El movimiento de mujeres y disidencias sexuales ha tomado en los últimos años un gran protagonismo y se ha convertido en un dinamizador de la política nacional. Cada vez somos más mujeres y disidentes que salimos a las calles exigiendo por nuestros derechos, pero también por un cambio de raíz.
Nuestro grito por una vida libre de violencias se hizo cada vez más fuerte. Luego de los emblemáticos femicidios de Chiara Páez y Lucía Pérez, decenas de miles de mujeres y disidencias salimos a las calles de todo el país y América Latina, cada 3 de junio, como también el 19 de octubre de 2016 y este año protagonizamos el primer Paro Internacional de Mujeres.
Cada vez somos más las que nos organizamos cada 8 de marzo, los 25 de noviembre y quienes nos congregamos el fin de semana largo de octubre, en alguna ciudad del país en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres.
Lejos de ser una “moda” de hoy, el movimiento de mujeres y disidencias sexuales de nuestro país, tiene más de cuatro décadas de historia y lucha fuerte. Es por eso que no empezamos desde cero, sino que recuperamos la historia de aquellas y aquellxs que han entregado su vida, en la lucha no sólo por nuestros derechos, sino también para hacer caer el héteropatriarcado junto con el capitalismo. Y estas raíces también se hermanan con las valientes luchas de las mujeres latinoamericanas, de los pueblos del Abya Yala, retomando el ejemplo de las pioneras combativas del comunismo en la Revolución Rusa junto con la valentía política de las mujeres kurdas que hoy ponen su cuerpo al frente de la resistencia.
Por eso el Encuentro Nacional de Mujeres se vuelven central, para hermanar nuestras experiencias en todo el continente y el mundo. Para aprender de las luchas y también trazar lazos rojos de hermandad. Para pensar nuevas estrategias en todo el continente que nos ayuden a dar pasos más fuertes en la pelea por nuestros derechos, por nuestra vida.
Hacia el 32° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM)
Resistencia- Chaco será sede del XXXII ENM los días 14, 15 y 16 de octubre. Este espacio comenzó en 1986 con la participación de mil mujeres de todo el continente y hoy ya nuclea a decenas de miles que durante 3 días toman alguna ciudad del país para poner en jaque todo.
En esta coyuntura de ajuste y avanzada en contra de nuestros derechos, esta instancia se vuelve central para exigir al Estado y a los gobiernos de turno, lo que nos corresponde. El ajuste siempre recae más fuerte sobre las mujeres y las disidencias sexuales de nuestra clase.
A su vez, sigue vigente la histórica exigencia de un Estado laico, la separación de la Iglesia y del Estado, que sigue decidiendo por nosotras. Cuando no nos disciplinan así, las fuerzas nos reprimen, la justicia nos criminaliza y los medios nos estigmatizan.
Este ENM debe tener como protagonistas las luchas de las compañeras trabajadoras, precarizadas, estudiantes que también son hoy las protagonistas en la escena nacional de las más importantes resistencias. También es necesario que sigamos avanzando para garantizar la continuidad de la participación de las compañeras travestis y trans, que han sido cuestionadas nuevamente por diversos sectores de la Comisión Organizadora del ENM. El feminismo también debe ser disidente, y debe reconocer que el patriarcado tiene por objeto también la opresión de las disidencias sexuales justamente por esa especificidad.
Debemos llevar a cada taller los debates que el poder intenta callar. Ir por las que no están, por las muertas por femicidios, transfemicidios y travesticidios. Por las que mata el Estado con los abortos clandestinos, por las que desaparecieron en manos de las redes de trata, para denunciar la complicidad estatal, política y policial, por las que desaparecen y reaparecen gracias a la lucha, por las que son empujadas a prostituirse como única alternativa. Por las travas que no tienen un expectativa de vida mayor a los 35 años, por las cientos de miles precarizadas y desocupadas.
Vamos por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, por el derecho a vivir una sexualidad placentera, como queremos, sin que sea objeto de violencia ni parte de la cultura de la violación.
Exijamos en un sólo grito nuestro derecho al trabajo digno, a la salud, a la vivienda, a una vida plena. Copemos las calles. Salgamos el domingo con toda la rabia organizada, para pasar por la gobernación y la catedral a denunciar sus responsabilidades. Pero organizadas, porque este gobierno también reprime a las que luchan, por eso debemos retomar los métodos de cuidado de nuestra clase que bien conocemos.
El ENM es un evento de gran masividad, único en el mundo. Cuenta con la participación de decenas de miles de compañeras provenientes de las más diversas experiencias y tradiciones, de los distintos puntos del país y de otras partes del mundo. A la vez, se trata de un evento altamente politizado, que se encuentra atravesado por los debates más importantes del feminismo y de la sociedad en general, por lo tanto se ha convertido en un escenario de interés para todas las expresiones políticas. En este sentido, será tarea de las organizaciones de izquierda y del campo popular, de las organizaciones feministas que plantean el anticapitalismo y de las compañeras que se sientan interpeladas por estas perspectivas, intervenir y disputar, con la convicción de que tenemos motivos de sobra para hacer oír las voces de nuestro pueblo.
Vamos por las que no están, por las que sufren a diario lo más crudo de la violencia hétero-patriarcal y el capitalismo. Vamos, para mostrar nuestras resistencias, nuestras luchas, nuestros pasos. A mostrar todo lo que somos capaces de hacer cuando nos organizamos.
¡Adelante compañeras, con todas las fuerzas de la historia!
Porque eso es lo que estamos haciendo, historia.