El pasado viernes 24 de agosto se desarrolló una masiva marcha encabezada por veinte espacios culturales alternativos de la ciudad de Quilmes para denunciar las políticas de hostigamiento y persecución que el gobierno de Martiniano Molina ejecuta hacia un sector que hace años construye y propone Cultura Popular. Tal es el caso del Centro Cultural Raymundo Gleyzer que permanece clausurado hace 3 meses por el intendente Molina y el Secretario de Cultura Ariel Domene, quienes no dan respuesta a los reclamos. De la misma forma, también el objetivo de la iniciativa fue denunciar las políticas de vaciamiento que hay en torno a las escuelas públicas, y en especial la EMBA, siendo esta un lugar de anudamiento de jóvenes artistas y trabajadorxs de la cultura.
La movilización del viernes 24 de agosto, en el mes del Aniversario de la Ciudad se desarrolló bajo la consigna “Quilmes es Cultura Popular” y fue impulsada por diversos sectores del campo popular que se expresaron contra las políticas antipopulares de Cambiemos.
En una masiva jornada, alrededor de 700 personas en las calles de Quilmes, entre las cuales se encontraban decenas de trabajadorxs de la cultura locales, llevaron adelante distintas expresiones artísticas que pudieron vivirse durante toda la caravana. Recorrido de poesías, teatro, candombe, percusión, exposición en vivo de la Convocatoria Gráfica “Yo defiendo el Gleyzer, yo defiendo al cultura popular” con la participación de 20 artistas visuales, y proclamaciones a favor de seguir defendiendo el arte callejero (que hoy también es foco del macrismo, intentándolo volverlo un delito en la Ciudad de Buenos Aires) fueron parte de la actividad.
Uno de los hitos que marca la lucha de los espacios culturales es la inexistencia de una reglamentación que reconozca su funcionamiento. Es por ello que el veto del proyecto de ordenanza, hace dos años, no es más que otra demostración de la falta de voluntad política y reconocimiento a los espacios alternativos que desde hace más de 15 años vienen aportando a la pluralidad de ideas y la construcción de un pensamiento crítico.
Estos espacios son llevados adelante por la juventud, desde una visión crítica muchas veces del arte hegemónico y desde la necesidad del compartir con otrxs. Es allí donde realizan sus obras, piezas artísticas, donde pueden compartirlas con otrxs por primera vez y encontrarse en el proceso creativo con nuevas experiencias. Todo esto, claro está, que no es una prioridad para la alianza Cambiemos. Y en Quilmes, Martiniano Molina es consecuente al trasladar a la perfección las políticas de ajuste a nivel nacional en el plano educativo y cultural.
Es por todo esto que entendemos la prioridad y el gran valor de la movilización popular, la visibilización en las calles y en los medios de que este gobierno mantiene clausurado el Gleyzer, que tiene 10 años de construcción, sin dar respuesta alguna, ya que las vías de diálogo están cerradas por parte de Domene y de Martiniano. Estamos confiadxs en que es en las calles y en unidad donde se podrán obtener hoy los mayores resultados.
Dicha unidad se vio reflejada en el hecho de que a la marcha convocaron espacios independientes, espacios de izquierda, como lo es el Gleyzer, hasta espacios más identificados con el kirchnerismo. Con una convocatoria común, más de cien adhesiones acompañantes, con un documento único y con mucha fuerza en las calles, contamos también con el acompañamiento de espacios sociales y políticos del distrito como son Hagamos Lo Imposible y Poder Popular. La movilización del #24A deja como enseñanza que es posible la unidad en la acción contra esta versión local del macrismo.
Como Venceremos – Partido de trabajadorxs, seguiremos apoyando este tipo de iniciativas a la vez que continuaremos apostando a la construcción de espacios culturales independientes y populares que ocupen un rol en la batalla de ideas contra este gobierno y contra este sistema de explotación. Espacios que puedan aportar herramientas organizativas para enfrentar en unidad, pero con un perfil distintivo y crítico, a las políticas neoliberales que se refuerzan también con todas las expresiones de la cultura dominante. Espacios que propongan una cultura y un arte crítico que represente los intereses de lxs de abajo y que acumulen a la inmensa tarea del cambio social.
La cultura es de los pueblos, no de los gobiernos.
Unidad para resistir, independencia para vencer.