
Los encuentros convocados en el Sutna y la Asociación de Abogados Laboralistas, cada uno con sus características, abren la posibilidad de avanzar en la coordinación de las luchas dispersas para dar la pelea contra la reforma laboral que no se ganará si no es con un marco de alianzas amplio que incluya a todos los sectores políticos y sociales dispuestos a enfrentarla.
«Nada debe desalentarnos, nada debe dividirnos, nada debe desesperarnos”
La voz del Gringo Tosco resuena con total vigencia en un contexto como el actual, de ofensiva del empresariado con apoyo explícito del gobierno, de una vergonzosa tregua de la burocracia sindical y, a su vez, de dispersión de las fuerzas del campo obrero y popular. Luego de la secuencia de movilizaciones de marzo, con cientos de miles en las calles, en donde sobresalió la del 7 por la categórica reacción de las bases exigiendo el paro general a la CGT; luego de la contundente huelga del 6 de abril; y luego de la movilización del 22 de agosto, la burocracia sindical eligió eludir su propia convocatoria al Confederal que, en palabras de Juan Carlos Schmid, definiría un paro general. Como era previsible, eligió transar con el gobierno la reforma laboral «a la argentina», esto es insinuando como un triunfo parcial que tal reforma no se llevaría a cabo a través de un paquete de leyes como sucedió en Brasil y que por lo tanto la misma no sería «tan» drástica.
Lo cierto es que, como el futuro, la reforma ya llegó hace rato. A las paritarias a la baja con una inflación creciente, el avance en la flexibilización laboral y los cientos de miles de despidos que la propia CGT dejó pasar -cuando ni siquiera hizo ninguna medida frente al veto presidencial a la ley anti-despidos aprobada en el Congreso-, se suman los ataques a las conquistas más importantes de la clase trabajadora de nuestro país: los convenios colectivos. El hecho de que el avance sea sector por sector no hace más que profundizar la dispersión de las luchas.
Este panorama que aparece como desolador hay que enfrentarlo con la convicción, decisión y unidad de la que hablaba Agustín Tosco: hay que trabajar pacientemente por la unidad de quienes estén dispuestos a salir a las calles a luchar ya que para enfrentar una avanzada como la reforma laboral necesitamos golpear con toda la fuerza posible.
En este contexto, en donde la conducción de la CGT especula con el calendario electoral en la mano y deposita todas las expectativas en las urnas o en la capacidad de rosca con funcionarios, es imprescindible promover un reagrupamiento de sectores combativos y de lucha del movimiento obrero y los sectores populares y, al mismo tiempo, instar a conformar ámbitos de lucha de manera unitaria con todos aquellos dispuestos a salir a la calle a enfrentar los ataques que sufre la clase trabajadora.
En ese camino, la convocatoria surgida de la Asamblea del SUTNA es importante y no debe reducirse el debate a una acción concreta, sino a la posibilidad de establecer instancias que, con protagonismo de base, puedan tender puentes con otras experiencias de organización sindical para desarrollar acciones comunes en los puntos que existan acuerdos. Es un problema que en estos espacios se reduzca el debate a movilizaciones que puedan leerse en clave proselitista, cuando de lo que se trata en un contexto como el actual es de unificar las luchas para resistir la avanzada patronal. Luego de las movilizaciones masivas, con cientos de miles de personas en las calles, no podemos volver atrás y realizar acciones sostenidas únicamente por el activismo militante.
En ese marco, cobra sentido la convocatoria de la Asociación de Abogados Laboralistas a modo de continuidad de la reunión realizada en el Hotel Bauen meses atrás. Ese fue un espacio novedoso y que permite articular a una serie de sindicatos y comisiones internas de diferente perfil y tradición.
La tarea de enfrentar y derrotar la reforma laboral es titánica. Es por eso que el único camino posible es apostar a la unidad de acción a pesar de las diferencias. Unidad, desde luego, que no debe ser para la rosca sino para salir a la calle a pelear.
¡La más amplia unidad en las calles para enfrentar la reforma laboral!
¡Independencia de clase para construir un nuevo sindicalismo!
