Foto Toma de tierras en Solano por Germán Romeo Pena para ANRed

Argentina posee un déficit habitacional que se viene agravando de manera exponencial. En 2019 se estimaba que el número se ubicaba en 3,8 millones de soluciones habitacionales necesarias para comenzar a resolver la problemática. La situación actual roza los 4 millones. Claro que a este número lo podemos desmenuzar y nos encontramos con que casi 4 de cada 10 niñes habitan en ambientes precarios y 3 de cada 10 no tiene un servicio sanitario en condiciones. Allí también se estima que el 16,6 % de les más pequeños vive en hogares donde les adultos manifiestan temor a perder su hogar por las condiciones irregulares de tenencia.

Según un informe de ACIJ de 2019: “El presupuesto para los programas de Vivienda del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda se redujo en términos reales un 47% entre 2018 y 2019 y se proyecta una caída del 60% para el 2020. La reducción presupuestaria acumulada entre 2018 y 2020 será del 79 por ciento”. A esto, se suma el aumento de la desocupación que ronda el 15%, que redujo la cantidad de personas que pudieron acceder a una vivienda mediante alquiler (en el 2019 se calculaban que el 20 % de la población alquilaba). La contracara de esto son las 2,7 millones de viviendas desocupadas utilizadas para la especulación inmobiliaria.

Ante esta situación el gobierno lanzó una serie de anuncios rimbombantes que no desentonaron con las volteretas que se hicieron con temas como la deuda, Vicentin, Aborto, etc. El gran Plan Marshal para la construcción de viviendas, a medida que pasaba el tiempo, se iba reduciendo en monto e impacto. Hoy, a duras penas, se está saliendo con el plan Procrear altamente desmejorado y todavía los anuncios sobre los financiamientos de viviendas sociales esperan salir de las vueltas retóricas.

El contexto de COVID ha generado una situación de crisis aguda. Los últimos datos muestran los 10.000 infectados por día y las muestras de saturación que empiezan a afectar los establecimientos médicos generan pánico en los habitantes de barrios populares que viven hacinados, cuando esta situación se traduce en un contagio seguro del virus.

La situación no da para más y, ante la inacción estatal, miles de personas comenzaron a tomar terrenos a lo largo y ancho del país. La respuesta punitiva no tardó en llegar, encarnada por Berni en Buenos Aires y Massa como resonancia a nivel nacional. Se posicionaron como los defensores de la propiedad privada y de estado de derecho, amenazando con la quita de asistencia social; claro está del derecho de los especuladores. Atrás quedó el decreto que prohibía los desalojos y la retórica sobre el derecho a un hábitat digno.

Junto al llamado de Massa, Berni y los Intendentes al Desalojo, la ministra Frederic reconoce el problema habitacional, pero nada hace para afirmar los derechos de les ocupantes. Los movimientos sociales, aliados al gobierno, se han llamado al silencio y se cuidan de dar algún apoyo a las miles de familias ocupantes. Los medios hablan del Derecho a la Propiedad Privada pero nada del prioritario derecho a la salud, la educación, la vivienda.

Evidentemente, el trasfondo de esta situación no es solo el posicionamiento de les diferentes referentxs políticos sobre el derecho a la propiedad privada vs el derecho al hábitat digno. La situación posee otras aristas. Las tomas se han dado en Buenos Aires y se han replicado en todo el territorio nacional. Por delante, nos quedan muchos años de sometimiento económico por el compromiso de deuda asumido por el gobierno, sumado a los compromisos que se van a asumir ante el FMI. Ante esta situación, deben mostrar un gobierno capaz de manejar el conflicto social. Por eso es necesario, para los bloques de poder, mantener a raya a los movimientos sociales que salen a reclamar, y saben que nuestro pueblo no es un pueblo dócil.

Las tomas de tierra hoy se presentan como un acto de resistencia de nuestro pueblo para salir del hacinamiento y enfrentar el virus. Necesitamos una respuesta urgente para resolver el problema habitacional.

Si no quieren tomas de tierras, que se haga efectiva la prohibición de desalojos

Si no quieren tomas de tierras, que se expropien viviendas desocupadas

Si no quieren tomas de tierras, que se utilicen los hoteles para alojar personas hacinadas.

Sino la toma de tierras será un derecho.

 

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