
A un mes del asesinato de Marielle Franco, representante política de la izquierda, del PSOL, negra, mujer, que venía de las favelas, se desarrollan las calles de Brasil nuevas manifestaciones exigiendo justicia (ver:http://venceremos-arg.org/2018/04/05/militarizacion-y-resistencia/) . El proceso contra Lula, luego de una farsa judicial, protagonizada por sectores del sistema judicial que fueron parte del golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, evidenció ante el mundo la grave crisis política y democrática que atraviesa el país.
Luego de atrincherarse por dos días en la sede del Sindicato Metalúrgico en Sao Pablo, Lula se entregó a la justicia. El ex mandatario está preso desde el sábado pasado en la sede de la Policía Federal en Curitiba, capital regional de Paraná (sur de Brasil), luego de ser condenado en un claro proceso fraudulento y sin pruebas a 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero, acusado de haber recibido un departamento de la constructora OAS a cambio de favorecer a la empresa en contratos con Petrobras, al tiempo que hay pruebas de sobra de corrupción contra Temer, Aécio Neves, entre otros representantes del partido de gobierno actual.
En los alrededores del edificio de la Policía Federal donde está detenido ya se han generado distintas medidas en repudio a la resolución de la justicia federal instalándose campamentos y realizándose acciones y movilizaciones todos los días. Tanto preocupan estas movilizaciones que la Policía pidió que Lula sea trasladado a una dependencia del ejército.
Sabemos que es necesario una reacción más fuerte, por eso las organizaciones estamos construyendo un proceso de unidad democrática amplio que nos permita fortalecer la resistencia en las calles y también la denuncia internacional.
Sin lugar a dudas las jornadas del pasado viernes 6 y sábado 7 de abril van a quedar en la historia. Tras vencerse el plazo en el que Lula debía entregarse a la justicia luego de la resolución tomada por el Supremo Tribuna Federal, el ex presidente y la cúpula del PT se atrincheraron en la sede central del Sindicato Metalúrgico. En las afueras del edificio, durante dos días, una importante movilización acompañó la medida, evidenciando el enorme apoyo popular con el que aún cuenta ex líder metalúrgico, que en horas del mediodía del sábado anunció públicamente que se iba a entregar, encontrando resistencia en su propia base que no dejaba que su auto emprendiera camino al aeropuerto, para desde allí dirigirse a Curitiba.
Los sucesos de estos últimas días dejan planteadas una serie de cuestiones, sobre las que es necesario reflexionar ya que trazan perspectivas no sólo para Brasil sino para el conjunto del continente.
En primer lugar, que la movilización popular -aunque masiva- no logró tener la suficiente envergadura para revertir un fallo que a todas luces es sumamente fraudulento. Lejos de un 17 de octubre brasilero, las jornadas pusieron de manifiesto que fueron principalmente sectores organizados, con fuerte presencia, obviamente del PT pero también del Movimiento Sin Tierra, los que salieron a las calles en defensa de Lula. En ese sentido es necesario tener una mirada crítica a cierta pasividad del movimiento de masas que el mismo PT fomentó desde el gobierno (como puede decirse del kirchnerismo acá) sumado a límites concretos que tanto la gestión de Lula como la de Dilma mostraron en cuanto a conquistas populares, así como también la implicancia efectiva en casos de corrupción (más allá de la particularidad en este caso, donde la opereta montada es evidente) que erosionaron parte del apoyo popular.
En segundo punto, el lugar privilegiado de la vía institucional en la táctica del PT. Poniendo de relieve su carácter reformista y conciliador la salida mediante la movilización parece no haber estado nunca entre las opciones de la dirigencia petista. De hecho, la presión para tal salida parecía provenir más del MST y de un importante arco de organizaciones populares (a excepción del PSTU y la CST- organización hermana de la Izquierda Socialista de Argentina- que caracterizaron al encarcelamiento como parte de la lucha contra la impunidad) que en diversas declaraciones manifestaron su orientación de enfrentar en las calles al gobierno golpista de Temer.
Como expresó Guilherme Boulos, Coordinador del Movimiento Sin Techo de Brasil y candidato presidencial 2018por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) “El golpe nos demostró que no hay más espacio para una política de conciliación de clases, de los de abajo con los de arriba. Ellos han roto esa posibilidad cuando nos dieron el golpe. Los mismos sectores que han ganado con el desarrollo económico en los gobiernos del PT hoy son los que apoyan la persecución a Lula. Es necesaria entonces una política de mayor enfrentamiento. La mayor lección de este proceso es que no hay posibilidades de avanzar en derechos sociales y en conquistas democráticas sin enfrentar los privilegios de los de arriba, del 1%”. [https://www.nodal.am/
Por último, el evidente fortalecimiento de la derecha en Brasil y el espaldarazo que esto significa para las fuerzas políticas más reaccionarias y conservadoras de la región dan cuenta de manera totalmente explícita una disposición absoluta a imponer una revancha de clase sobre el conjunto del pueblo brasilero de magnitudes enormes. Lo que comenzó con el golpe institucional contra Dilma Rousseff (aún cuando su gobierno avanzara en medidas antipopulares), que siguió con la reforma laboral y el avance en políticas neoliberales,
Sin lugar a dudas, la única salida para frenar el avance reaccionario es fortalecer la organización popular y lograr enfrentar en las calles al gobierno de Temer. Por nuestra parte, más allá de las diferencias que tenemos con la dirigencia del PT y con su proyecto, es necesario continuar mostrando un apoyo internacionalista activo a la lucha del pueblo trabajador de Brasil, porque lo que esta ocurriendo allí es efectivamente una batalla del conjunto de los pueblos de nuestra América contra el imperialismo y la derecha reaccionaria. La prisión de Lula en nada genera un avance progresivo de las posibilidades del pueblo de torcer el brazo de las clases dominantes, sino todo lo contrario. Tan importante es para los sectores de poder mantener la actual correlación de fuerzas a nivel continental, que recurren incluso a la amenaza de un golpe de Estado para evitar un nuevo gobierno con base popular, aunque este no se plantee, como es el caso del PT, terminar con el orden capitalista, perocuya victoria electoral en los próximos comicios tendría un fuerte impacto a nivel latinoamericano y mundial.
