La producción de petróleo y gas en Vaca Muerta sigue siendo noticia a nivel nacional. Según qué aspecto de esta noticia se quiera privilegiar, variará dónde se ponga el foco. Tanto las trasnacionales, como los sectores empresariales más poderosos del país y el peronismo utilizan toda su propaganda para resaltar las bondades de la hidrofractura. Mientras del otro lado, cada vez somos más los sectores que salimos a la calle a denunciar el riesgo ambiental y social que el extractivismo impone en los territorios. Comunidades Mapuce, pobladores de Sauzal Bonito y Añelo, y organizaciones sociales y políticas denunciamos que la codicia capitalista pone en riesgo la vida humana frente a la actual Crisis Hídrica que vivimos.

Sauzal Bonito se encuentra sobre las costas del Río Neuquén, a unos 100 km. de Neuquén Capital. Allí, la tierra tembló 40 veces en un par de días producto de la hidrofractura: las paradojas de nuestra Latinoamérica empobrecida quedan expuestas una vez más. De sus territorios se extrae el 13% del gas natural del país, más precisamente del yacimiento Fortín de Piedra a cargo de Tecpetrol de Paolo Rocca (Grupo Techint) mientras que la localidad no cuenta con red domiciliaria. Parece una historia de nunca acabar, una historia que sucede a solo 100 km de una de las ciudades más pobladas de la Patagonia.

Por su parte las comunidades mapuce Campo Maripe, Wirkaleo, Kaxipayiñ, Fvtaxayen y Newen Kvra a través de la Confederación Mapuce realizaron cortes de rutas a los principales accesos de los pozos petroleros y una conferencia de prensa en las oficinas de YPF en Neuquén Capital denunciando la contaminación ambiental y las consecuencias de la hidrofractura. Los territorios de sacrificio se multiplican, cada día se suman los daños ambientales irreparables. Pero las voces de resistencia se multiplican ya que está en juego nuestra salud.

Distintos especialistas del Conicet, de la UNCo y el Opsur ponen sobre la mesa las consecuencias del modelo extractivo que avanza sobre la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. La industria petrolera hace tiempo que cambió su escala de exploración y explotación, y nos hemos convertido en un territorio de sacrificio. Las denuncias van en aumento, entre ellas tenemos la presencia de basureros petroleros en las ciudades de Neuquén y Añelo contaminado la tierra y expulsando gases tóxicos sobre la población, con emanaciones de dióxido de carbono.

A nivel nacional Vaca Muerta es noticia por el aumento de la actividad sísmica producto de las hidrofracturas, los organismos nacionales y la prensa hegemónica tratan de ocultar las consecuencias mientras que en Sauzal Bonito los y las pobladoras viven en una incertidumbre por que sus casas se resquebrajan constantemente con el peligro que ello conlleva. La actividad sísmica a baja profundidad como sucede en esta región no tiene las mismas características que los sismos en la cordillera.

Un párrafo aparte merece la actual crisis hídrica que vive la región en contraposición al récord histórico de hidrofracturas. Según los organismos internacionales una persona necesita 100 litros de agua para vivir por día mientras que la explotación de un solo pozo que realiza hidrofractura consume millones de litros por día. Pero las consecuencias no se limitan a la competencia por el consumo, sino que las aguas residuales luego de ser mezcladas con numerosos químicos tóxicos permanecen en la tierra contaminando las napas subterráneas o incluso pueden derramarse nuevamente en cursos de agua que son la principal fuente de abastecimiento de pueblos y ciudades.

Esta problemática ambiental pone de manifiesto la lógica del sistema capitalista, que no repara en nuestros derechos, nuestra salud ni en la de los y las que están por venir. Solo somos un estorbo en su acumulación de ganancias. Nuestros intereses son genuinos, porque defendiendo nuestros derechos actuales reconvertimos la relación con el ambiente desde una perspectiva de continuidad, teniendo en cuenta los tiempos de la naturaleza y la calidad de vida de la clase trabajadora. Nuestro sacrificio y sudor se opone a los intereses de los poderosos que solo se preocupan por sus finanzas. La crisis del cambio climático y el cambio de matriz energética debe estar acompañada de un debate sobre el protagonismo de la clase trabajadora en la administración de los bienes comunes en contraposición a los intereses financieros de los monopolios y gobiernos capitalistas.

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