Este miércoles 4 de abril se conmemora un nuevo aniversario del asesinato del maestro Carlos Fuentealba. En Neuquén, así como en cada rincón del país se recuerda la figura del docente de barrio, del trabajador de la educación, del delegado de escuela, del afiliado activo de nuestro sindicato que fue fusilado sobre el asfalto de la Ruta Nacional 22 en medio de una larga lucha sindical que nos llevaba a los cortes después de 30 días sin respuesta del gobierno de Jorge Sobisch. Once años después, los responsables políticos aún siguen sin recibir condena legal;sin embargo, la social y política está intacta: Sobisch no puede pisar un solo espacio público sin recibir la manifestación de repudio de gran parte de la población y cada 4 de abril se llevan adelante movilizaciones masivas acompañadas de paro provincial de ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén). Este año, también ATE parara ese mismo día, haciendo aún más masiva la convocatoria.

Por entonces Jorge Sobich, socio político del actual presidente Mauricio Macri, ejecutaba premeditadamente lo que más tarde se convertiría en la nueva política de seguridad de Estado: reprimir la protesta social y disparar por la espalda a los/as trabajadores. Su principal asesor en seguridad cuando la policía reprimió y mató a Carlos Fuentealba era el actual secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco. Los responsables políticos siguen gobernando, así lo demuestra la continuidad del MPN al mando del gobierno neuquino.

Como ese día, nuevamente el mes de abril nos encuentra a los/as docentes luchando como ayer lo hizo Carlos: por nuestras condiciones de trabajo, por un salario digno y por la educación pública. Tal como hace once años, enfrentamos un largo conflicto en soledad, que comenzó con el no inicio de clases y se extiende hasta la fecha con paros semanales de 24 y 48 horas, marchas provinciales, volanteadas en los puentes carreteros y asambleas por seccional, y como nos tiene acostumbrados/as CTERA, aislados, sin el acompañamiento de medidas nacionales. Mientras tanto, el gobierno del MPN, ahora bajo la figura de Gutiérrez, se niega a darnos una respuesta y dilata el llamado a una mesa de negociación apostando al desgaste…tal como hace 11 años.

El asesinato de Carlos fue la manifestación más cruel del desprecio que el partido provincial del MPN tiene hacia los/as trabajadoras y trabajadores de la educación. ATEN fue históricamente y por décadas, el principal adversario del gobierno de turno, su democracia interna hizo imposible cualquier intento por controlar su combatividad que más de una vez incomodó al gobierno provincial. Su estatuto fundacional y su espíritu asambleario se constituyeron en un ejemplo de democracia sindical a nivel nacional, orgullo de cada uno/a de sus afiliados/as. Así lo demuestra Carlos con su ejemplo, fiel protagonista y defensor de esta democracia sindical, asumió como propia aquella decisión colectiva tomada en asamblea y se subió a la ruta aun habiendo votado en contra. Pero aquel modelo sindical, por el que dio la vida Carlos, hoy peligra por una lenta y gradual política de burocratización que lleva adelante la actual conducción provincial mediante la imposición de un nuevo estatuto sindical, el incremento de la planta de rentados políticos, y convirtiéndose en el principal colaborador del gobierno ante el avance de las reformas educativas en marcha.

La memoria de Carlos está y estará presente en cada una de las luchas, por la educación pública, por nuestros derechos como trabajadores/as de la educación, por un sindicato democrático e independiente frente a cualquier gobierno de turno. Este 4 de abril, comenzaremos homenajeando a Carlos en Arroyito, a 20 km de la capital neuquina, donde fue asesinado por el policía Darío Poblete. Al calor del reclamo de justicia y cárcel a los responsables políticos empezará una nueva jornada de lucha con un conmovedor acto que culminará en las calles neuquinas al grito de Carlos presente.

 

 

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