La situación social en argentina es acuciante. El aumento de la pobreza y la desocupación, sumado a la desigualdad educativa, la necesidad habitacional, la crisis sanitaria, entre otros elementos conforman un cuadro gravísimo. La contracara, sectores empresarios que se llenaron los bolsillos en los últimos años, fugaron sus fortunas al exterior, y que en este contexto crítico siguen amasando millones. El debate sobre un impuesto a las grandes fortunas se viene anunciando hace meses, con un amague permanente en el medio de los vaivenes y retrocesos del Frente de Todos, y los padecimientos de les más humildes. Ningún “aporte solidario”, como lo presentó el gobierno nacional, va a resolver los problemas de fondo de la clase trabajadora. Sin embargo, es necesario que quienes más han ganado aporten recursos para enfrentar las necesidades populares. Es por eso que entrevistamos a Myriam Bregman, referente nacional e integrante del FIT-U, para conocer sobre el proyecto alternativo que presentaron en el congreso y su mirada sobre este panorama.

Venceremos-Partido de Trabajadorxs: ¿Cuál es tu análisis sobre las consecuencias sociales de la crisis económica y sanitaria actual, y a qué sectores viene privilegiando el gobierno en términos de ayuda desde el Estado?

Myriam Bregman: La crisis económica y sanitaria empieza a tener consecuencias muy críticas. Por solo dar algunos datos, la pobreza podría estar llegando al 50 % de la población. Por su parte, Unicef estima que en diciembre el 63 % de la infancia estará en situación de pobreza: es decir habrá 8,3 millones de niñas y niños pobres. El desempleo, según cálculos de consultoras como Ecolatina, ya está por encima del 15 %, y por ejemplo en la zona sur de esta Ciudad de Buenos Aires ya trepó al 21%, una locura.

El poder de compra de las y los trabajadores se está deteriorando, sumando a la cantidad de trabajadores contagiados y fallecidos en sus fábricas por Covid 19, ya que las patronales no respetan ninguna medida de salubridad e higiene, con tal de seguir amasando fortunas, y sectores enteros de barrios populares hacinados y sin agua.

La oposición de derecha ha impuesto un poder de veto a la derecha, el gobierno le cede ante sus poco numerosas pero ruidosas movilizaciones y por eso se encuentra envalentonada. Por solo dar algunos ejemplos, Vicentin que representó un gran fraude a la Estado, y es una de las discusiones más importante porque con la pobreza que hay, se habló de la “soberanía alimentaria”, y ante el pataleo de la oposición de derecha, se retrocedió.

También se privilegió el arreglo con los acreedores y ahora comienza la negociación con el FMI. Con el impuesto a la riqueza el gobierno planea recaudar menos de lo que ya pagó este año de deuda externa.

Pero la pobreza de millones tiene como contracara la opulencia de unos pocos. Según la Revista Forbes, las 50 familias más ricas del país concentraron U$S 46 mil millones en 2019 y “a través de sus participaciones en múltiples empresas, originan alrededor del 14% del PBI”.

V-PT: El FIT-U presentó un proyecto para grabar las grandes fortunas ¿qué características tiene el mismo y en qué se diferencia del que anunció el gobierno?

MB: La principal diferencia, para arrancar por lo último, es que el proyecto de grabar las grandes fortunas del Frente de Todos es poco y llega tarde. Te doy un ejemplo, los ricos siguen festejando en la Argentina y son los que en la era Macri se fugaron todo el dinero y son los campeones de no pagar impuestos. Los miserables, como las empresas Telefónica (que al ser española no va a tributar el “aporte solidario”); Pampa Energía dueña de Edenor, que ganó millones con los tarifazos al pueblo trabajador; General Motors; Shell; Quilmes; Monsanto; Aluar; Procter & Gamble; Arcor; y muchas más entre los 100 mayores fugadores. En el blanqueo de capitales que Cambiemos aprobó en el Congreso (con el voto de Sergio Massa) se habían acogido la familia Rocca, dueña de Techint, la familia Macri, la familia Coto y otros ilustres argentinos. Esto con los cómplices de siempre que son los bancos, los bancos son una organización ilícita que facilita la evasión impositiva y la fuga de capitales, y organizan la salida de dólares del circuito productivo local a paraísos fiscales. Entre otras varias pruebas, están las que aportaron el exempleado de J.P. Morgan, el argentino arrepentido Hernán Arbizu, y el exempleado del HSBC, el ítalo francés Herve Falciani.

