En octubre de 2006 se sancionó y promulgó la Ley 26.150, con el objetivo de garantizar Educación Sexual Integral (ESI) a les niñes, adolescentes y sujetxs transitando los niveles de formación en la esfera educativa pública (de gestión estatal y privada). La misma se plantea como parte de un cambio de paradigma, apostando de manera integral a la educación como derecho emancipador, pero además como herramienta fortalecedora en el ejercicio de la vida plena de niñes y jóvenes. Superando, además, el formato parcializado de miradas y abordajes desde disciplinas disociadas, con una visión biologicista/biomédica y mecanicista del mundo; sin embargo, después de 14 años aún persiste en muchas clases dicha visión, sesgadas incluso por una mirada religiosa. Entonces del discurso al hecho hay un largo trecho; el Estado aun no garantiza para todxs nuestrxs estudiantes su efectiva implementación, siquiera en esta semana. Acá nos topamos con varias cuestiones: por un lado, la falta de presupuesto, la emergencia y la precariedad en la que se encuentran tantas escuelas que dificultan la labor integral, atendiendo, en consecuencias a situaciones críticas de extrema vulnerabilidad que aquejan a las comunidades (violencia de género, situaciones de abuso sexual, violencia intrafamiliar, etc.); por otro lado, podemos observar las pocas jornadas formativas en la temática a lo largo y ancho del país. Los cursos virtuales que ofrece el Programa Nacional no alcanzan. Por último, se evidencia resistencias y desinterés por parte de algunos equipos directivos o inspectorxs para su materialización.

A este cuadro situación, se le suma las persecuciones, las críticas y las censuras que se vivencia y padecen varies docentes que tiene la voluntad política y pedagógica en implementar la ESI en el cotidiano. Se registran reprobaciones al abordaje con el lenguaje inclusivo, el aborto, las disidencias sexuales, entre otros. Con lo cual estamos, en presencia de fuertes presiones por parte de sectores conservadores para que la ESI no se desarrolle o simplemente se enseñe desde un paradigma biomédico o moralizante. No basta con destinar solo una semana para “recordarla”. Continuamos exigiendo su cumplimiento efectivo, organizándonos y contribuyendo desde las propias escuelas para transformar con la formación en sexualidad la cultura capitalista, patriarcal y heteronormativa.

“Ser docente y no luchar es una contradicción pedagógica”

“¡Ser docente, y no ejercer la Educación sexual Integral, también lo es!”

 

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA FORMACIÓN DOCENTE EN ESI?

La educación sexual hasta hace poco asumía un enfoque biologicista o biomédico. La diferencia está en la integralidad, que aporta un elemento que pone en jaque a la educación patriarcal. Porque cuando hablamos de integralidad, estamos interpelando las relaciones vinculares, las matrices de aprendizajes, nuestra identidad política y los estereotipos de género. Con la ESI se visibilizan los entramados de poder y de clase que tiene que ver con la categoría de género. Con la ESI entramos a las familias.

La pedagogía feminista busca una cuestionamiento y ruptura con los preceptos y los imperativos hegemónicos, pretende construir identidades sin jerarquías ni fragmentaciones, por tanto, la transformación social es un objetivo explícito. Se nutre del aprendizaje experiencial que nace de grupos no hegemónicos que no están presentes en la institucionalidad y se asienta sobre una ética del cuidado.

Bell Hooks afirma que la pedagogía feminista es la construcción de una educación humanista, antirracista, antisexista, antihomofóbica, que reconozca las peculiaridades del individue y que garantice la voz de les estudiantes. Y como se sostiene desde el feminismo decolonial, la perspectiva incorpora la interseccionalidad; en los territorios donde trabajamos les docentes es imposible pensar la problemática solamente en términos de oposición al patriarcado, dado que las condiciones capitalistas son fundamento de un sinnúmero de desigualdades donde se entrecruza un entramado de vulnerabilidades y opresiones.

Ante las falsas acusaciones sobre nuestro trabajo, respondemos con una ética del cuidado. La escuela es el lugar donde es posible construir otros sentidos y hacer que esa institución se transforme en lugar de contención y de acción en la construcción de otras realidades. Quienes sostenemos y garantizamos la ESI (no solo en la escuela) también lo hacemos en las barriadas populares donde en plena crisis levantamos ollas y merendemos. La ética del cuidado, justamente, es la mejor critica al capitalismo, porque pone al descubierto la falacia de que el mercado es la única manera de experienciar la vida humana.  Quienes se oponen a la ESI, se oponen a la libertad.

Ante la pedagogía antiderecho: pedagogía feminista; ante el terror moral, una ética del cuidado!

¡El patriarcado se va acabar en las escuelas con educación sexual, crítica, científica y revolucionaria!

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, ingresá tu comentario
Por favor, ingresá tu nombre aquí