Con su fallecimiento este 20 de noviembre de 2022, a los 93 años, Hebe se transforma definitivamente en un símbolo. Para lxs miles y miles que desde la izquierda seguimos luchando por la superación definitiva de este sistema de hambre y muerte que es el capitalismo, Hebe representa la confrontación contra la dictadura cívico-militar y, durante muchos años, también contra el poder, contra el sistema, contra el Estado burgués que lo apuntala.
Hoy es recordada por muchxs. Por amplios sectores del pueblo que compartieron de conjunto o en parte un ideario revolucionario. Por quienes durante los 90 encontramos en Hebe un símbolo de lucha inclaudicable, una voz rebelde y antisistema en medio del páramo de la derrota política e ideológica posdictadura; una voz que confrontaba con las consecuencias de la aniquilación física de lxs 30.000 pero también que cuestionaba el abandono de la perspectiva de poder para el pueblo y la clase trabajadora, del socialismo; una voz que polemizaba con quienes renegaron y reniegan de la lucha revolucionaria. Una voz que nos orientó a quienes sosteníamos -entonces con ella y seguimos sosteniendo hoy- que la deuda externa no debe pagarse. Hebe fue un llamado a salir a las calles contra las leyes de impunidad, para militar los escraches a genocidas y también para echar a un gobierno represor, como en 2001. Lógicamente, no son los mismos aspectos de Hebe que reivindican quienes también la recuerdan hoy desde sus sillones de funcionarixs, administradorxs de la miseria planificada de este sistema, quienes nada tienen que ver con esta historia de lucha.
Su itinerario político la encontró, luego, adhiriendo al gobierno peronista durante el kirchnerismo, e integrada al Estado. Algo que muchxs vivimos como una dura derrota política, pero que, así y todo, no puede borrar su larga y enorme historia de lucha.
Independientemente de esta etapa, la figura de Hebe seguirá siendo imprescindible para quienes reivindicamos en ella y en todas las Madres de la Plaza la resistencia abnegada y el coraje para confrontar contra una dictadura genocida, para enfrentar en las calles a los gobiernos y su aparato represivo.