Digo que es poco, porque el primer punto de contraste del proyecto del FIT-U con el proyecto del Frente de Todos es que no sólo grava a las personas, sino también las ganancias empresarias. Es un proyecto superior al del oficialismo, que se estima que recaudará U$S 3.000 millones, en tanto que el de la izquierda permitiría recaudar entre U$S 15 mil y U$S 20 mil millones con destino a: otorgar un IFE de $ 30.000 para todos los que se quedaron sin ingresos cuando todavía quedan largos meses de “nueva normalidad” hasta que llegue una vacuna; fortalecer el presupuesto de salud; y la construcción de 100.000 viviendas para atender el hacinamiento de manera urgente.

Digo que llega tarde, porque desde entonces, se perdió un tiempo precioso donde se sometió a la población a una situación en extremo difícil. El IFE, que finalmente resultó de $ 5.000 mensuales (se realizaron 3 pagos de $ 10.000 en casi 6 meses de cuarentena), alcanza para vivir apenas cuatro días si se considera que el costo de la canasta de pobreza para un hogar de cuatro integrantes fue $44.521 en julio. Además, no llega a todos los que lo necesitan.

Y perdón que me extienda un poco más, pero es un debate que debemos darnos importante. Lo que proponemos desde la izquierda el proyecto que presentamos junto a Nicolás del Caño y Romina Del Pla, afectaría a las 15 mil personas más ricas (0,04% de la población del país) con alícuotas progresivas que van del 5 % al 15 %. También proponemos gravar con un 20 % las ganancias del sistema bancario de los últimos doce meses. Los bancos tuvieron ganancias récord en 2019 como te decía antes. En 2020, la siguen levantando con pala: entre enero y junio, el sistema bancario ganó $ 117 mil millones; el equivalente a $ 647 millones por día o $ 27 millones por hora. Alberto Fernández olvidó tanto su promesa de elegir a los jubilados en lugar de a los bancos, que el proyecto oficial prescinde de cualquier “aporte solidario” del sistema bancario.

Y por último, el proyecto del Frente de Todos solo propone gravar a las personas. Por el contrario, el proyecto del FIT-U que presentamos plantea que las 5.000 empresas más grandes (0,8% del total), que superaron los $ 65 millones de ganancias en su último balance, paguen alícuotas progresivas que van desde el 10 % al 20 %, adicionales al pago habitual del impuesto a las ganancias. El proyecto del FIT-U además plantea una multa sobre los evasores con cuentas en el exterior detectados por la AFIP, gravar la gran propiedad de la tierra y las viviendas ociosas más caras.

V-PT: En otros países, sobre todo las economías más importantes existen impuestos a la riqueza ¿por qué la burguesía en Argentina se niega siquiera a aceptar un impuesto insignificante, que no toca la propiedad privada, que se encuentra en los marcos del sistema capitalista y no modifica de raíz sus privilegios?

MB: La burguesía nunca quiere perder sus privilegios ni sus ganancias, siempre quiere aumentarlas. Con la crisis que hay, igual siguen amasando fortunas, despidiendo, exponiendo innecesariamente al contagio de Covid a los trabajadores como es el caso de Blaquier en Ledesma, evadiendo impuestos, pagando menos salarios, suspendiendo y despidiendo. Pero pensemos a nivel continental, previa a la aparición de la pandemia veníamos de enormes revueltas populares en Chile contra un régimen heredado de la dictadura de Pinochet, huelgas enormes obreras y campesinas en Ecuador, Colombia, una enorme lucha contra el golpe de Estado en Bolivia que hoy continua con huelgas, movilizaciones y bloqueos. Y hoy estamos ante una de las mayores revueltas de la historia de EEUU, contra la violencia policial y el racismo, pero que tuvo desde los portuarios hasta los docentes en primera línea de organización de huelgas y movilizaciones. En el corazón del imperialismo. Con millones de jóvenes que se acercaron a las ideas de un socialismo, que desde ya no es el nuestro, pero que ya se muestra en las enormes movilizaciones de blancos y negros, obreros y jóvenes, cuestionan al capitalismo. Es que eso es lo que está en cuestión.

