A una década de la caída de Lehman Brothers, que disparó el comienzo de una crisis internacional que sacudió a los países imperialistas y a los países «periféricos», los niveles de la deuda mundial se encuentran en niveles aún más altos y hay más de 700 millones de pobres. El capitalismo, un sistema que lleva a la humanidad a la miseria y a la guerra.

La titular del FMI, Cristina Lagarde, anunció que la deuda mundial -pública y privada- alcanzó los 187 billones de dólares, un 60% más que una década atrás al momento del inicio de la crisis financiera internacional. Sin embargo, otros análisis son incluso más pesimistas, como el de MGI que ubica a la deuda pública mundial superando los 200 billones de dólares, en un 289% en relación al PBI. Se trata de un récord, que sobrepasa a las cifras previas del gran estallido de 2007/8.

A su vez, los principales países imperialistas registran niveles elevadísimos de deuda: EEUU (98%), Reino Unido (283%), Francia (213%), Alemania (148%). En tanto, las estimaciones más optimistas ubican la deuda china en un 230%. Una burbuja en particular que amenaza como las subprime al mercado norteamericano es la friolera de inversiones de fondos y bancos en empresas fantasmas en China que oscila entre los 20 mil y 50 mil millones de dólares.

Para traducir estos números a un plano concreto, es decir, su impacto en la población basta observar los siguientes números: según el FMI y el Banco Mundial, hay más de 700 millones de pobres en el mundo, casi el 10 por ciento de la población mundial. Vale señalar, además, que se considera por arriba de la pobreza a las personas que reciban más de ¡2 dólares por día! por lo que la cifra es, en realidad, superior. Mientras tanto, menos del 1% tiene una riqueza equivalente al 82% de la riqueza global, según el informe de Oxfam.

En este cuadro, el gobierno de Trump desató una guerra comercial contra la UE y China, con aranceles a las importaciones, que comenzó con el arancel a la importación de acero y aluminio pero ya se extiende a productos por un equivalente a los 250.000 millones de dólares, que fueron respondidas por el gobierno chino con equivalente en impuestos y gravámenes a los productos norteamericanos. Esta política, acompañada por una suba de la tasa de intereses de la FED que atrajo a los capitales que se hacían carry trade (tomar préstamos a tasa bajas para colocarse en plazos especulativos en países dependientes) y una mega reforma impositiva, vienen alimentando un crecimiento ficticio de la economía norteamericana al tiempo que crean las condiciones para un estallido, cuyos primeros coletazos los vienen mostrando los «países emergentes» como Turquía y Argentina con la devaluación de la moneda y un salto en la fuga de capitales.

Por otro lado, la amenaza norteamericana de una intervención militar en Venezuela junto al restablecimiento de las sanciones contra Irán implicarán una dispara del precio del petroleo, como antesala a un escenario de mayor inestabilidad política internacional. A esto debe agregarse las provocaciones de Washington para provocar una nueva intervención militar en Siria contra Rusia y un eventual triunfo de Bolsonaro en Brasil que configuraría un eje imperialista-fascista junto a la Colombia del uribista Duque en América Latina. Todo esto será pagado con más hambre y sangre de trabajadorxs y pobrxs.

Frente a la barbarie y miseria del capitalismo, que no tiene ningún rostro «humano», los pueblos oprimidos del mundo debemos levantarnos para luchar por otro mundo, que ponga en cuestionamiento que la riqueza debe ser para quienes la producen y construya una alternativa de transformación social.

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