masculinidad hegemónica y la heterosexualidad obligatoria.

La batalla no es sólo en el tablero nacional

Que los sectores antiderechos sean cada vez más visibles en nuestro país no se aleja de lo que ocurre en América Latina. En los últimos años, estos sectores están más organizados y presentes en la política regional. No es casual que su fortalecimiento se dé en un contexto latinoamericanoi de avanzada de la derecha más conservadora, que viene a profundizar las políticas de ajuste repercutiendo de manera directa en la vida cotidiana de la clase trabajadora, y golpean con más fuerza a las mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries.

Para poder implementar dichas políticas, los gobiernos necesitan de mano dura para reprimir a les que luchamos en su contra; así como también necesitan de discursos conservadores que den disputa en el plano ideológico. En clara sintonía con los gobiernos (principalmente con los más autoritarios del continente), han logrado avanzar en el plano legislativo, haciendo que sus principales demandas lleguen (y en muchos casos se vuelvan hechos) a la agenda política. Y también han logrado que sus principales referentes lleguen a cargos importantes.

Tal como se plantea anteriormente, esta militancia organizada en contra de los derechos de las mujeres, lesbianas, trans, travestis, gays y no binaries, arremete de manera directa contra las políticas sexuales y reproductivas, y contra la educación sexual en las escuelas. Como pasa en Argentina, a lo largo y ancho del continente se movilizan para vulnerar el derecho a la interrupción legal del embarazo, y evitar que el aborto sea ley. Pero también, se organizan bajo la consigna “con mis hijos no te metas’’ impulsada en 2016 en Perú, a partir de la cual han logrado que en muchos países como Paraguay se prohíba la educación sexual. O como ocurre en Brasil, de la mano del fascista y misógino Bolsonaro que avanza en políticas de odio hacia las disidencias y  vuelve a hablar de “el rosa para niñas y el celeste para niños” contraponiendose a la educación sexual, para preservar la familia y la desigualdad de género.

Ellos hablan de la “ideología de género” para desacreditar nuestras luchas, planteando que vamos en contra de la familia y de los roles que la naturaleza impone tanto al hombre como a la mujer. Sin embargo, nosotres seguimos insistiendo en que estos sectores no hacen más que militar en contra de nuestros derechos, de nuestras libertades, de nuestra posibilidad de elegir cómo ser, de nuestra felicidad. Son ellos quienes construyen discursos de odio, quienes vulneran los derechos de las mujeres y niñas, quienes quieren que sigamos siendo las incubadoras para la reproducción de esta sociedad inhumana que perpetúa la desigualdad. Son también quienes nos castigan por disfrutar de nuestra sexualidad, por decidir qué hacer con nuestros cuerpos. Y también los que creen que el aborto es peor que un cura abusador.

 

¿Dónde se ubican los antidecho de cara para a Octubre en Argentina?

Así como en el 2018 hubo masivas movilizaciones para conquistar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, gracias al apoyo de sectores mediáticos y de los mismos aparatos eclesiales, los  antiderechos se han convertido también en un actor de la arena política. La iglesia católica, junto a las evangélicas y militantes de la sociedad civil, hoy son parte de los sectores conservadores religiosos. Para nosotras y nosotres que bancamos en las calles la vigilia el 13 y14J y la lluvia del 8A, la mejor manera de demostrar que nuestros cuerpos importan es que los diferentes armados políticos -de cara a las elecciones 2019-, incorporen en sus plataformas al aborto legal, seguro y gratuito.

Sin embargo, ninguna de las coaliciones lleva en sus plataformas este reclamo tan sentido, a excepción del FIT-Unidad. Esto demuestra que los partidos patronales jerarquizan las alianzas con los sectores más reaccionarios por sobre los derechos de las mujeres y personas con capacidad de gestar.  Así es como, tanto el bloque de Cambiemos como el Frente de Todos, tienen entre sus filas referentes antiderechos como Victoria Morales Gorleri (C); o a Verónica Magario (FdT) intendenta de La Matanza y precandidata a vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, que aprobó el “día de las iglesias evangélicas” y creó una subsecretaría del culto (que está a cargo a un pastor evangélico) un día antes de la nueva presentación de la Ley IVE.

Mención aparte merece la mediática Amalia Granata, electa diputada provincial de Santa Fe por el armado político Frente Unite por la Vida y la Familia, que es resultado de la alianza entre sectores de las iglesias evangélicas y católicas. Este espacio, surge luego del debate del proyecto del Ley IVE en el senado, y con la llegada de la campaña “con mis hijos no te metas”, quienes no sólo se oponen a la ESI sino también al matrimonio igualitario, el divorcio, la ley de identidad de género y la entrega de anticonceptivos en instituciones de salud públicas. La importancia que puede tener este sector del electorado encuentra como ejemplo más claro el recibimiento de Granata en la Casa de Olivos por el mismo Macri, en un guiño indisimulable de Cambiemos a los sectores más conservadores de la sociedad.

Otro candidato a diputado nacional por el Partido Demócrata Cristiano, que es por demás polémico es el ginecólogo Leandro Rodríguez Lastra. El mismo fue declarado culpable por impedir la realización de un aborto legal a una joven, negando que la misma pueda decidir sobre su propio cuerpo, aun en las situaciones reconocidas en el Código Penal desde 1921.

 

Nosotras, nosotres nos organizamos y movemos de nuevo

Durante el año 2018, quienes luchamos por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y personas con capacidad de gestar hemos logrado demostrar que para seguir conquistando (y defendiendo) derechos es necesaria la unidad de acción en las calles, masificando las movilizaciones sin bajar ninguna consigna, y por supuesto los pañuelos (verdes) bien en alto. La acumulación histórica de todas y todes les que lucharon incansablemente en contra de la estructura patriarcal, de las violencias machistas y misógina, hoy nos coloca en mejores condiciones para seguir acumulando victorias.

Para nosotras y nosotres, la Educación Sexual Integral debe suponer un abordaje que reconozca las construcciones sociohistóricas y culturales que intervienen en los modos de vivir, cuidar, disfrutar, vincularse con otre y respetar el propio cuerpo. En este sentido, uno de sus objetivos fundamentales durante la niñez y adolescencia es la prevención e identificación de situaciones de abuso sexual. En Argentina, la ESI es un derecho fundamental para niñas, niños, jóvenes y adultes que transitan el sistema educativo; sin embargo, existe una alto nivel de persecución a docentes que la implementan, no sólo por parte de adultes responsables de les niñes y adolescentes, sino también por autoridades (directivos e inspectores). Lo mismo pasa con aquelles trabajadores de la salud que garantizan el acceso al aborto o a las consultorías y asesoramientos, y son perseguides y echades de sus trabajos.

Nuestra tarea fundamental es continuar luchando en contra de las violencias hacia mujeres y disidencias, seguir luchando por el aborto legal, seguro y gratuito. Por una ESI laica, científica y con perspectiva de género. Debemos apostar a la organización por la defensa de nuestros derechos y para seguir avanzando en otras conquistas. El 8 de agosto de 2018 un puñado de senadorxs encerrados en el Congreso votaron a favor de los abortos clandestinos, de la muerte y la violencia contra mujeres y personas con capacidad de gestar. Hoy las fuerzas patronales reafirman que para ellxs nuestros derechos son una prenda de cambio para congraciarse con la Iglesia católica y las iglesias evangélicas. Frente ellxs, como ayer, como siempre, seguimos de pie.

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