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NO A LOS DESPIDOS EN LA INDUSTRIA DEL CALZADO
En 3 meses, Extreme Gear, fábrica de calzado Adidas, pasó de tener 600 trabajadores/as a un poco más de 350. La avanzada sigue y es probable que para fines de octubre la patronal resuelva el cierre definitivo de la planta, dejando a cientos de familias en la calle.
Extreme Gear es una fábrica de calzado ubicada en el barrio 9 de Abril de Esteban Echeverría, propiedad de Gustavo Moreno. La producción es a demanda, preponderantemente de Adidas, pero también de New Balance en pequeñas cantidades. Tanto es así, que en los últimos años la planta fue reacondicionada a los requerimientos de la multinacional.
A comienzos de este año, la demanda de Adidas, que representaba el 90% de la producción, comenzó a bajar, cayendo de 200.000 pares mensuales a 60.000 actualmente. La cuenta es fácil para el empresario: si el número final no da “hay que sacarse de encima a los laburantes”. Las y los trabajadores terminamos siendo la variable de ajuste para que los patrones no reduzcan sus ganancias.
A principios de agosto fueron despedidos 100 trabajadores/as y a las semanas siguientes se impidió que pase lo mismo con otros 35 a cambio de que las y los trabajadores resignen el premio por producción; una extorsión perversa. Sin embargo, y a pesar de esta concesión que las y los laburantes hicieron, a principios de septiembre dieron de baja por retiro voluntario a 124 trabajadores/as y, más tarde, a otros/as 60. En este mismo momento, al cierre de esta edición, se está dejando en la calle a 50 compañeros y compañeras más.
La fábrica se encuentra en una especie de conciliación obligatoria indefinida en la que Extreme Gear, el ministerio y el gremio van negociando y escalonando los despidos. UTICRA, el sindicato de los trabajadores del calzado, jugó desde un principio a favor de la patronal, promoviendo que se acepten las indemnizaciones y desalentando constantemente la lucha. Puso paños fríos en el momento que las y los trabajadores quisieron salir a pelear y no generó ningún ámbito en el que pudieran decidir colectivamente cómo avanzar. Lograron con ello un clima de temor e incertidumbre en la fábrica, contexto propicio para que la empresa haga y deshaga a su antojo. Una vez más, los empresarios salvan su economía dejando en la calle trabajadores, mientras los representantes gremiales nos entregan atados de pies y manos.
La misma suerte están corriendo las y los trabajadores de otras fábricas que también producen para Adidas en Chivilcoy (pasó en este año de tener 1.200 trabajadores/as a 740), en Coronel Suárez (de 2.500 a 1.900) y en Lanús.
En la primera tanda de despidos en la planta de Monte Grande los trabajadores y trabajadoras tuvieron un buen reflejo y salieron a cortar Camino de Cintura por algunas horas, poniendo el pecho a la situación; mientras que los representantes de UTICRA hicieron visita de médico, pidiendo siempre que se levante el corte, metiendo miedo a las y los trabajadores por las represalias que podían llegar a tener y esquivando cámaras y medios. Sin duda, esta actitud entregadora y propatronal del gremio hizo efecto sobre el colectivo de laburantes, logrando que no salgan más ni tomen medidas por temor a perder la indemnización. A este punto llega la miseria de los dirigentes de UTICRA, que mienten a sus trabajadores/as aprovechándose de la desinformación de las y los compañeros, diciendo que “si seguían tomando medidas no les iban a pagar la indemnización.”
Una salida en la lucha
El tiempo corre y la situación de las y los trabajadores de Extreme Gear se agrava. Es fundamental, en este momento, que las y los laburantes construyan una asamblea de fábrica y discutan qué medidas pueden tomar. El panorama no es bueno y, sin dudas, la única forma de revertir la situación es con las y los trabajadores organizados al interior de la planta, como se ha demostrado en otros casos, como el de los obreros de Cresta Roja. El objetivo debe ser, sin dudas, ganar confianza y fuerzas para construir una salida de lucha que garantice, ante todo, la continuidad de los puestos de trabajo.
¡TODO NUESTRO APOYO A LAS Y LOS TRABAJADORES DE EXTREME GEAR!
¡BASTA DE DESPIDOS!
¡POR UN SINDICATO AL SERVICIO DE LAS Y LOS TRABAJADORES!