Ayer finalizó la visita del Secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson a nuestro país. La misma dejó tras de sí promesas comerciales, acuerdos para nuevas ofensivas diplomáticas contra Venezuela y reforzamiento en la cooperación en términos de fuerzas represivas.

La visita por segunda vez en seis meses de un alto funcionario norteamericano a nuestro país pone de manifiesto la relevancia que tiene para el principal gendarme del mundo el gobierno de Mauricio Macri en la región. Esta es la segunda gira del gabinete de Donald Trump por América Latina (la primera fue en agosto a cargo del vicepresidente Mike Pence) y solo Argentina y Colombia formaron parte de ambas. Mientras el último ha sido un histórico aliado de las distintas administraciones de la Casa Blanca, recibiendo financiamiento para la puesta en marcha de un verdadero terrorismo de estado bajo la apariencia de una democracia, Argentina comienza a perfilarse como un baluarte fundamental para el desarrollo de los planes de la administración Trump.
El mismo Tillerson no ahorró halagos en una conferencia previa al inicio de su gira en la Universidad de Austin (Texas), destacando las reformas iniciadas por el gobierno de Macri, las que desde su perspectiva están favoreciendo el crecimiento de la economía y su apertura al mundo. En esa misma instancia, se mostró entusiasmado en que este sea el camino tomado por otros gobiernos de la región. Evidentemente lo que entusiasma al Departamento de Estado es que se generen mejores condiciones para los dividendos de las multinacionales. Afirmar que las medidas tomadas por el gobierno de Cambiemos son el camino hacia el desarrollo y la prosperidad, sea dicho en Texas o en cualquier otra parte del mundo no puede ser más que una afirmación cínica o un chiste de mal gusto.
En la misma línea, ya en nuestro país y en su encuentro con el canciller Jorge Faurie, el funcionario norteamericano destacó el liderazgo asumido por Argentina en la región. Tal como hemos dicho en otras oportunidades, el gobierno de Cambiemos, ahora con la bendición oficial del imperialismo yanqui, es la punta de lanza para el avance y consolidación de la derecha en nuestro continente.
Justamente, un punto central en la agenda tratada en estos días fueron los tipos de sanciones a implementar contra Venezuela. Si la gira de agosto encabezada por Pence estuvo signada por los rumores de posibles intervenciones armadas en el país bolivariano, tras el triunfo chavista que derivó en la realización de la Asamblea Constituyente, la diplomacia estadounidense está buscando poner en funcionamiento otra táctica donde ocupa un lugar central afectar la comercialización de petróleo. Para que sea efectiva ve en Macri el principal referente capaz de influir en la posición del resto de los jefes de estado regionales. La resolución de la situación de Venezuela es importante también de cara a las elecciones de medio término que tendrá que afrontar Trump en noviembre, pero previo a esto se habrán realizado las elecciones presidenciales en Venezuela (que tendrán lugar durante el primer cuatrimestre del año), las que sin lugar a dudas constituirán un momento de extrema tensión en la región.
Otro de los puntos centrales fue la construcción de una agenda bilateral en términos de defensa y comerciales. Respecto al primer aspecto, se plantea una mayor cooperación de cara a la reunión del G-20 que será el 30 de noviembre y el 1 de diciembre en nuestro país. La presencia de Donald Trump durante esos días motiva una mayor coordinación, cuyas posibles repercusiones se verán reflejadas en un aumento de la represión a la protesta social a medida que se vaya acercando la fecha. Sin ir más lejos, el comando unificado entre la gendarmería, la policía federal y de la ciudad de cara a la cumbre de la OMC en diciembre del año pasado, que mostró un despliegue de película por las calles del centro y que luego protagonizó las represiones del 13, 14 y 18 de ese mes, no fue más que una suerte de “ensayo” de cara al evento de este año. En el mismo punto, se destaca el acuerdo “anti-terrorista” alcanzado durante la visita que -aunque supuestamente centrado en el grupo libanés Hezbollah- constituye un paso más en la injerencia que tendrá el Departamento de Estado en nuestro país en la política represiva hacia el conjunto del pueblo.
Respecto a las relaciones comerciales, sin respuestas contundentes, el funcionario estadounidense se comprometió a que se flexibilicen las condiciones para la exportación de frutas, carnes y algunos productos industriales argentinos, al tiempo que planteó el interés de que se abra la importación a carne de cerdo proveniente de Estados Unidos.
Pero la gira de Tillerson también estuvo marcada por una clara búsqueda de reafirmar la dominación yanqui sobre lo que entienden como su “patio trasero”. En ese sentido estuvo latente la preocupación por la influencia rusa y china en la región. En tiempos de crisis las disputas imperialistas por los mercados se agudizan y esta no es la excepción. Un aspecto central en este punto es el interés señalado explícitamente en esta ocasión de que haya mayor “colaboración” en la explotación de recursos que están siendo supuestamente sub explotados en nuestro país, tales como el petróleo. De esto Tillerson sabe, ya que fue CEO de la compañía Exxon durante años, lo que le valió su pasaporte a la Casa Blanca. Sin lugar a dudas el saqueo de nuestros recursos es parte de la agenda a mediano plazo, y el gobierno de Cambiemos va a abrirle las puertas de par en par para que lo lleven adelante.
La gira del Secretario de Estado continúa por Perú, Colombia y finaliza en Jamaica. Las próximas paradas en América Latina serán para seguir acomodando fichas en la ofensiva contra el chavismo.
Claramente, el imperialismo se ve envalentonado para una nueva ofensiva en la región de la mano de los gobiernos neoliberales que vienen ganando terreno. Es la resistencia popular la única que le va a poner freno, tanto a la injerencia extranjera como a los planes de ajuste que se están buscando imponer.

¡La lucha contra el imperialismo y contra la derecha latinoamericana es una sola!
¡Fuera yanquis de América Latina!

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