«El olvido es un monstruo al servicio del Poder, así de simple.  Que niega, opaca, desvirtúa, justifica, esconde hasta el hartazgo la historia viva y la convierte en historia muerta… Ninguna historia puede quedar anclada y clavada en el pasado.  No hay perpetuidad histórica en los hechos humanos, hay movimiento, hay drama más que tragedia, aunque reine la atonía y hasta el exceso de una pasiva adaptación social».

Vicente Zito Lema 

 

Recientemente se reunió en Davos, nuevamente, el Foro que nuclea a la burguesía mundial para hacer un balance del año de la pandemia y evaluar el estado del capitalismo y la política a nivel mundial. Su pronóstico para 2021 es desolador para las mayorías pobres del planeta, lo que es lógico para el sistema capitalista. Se avizora poca expectativa de recuperación económica, mayor fragmentación social, deterioro de los sistemas de salud y educación, mayor concentración de riqueza, aumento de competencia y conflictos entre las burguesías de diferentes países.  Y aunque responsabilizan a la pandemia por la crisis económica, reconocen que lo que llaman “conflictividad social” venía en aumento desde antes del virus en muchos países del mundo, previo a que el aislamiento obligatorio la suspenda por unos meses. Luego de este pequeño impasse, las luchas obreras y del pueblo en su conjunto ya están comenzando a sentirse nuevamente en reacción a la descomposición de los diferentes regímenes políticos, la corrupción, la pobreza y la violencia policial. En este marco, es preciso reconocer la continuidad histórica de estas luchas con las gestas del pasado y se vuelve urgente profundizar una estrategia que logre de una vez por todas romper las cadenas del capitalismo y pasar de la resistencia a la construcción de un nuevo mundo de personas libres. No hay solución posible para el hambre en este sistema capitalista, racista y patriarcal y la historia de nuestra clase, especialmente en Argentina, nos muestra el camino.

 

Es en ese sentido que la recuperación de la imprenta del Pueblo Roberto Matthews es más que la recuperación de una casa con una historia. Es la recuperación de la lucha revolucionaria que nuestra clase supo dar y que las nuevas generaciones debemos asumir como propia y aprender de ella.  Nuestrxs compañerxs del PRT comprendieron cabalmente la importancia de la batalla de ideas por la conciencia de nuestro pueblo a través de una prensa nacional que retomara no sólo las crónicas de las luchas de la valiente clase obrera de esa época, sino también que propusiera al pueblo el camino del socialismo: sin rodeos ni confusiones, sin falsas esperanzas en medidas parlamentarias y administrativas, y con la claridad de desnudar al enemigo con quien la lucha es cuerpo a cuerpo.  Nuestrxs compañerxs comprendieron muy bien que la prensa es el unificador no sólo del partido sino de la clase en su conjunto y hasta dieron su vida por ello.

El valor de recuperar este espacio hoy, luego del aniquilamiento del proyecto de estos compañerxs, y en medio de una crisis mundial que no deja de hambrear al pueblo y sólo promete más desigualdad y sufrimiento, es nada menos que la esperanza. La imprenta nos muestra el camino de la revolución y nos compromete a seguir esa voluntad inquebrantable que tuvieron nuestrxs compañerxs. Es la memoria revolucionaria del pueblo que debe acompañar y sostener todas las luchas en América Latina y el mundo para darle un horizonte, un sentido vital.  La imprenta no es un lugar más de la memoria muerta, antigua, melancólica, superada. Es el lugar de la memoria viva, que da fuerza, continuidad y actualidad a la lucha por la revolución y el socialismo hoy. La imprenta nos muestra en concreto lo que somos capaces las clases oprimidas cuando tenemos la convicción de la revolución. Precisamente hoy, a pesar de las fuerzas que quieren sepultar en el pasado la lucha revolucionaria y proponen la pacífica conciliación de clases en pos de la paz de los cementerios, que sostienen una memoria vacía, triste, que nos enseña que “nunca más”, clausurando nuestro pasado revolucionario, nosotrxs decimos que no, que queremos la paz de la justicia y la igualdad que sólo son posibles en un mundo sin hambre ni explotación, en un mundo socialista, y que es imperioso seguir intentando ese mundo.

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