La vicepresidenta, CFK, participó de un “plenario” de la CTA-T dirigida por Hugo Yasky. Ante un auditorio donde sobraban aplaudidores y dirigentes obsecuentes, pero faltaban delegadxs de base, Cristina Fernández utilizó a la concurrencia como público para acicatear a sectores que sirven de base de sustentación del “albertismo”. En su alocución no faltaron críticas a las organizaciones piqueteras, más allá del Movimiento Evita. Sí estuvieron ausentes, en cambio, definiciones sobre el comercio exterior o cómo frenar una inflación que llevó la canasta básica a casi 100 mil pesos. Chicanas, comentarios de panelista, posiciones macartistas y poca perspectiva de salida para la crisis.  

Como parte del reacomodo de fuerzas de cara a las elecciones del 2023, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) salió a confrontar con un enemigo interno, como el Movimiento Evita. Esto, con el objetivo de disputar recursos para intendentes y gobernadores más proclives a un acuerdo en el toma y daca en su estrategia de hegemonizar el PJ.

La preocupación por las condiciones laborales de la clase trabajadora es un mito; la creación del empleo, una quimera condicionada por la estrategia extractivista. La burguesía nacional ha producido un fracaso con la profundización de la pobreza, la exclusión social, la precarización laboral y desigualdad social reinante. Este escenario es una demostración de la profunda incapacidad de la burguesía argentina como organizadora de la vida social en nuestro país, algo extrapolable al mundo. Estamos al borde del colapso ambiental y la perspectiva de una guerra mundial prolongada de baja intensidad es cada día más probable.

Volviendo a las declaraciones de CFK, necesitamos hacer memoria sobre el momento durante su mandato donde los programas sociales estaban dirigidos principalmente a la contratación de mano de obra por parte de los municipios. La lógica de los programas sociales del kirchnerismo era/ es la sustitución de trabajadores/as de planta, con derechos reconocidos históricamente, por la contraprestación de programas con monotributistas. El Estado se ahorra millones de pesos en la contratación de laburantes. Los primeros planes de lucha en ese periodo estuvieron direccionados al reconocimiento formal de lxs compañerxs que desempañaban tareas para los municipios, o combatir la arbitrariedad de los punteros municipales a la hora de confeccionar las listas de ingresos. La lucha giraba en torno a la conquista de derechos por parte de lxs trabajadorxs, principalmente su estabilidad laboral o la continuidad de los programas. Y por otro lado, la independencia de crear nuestras propias fuentes de empleo en sectores populares donde el Estado no llega hace muchos años.

A partir de la separación del Movimiento Evita del kirchnerismo, esta disputa se renueva constantemente. Esta última tiene más repercusiones por la interna feroz que dentro del Frente de Todos, que no deja de ser una disputa de aparato. El Evita como un aparato territorial que maneja discrecionalmente los recursos del Estado y el kirchnerismo que necesita de la caja para construir hegemonía a través de  los intendentes.

 

No hay “buenos y malos” en esta disputa

La estrategia de los medios de comunicación, según el lado en que se posicionan, intenta dejar bien parada alguna de las dos partes. Por un lado se habla del “trabajo comunitario del Movimiento Evita” y los movimientos sociales aliados al Frente de Todos durante la pandemia, sin criticar no solo la discrecionalidad del manejo de los recursos sino el rol conciliador que vienen jugando frente al proyecto político de la burguesía. Su principal papel es apaciguar las aguas mientras la burguesía acumula cada día más descaradamente, como un ave de rapiña. El resultado está a la vista, la política no es una cuestión de discursos e intenciones. Es la lucha cotidiana frente a los poderes concentrados, y en ese campo vienen perdiendo por goleada. De hecho fueron uno de los interlocutores privilegiados por el macrismo a la hora de profundizar la bajada de programas sociales al territorio. Su estrategia de acumulación política siempre estuvo ligada a los sectores del peronismo más institucionalizado, pasando por Néstor, Cristina, Massa, Randazzo y, en esta oportunidad, Alberto Fernández.

Del otro lado, la retórica kirchnerista intenta volver a construir un mito de defensa de los intereses populares como forma de despegarse de la catástrofe que vienen perpetrando desde este gobierno… como si no fueran responsables políticos del mismo. Al inicio del gobierno se ponía como alternativa esta jugada de desgaste al gobierno desde el kirchnerismo, si se las veían mal… y así lo están haciendo. La frase que sostiene que el peronismo es derechos para los trabajadores está muy deslucida frente a la firma del acuerdo con el FMI, ante la escasa ayuda repartida durante la pandemia en relación a la acumulación de ganancias de los sectores concentrados de la economía y el avance progresivo de la precarización laboral que se consolida. La principal fuente de creación de empleo sigue siendo el trabajo precario monotributista. O nos volvimos más creativos e independientes en estos años, o nos están vendiendo un buzón frente al abaratamiento de la mano de obra. Está a las claras que el modelo extractivista también opera sobre nuestras condiciones de vida y no solo sobre el territorio.

 

Una tendencia en alza a la exclusión

Desde hace años venimos estudiando la tendencia al aumento de la llamada “población sobrante para el capital”, es decir para este sistema; el proyecto burgués genera cada vez más población económicamente activa que no tiene lugar en el mercado formal. Es más, desarrollan su vida fuera del mercado tradicional que reivindica el peronismo, haciendo referencia a una supuesta época dorada. Esta tendencia es la consolidación de un proyecto burgués que propone la descomposición social como forma de acumulación frente a la caída tendencial de la ganancia y como proyecto de destrucción de las tradicionales organizaciones obreras. Es por esto que reivindicamos la construcción de una estrategia independiente del Estado y los proyectos capitalistas, a partir de las experiencias de las organizaciones sociales con una perspectiva anticapitalista, antiimperialista y feminista. Nuestra clase adquiere diversas formas de organización frente al desarrollo de los proyectos de la burguesía y en esa pelea va conformando los gérmenes para una pelea  de largo aliento. La construcción de una estrategia revolucionaria va de la mano con la consolidación de una fuerza social que mantenga un horizonte de emancipación en la clase trabajadora en su conjunto.

 

El juego a la derecha

Esta discusión de aparatos dentro del peronismo termina de consolidar un discurso que fortalece las posiciones de derecha frente a las problemáticas sociales de nuestra clase. La derechización del peronismo en momentos de crisis no es una novedad. Cuando las papas queman, siempre responden a los intereses que representan; una burguesía argentina racista, inoperante y ligada a los intereses del capital trasnacional que muestra su verdadera cara cuando sus ganancias están en jaque. De hecho, en los últimos meses estamos frente al ingreso de dólares producto de los valores históricos de los precios de los commodities, y esta versión del peronismo ha derivado el flujo de recursos directamente a la burguesía nacional y la oligarquía, y a los acreedores internacionales de la mano del FMI. Nada para el pueblo.

Frente a las estrategias del capitalismo (sea serio o no) necesitamos consolidar un movimiento de lucha que encare las principales tareas para la construcción de un proyecto de la clase trabajadora, con independencia política, y por un proyecto socialista que dé soluciones frente a la barbarie capitalista que nos acerca al límite del barranco.

 

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