En los Cuadernos de la cárcel, Antonio Gramsci decía: “se puede excluir que, por sí mismas, las crisis económicas inmediatas produzcan efectos fundamentales; solo pueden crear un terreno favorable para la difusión de determinadas maneras de pensar, de formular y resolver las cuestiones que implican todo el desarrollo ulterior de la vida estatal.” Porque la crisis pone en cuestión los pilares fundamentales del neoliberalismo; porque quedan en evidencia quienes son los “esenciales”, la revalorización y la primera plana que alcanzaron los repartidores con grandes huelgas en Brasil y sus condiciones laborales son sólo un ejemplo que derrumbó el discreto encanto del emprendedorismo; porque devela el salvajismo empresario y hasta resinifica la relación con el tiempo libre, fundamental para impugnar la anarquía irracional de la organización económica de esta sociedad.

Yo creo que como nosotros vemos esta situación convulsiva, la gran burguesía también la ve y los estados no paran de realizarles grandes salvatajes multimillonarios, mientras se siguen muriendo millones por un virus que se propaga en condiciones que ellos mismos generaron, por su sentido depredador de la economía. Hay una carrera de velocidades.

V-PT: ¿Qué otras medidas además de este impuesto podrían y deberían tomarse, desde el punto de vista de los intereses de la clase trabajadora para afrontar la actual crisis?

MB: Acá creo que hay una discusión importante, porque mientras el mundo vive una triple crisis, que es económica, social y sanitaria, el impuesto extraordinario sabemos que eso es un parche, que no cambia el carácter de este sistema, pero sería algo elemental, nosotros lo entendemos como un paliativo para atender los costos sociales de la emergencia, mientras planteamos  una pelea de fondo.

También es urgente la organización independiente de las y los trabajadores para imponer un plan de lucha a las conducciones sindicales, sacarlas de sus cómodos sillones para que peleen por todas las demandas y de las de toda la población, para terminar con los despidos, las suspensiones, rebajas salariales, por una IFE de $30 mil para todos y todas y la unificación del sistema de salud donde las médicas y enfermeras están en la primer línea de la batalla contra el COVID mientras no llegan los insumos, los hospitales están en pleno colpaso y no hay personal suficiente.

Mientras vamos desarrollando estas luchas, hay que plantear la importancia del desconocimiento soberano de la deuda, que también es un primer paso para el desarrollo de una movilización obrera y popular, que se plantee junto a otras medidas como por ejemplo la expropiación de los bancos privados para unificar todos los ahorros nacionales en un banco estatal único desde donde impedir que esos recursos financieros vayan a la especulación y la fuga de capitales, y así obtener el dinero para que aquellas empresas e industrias puedan funcionar, preservando por supuesto los ahorros del pequeño ahorrista, al que siempre estafan los banqueros. Con la nacionalización de los servicios públicos para mejorar su prestación y sacarlo de las garras privadas de los amigos de Macri y de todos los gobiernos. Y la ocupación y puesta en producción de toda fábrica que cierra o despida.

Algo similar pasa con los insumos, ¿cómo van a conseguir los insumos necesarios para estas industrias, es decir, los dólares que son necesarios para comprar lo que haya que importar del extranjero? ¿Cómo sortear el chantaje y los negociados de las corporaciones capitalistas que controlan el comercio internacional de los países –por ejemplo, en Argentina este comercio lo controla un puñado de transnacionales cerealeras y terratenientes? Las y los trabajadores tienen que imponer el monopolio estatal del comercio exterior para ponerlo en función de los intereses de las mayorías.

Por eso, con estos avances de la ciencia y la tecnología, un gobierno de las y los trabajadores permitiría re organizar la sociedad en función de los intereses de la mayoría, y terminar con esta irracionalidad absoluta y repartir las horas de trabajo distribuyéndolas en forma igualitaria, garantizando al mismo tiempo un salario acorde a las necesidades sociales, por la salud al servicio de la población y un sistema donde no se destruya el planeta.

Si no se frena la sangría que implica el pago de la deuda eterna y la fuga de capitales como primera medida, todo lo demás, es relato.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, ingresá tu comentario
Por favor, ingresá tu nombre aquí