De la Sota-Schiaretti, una sociedad utilitaria.
Unión por Córdoba fue el sello que en las elecciones del año 1998 logró quebrar la hegemonía radical y acceder al gobierno provincial. Desde el año 1999 alternan en el poder José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, los socios mayores en el armado político del PJ y organizaciones satélites.
En casi 20 años de poder ininterrumpido, la fórmula ha logrado campear crisis económicas y políticas como las de 2001, viendo peligrar su poder con las denuncias de corrupción de Luis Juez y su posterior candidatura. Han superado la asfixia económica en épocas del kirchnerismo, sortearon importantes crisis de la Institución Policial, como lo fueron el llamado narco-escándalo y el motín policial que habilitó los saqueos de diciembre de 2013.
Pero recién en 2019 tendrán una parada realmente difícil: sostener el poder provincial que Cambiemos intentará arrebatarles con el impulso de la “ola amarilla”.
Este panorama exige al PJ una nueva estrategia a poner en marcha que se observa en acciones a cuentagotas, pero que es parte de un plan que ya está en movimiento.

A cada objetivo, una estrategia diferente.
En los últimos meses han girado rumores de un aparente enfrentamiento entre los líderes de Unión por Córdoba. Los primeros forcejeos internos comenzaron cuando Schiaretti pretendía dejar el delasotismo fuera de los lugares expectables en la lista de diputados nacionales para las elecciones de 2017, negociando recién un cuarto lugar en la lista para Daniel Passerini, el delfín delasotista.
Con un magro resultado en esas elecciones, Passerini quedó fuera de la Cámara de Diputados Nacional.
Sin embargo, el impacto mayor de estos reacomodos se plasmó cuando Schiaretti rearmó su gabinete provincial. Dejó afuera del reparto de Ministerios a los funcionarios de peso del delasotismo y entregó importantes lugares a ex – kirchneristas que se sumaron a último momento a la estructura del PJ provincial.
Del otro lado de la trinchera, fue De la Sota quien dio la orden a su tropa de rechazar la reforma previsional de Macri en diciembre, mientras Schiaretti garantizaba la aprobación de la misma con los votos de la “Liga de Gobernadores”. Otro gesto político se vio cuando el presidente Macri anunciaba el mega Decreto de Necesidad y Urgencia, mientras Schiaretti publicaba una foto del encuentro que ese mismo día había tenido con el mandatario y la Legislatura cordobesa aprobaba una declaración de repudio al mega decreto.
Es importante pensar que pese a todos estos elementos de confrontación, este aparente enfrentamiento no es más que un tironeo interno que no llevará a una ruptura real. Se trata más bien de una estrategia que contempla objetivos distintos para cada uno:

-De la Sota apuesta a un espacio en alguna candidatura nacional y para eso necesita mostrarse como un opositor a Macri. A la hora de una negociación nacional en el PJ, no puede mostrarse sin conducir el aparato del PJ local. Y si Unión por Córdoba derrota a Cambiemos en la provincia “donde empezó el cambio” la cotización nacional irá en aumento.
-Schiaretti, en cambio, necesita realizar una buena gestión para sostener sus chances de repetir en la provincia. Para eso necesita de fondos nacionales con el objeto de financiar los déficits provinciales y el alto endeudamiento al que ha llegado, profundizado por la deuda tomada para realizar los faraónicos planes de obras que ha lanzado.
Como contrapartida tiene para ofrecer al macrismo los votos en las cámaras de Diputados y Senadores que responden a la “Liga de Gobernadores”: Urtubey (Salta), Verna (La Pampa), Bertone (Tierra del Fuego), Bordet (Entre Ríos) Juan Manzur (Tucumán), Lucía Corpacci (Catamarca), Domingo Peppo (Chaco), Omar Gutiérrez (Neuquén) y Alberto Weretilneck (Río Negro), sumado a estos, claro está, el propio Schiaretti.
La estrategia de este último, a corto plazo, es frenar la sangría de dirigentes que se han acercado a la mesa de unidad del PJ bonaerense desde donde traccionan gobernadores como Sergio Uñac (San Juan) y Peppo (Chaco). Por otro lado, ha comenzado a abrirles las puertas en el plano provincial a todas las fuerzas K con la expectativa de generar un “frente anti-Cambiemos” para 2019.
A su vez es un rumor a voces que la Liga de Gobernadores ha explicitado a Cambiemos la posibilidad de separar al máximo posible las elecciones provinciales de las nacionales para evitar el arrastre de votos de Macri.
En donde puede visualizarse una disputa por las candidaturas entre ambos sectores es en aquellas vinculadas a la Municipalidad de Córdoba Capital, donde el delasotismo ya lanzó la formula Daniel Passerini-Natalia De la Sota, mientras que el schiarettismo viene apostando desde hace varios años (con poco éxito) a la instalación de Alejandra Vigo (esposa del gobernador) como aspirante al Palacio 6 de Julio. El PJ se reacomoda con miras a 2019, intentando frenar la oleada amarilla en Córdoba, provincia que le ha dado los mayores éxitos electorales al macrismo.

¿Por qué ganó Cambiemos?
El fenómeno de Cambiemos en Córdoba es un tema de análisis de todas las fuerzas políticas y contiene varias aristas. En primer lugar no es un dato menor remarcar que en las PASO presidenciales de 2015, el triunfo electoral en la provincia fue de la fórmula De la Sota con un 39% contra un 33% de Macri. Al no superar las PASO se dio un corrimiento natural de votos, por el perfil de votante que se disputan.
Uno de los sectores que giró su voto del delasotismo al macrismo fue el de las ciudades y pueblos del interior cordobés que dependen fuertemente de la agricultura. Luego de muchos años de enfrentamiento con la propuesta K, aún cuando la levantaron en pala durante doce años, los sojeros y todos los que viven alrededor de esa producción, se vieron tentados por las promesas de eliminación de las retenciones a la exportación.
Por otro lado, el discurso del macrismo tuvo éxito en un sector de trabajadores/as calificados/as donde penetró el mensaje meritocrático acerca de que los trabajadores y trabajadoras que más ganaban mantenían a los planes sociales, la Asignación Universal por Hijo, etc. Estos sectores que tradicionalmente votaron al peronismo, en las últimas elecciones votaron a Macri.
Por otro lado no es menor, en la disputa del sentido común, el juego que el kirchnerismo hizo con Córdoba mientras fue gobierno. Durante la década de gobierno K a nivel nacional, el kirchnerismo local nunca pudo acomodarse en la provincia para ser un actor real. No funcionaron las primeras alianzas con el juecismo, con Pichi Campana, con el PJ provincial. Tampoco funcionó el experimento de Carolina Scotto (que renunció luego de meses como Diputada). Y durante años tanto Néstor como Cristina presionaron a través del no envío de fondos de coparticipación, aspecto notorio tanto en lo que hace en las obras de infraestructura como en el sostenimiento de la caja de jubilaciones provincial.
En ese marco el PJ local forjó un discurso donde la discriminación a Córdoba por parte del kirchnerismo logró anclarse en un sentido común localista y anti-kirchnerista.

La Córdoba que duele.
Luego de casi 20 años de gobiernos peronistas en la provincia, la situación social en Córdoba sigue siendo angustiante. Mientras los empresarios han hecho negocios redondos con el agronegocio, con la obra pública, con el negocio inmobiliario, los y las trabajadoras hemos visto cómo la vida se ha precarizado día a día.
Habiendo gobernado 20 años no han solucionado ninguno de los problemas del pueblo. Aunque maquillen las estadísticas oficiales para acompasar los índices de pobreza a la media nacional (30%), las mediciones privadas siguen marcando que el 40% por ciento de la población en Córdoba es pobre y que la indigencia llega al 10,8 % por ciento.Por otro lado el déficit de trabajo y vivienda es cada vez más profundo, con alquileres que consumen más del 40% del salario de un/a trabajador/a registrado/a.
Ante el agravamiento de esta situación, se vuelve cada vez más urgente poner en pie una alternativa política de los y las trabajadoras que ponga en agenda cada uno de estos derechos vulnerados. Una alternativa política anticapitalista, antipatriarcal y por el socialismo.

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