Ha quedado claro que, aún con precaución, de manera escalonada o intermitente, el gobierno ha adoptado una política de apertura gradual de la cuarentena. Los motivos se concentran en dos puntos principales, hartazgo social y presión económica. El primero es entendible, sobre el segundo ha quedado claro que el gobierno tiene lugares de donde obtener recursos para mantener la situación a flote, como por ejemplo el tan mentado impuesto a la grandes fortunas, aún así ha decidido no hacerlo y en su lugar a optado por la antedicha política de apertura gradual.

Dicha decisión arroja una pregunta urgente: ¿sirvió la crisis pandémica para que les funcionaries abran los ojos y comprendan que hay aspectos de la vida cotidiana de los pueblos que no pueden continuar como estaban?, ¿entendieron que hay niveles de precariedad que no se pueden sostener?. Viajar hacinados en el transporte público día tras día; vivir en barrios precarios, también hacinados, con falta de servicios básicos; soportar sistemas de salud y educativos abandonados, con constante falta de insumos, con edificios destruidos e infraestructura paupérrima. Alrededor del mundo quedó demostrado que cualquier situación crítica que deba atravesar la humanidad, es infinitamente diferente hacerlo con una infraestructura social robusta, a hacerlo con una precaria y diezmada. El coronavirus es ejemplo de ello, el mayor impacto estuvo y sigue estando en las zonas más empobrecidas de cada país: Villas y asentamientos, poblaciones negras, indígenas, barrios periféricos, aquellos lugares donde las cuarentenas son inviables, donde las personas están obligadas a salir a trabajar aunque arrecie la peste. ¿Cómo pensó, cómo planifico el gobierno argentino la salida de esta cuarentena?, ¿eué idea existe para cada uno de estos sectores tan sensibles en el corto plazo, pero también en el mediano y largo plazo?, ¿realmente hay un plan?

Desde Venceremos- Partido de Trabajadores- hemos decidido realizar una serie de notas para intentar responder estas preguntas, entrevistando a trabajadores de cada uno de estos sectores para conocer el estado de situación real detrás de las declaraciones mediáticas y de los intereses creados.

Comenzamos con uno de los sectores más sensibles en lo que a la panademia respecta, el transporte público, más específicamente los colectivos del área metropolitana. ¿Existe algún plan para mejorar las condiciones de circulación en este sector, que es uno de los puntos críticos de contagio, tanto en lo que refiere a Covid, como lo puede ser en un futuro para cualquier enfermedad respiratoria?

Entrevistamos a dos compañeros, Santiago Menconi, trabajador mecánico y delegado de la línea 60, y Fito, Chofer de la línea 119 que hace el recorrido Lanús/ Chacarita. Esto nos dijeron.

V-PT: La pandemia en curso ha obligado a las empresas de transporte a implementar rigurosos protocolos de seguridad, higiene y medidas de distanciamiento social ¿Las empresas están cumpliendo con estos protocolos?, ¿el estado controla?

S.M.(línea 60): Sobre las condiciones de seguridad e higiene sí se han hecho cosas, pero esto se logró, principalmente gracias al empuje de los trabajadores, más que nada al comienzo de toda esta situación. Fuimos nosotros, los trabajadores quienes discutimos, votamos y llevamos adelante las tareas de higiene y prevención, como fue formar una cuadrilla para que de manera constante se ocupe de la higiene de los coches. Como las exigencias a la empresa para que brinde los elementos de salud y seguridad, productos de limpieza, folletería informativa. Todo eso se lo tuvimos que pelear a la empresa. De la misma manera que también hoy tenemos que pelear a la empresa y a la obra social del sindicato que haga los hisopados a los compañeros, que les den las licencias correspondientes a los compañeros que están considerados contactos estrechos de casos positivos. Todo eso hay que arrancárselo, la empresa no nos da nada si no se lo exigimos. En relación a la desinfección cotidiana de los coches, eso se está cumpliendo, pero también gracias a una presión nuestra. Lo mismo ocurre con otras cosas, como por ejemplo la utilización del termómetro para controlar la temperatura de los compañeros y que esa temperatura figure en las planillas de entrada y salida.

Fito (línea 119): En nuestro caso sí hay cumplimiento de los protocolos y la empresa nos ha dado todo lo que le pedimos. La CNRT controla, incluso haciendo controles sorpresivos, cayendo de imprevisto cualquier día, incluso domingos, para controlar el cumplimiento de los protocolos. Igualmente desde los trabajadores también nos ocupamos de que todo se cumpla. Donde sí tenemos información de que la situación es complicada es en la atención sanitaria, afortunadamente no nos ha pasado a nosotros ya que acá no tenemos ningún caso, pero tenemos información de compañeros de otras líneas que han tenido síntomas y en la obra social hay una situación de desborde, no se da abasto con las ambulancias y un hisopado puede tardar muchísimos días en hacerse.

V-PT: En relación a la política de «apertura gradual» que se ha decidido implementar. ¿Ha habido de parte del gobierno, en conjunto con las empresas de colectivos, algún plan para mejorar las condiciones de transporte más allá de las condiciones de higiene? ¿Poniendo más coches en la calles, aumentando la frecuencia para que tanto pasajeros como choferes puedan viajar cumpliendo con la distancia social a medida de que la situación se normalice y haya una mayor presión sobre el transporte público?

S.M.: Plan de parte de gobierno no hay, al menos que nosotros sepamos. La situación actual es que el pasaje se redujo mucho, a un 25% aproximadamente, o incluso menos. Lo que significó que incluso se reduzca el tiempo de la minutas. Estamos sacando un colectivo cada 15 o 20 minutos, pero como te digo, al menos que nosotros sepamos no existe, o al menos no conocemos algún plan a mediano o largo plazo para que en condiciones normales puedan viajar menos personas por coche.

Fito: Sobre el plan a largo plazo o mediano plazo la situación es muy difícil. Los pasajeros en época normal son muchos y aunque saques un coche por minuto es muy difícil que viajen todos con la distancia social correspondiente. A esto se suma que las empresas no cuentan con los coches suficientes y que difícilmente el gobierno daría subsidios para todos los coches que se necesitarían. O sea, la situación a mediano y largo plazo va a ser muy complicada y si la cantidad de pasajeros se normaliza me parece que va a ser muy difícil que la gente no se contagie en el transporte público. Sería muy difícil lograr que todos viajen sentados y con la distancia social recomendada. Para darse una idea, nosotros hace poco salíamos con un servicio lleno desde Lanús y después mandamos otro coche vacío porque sino no podíamos levantar gente en el camino; después, con la cuarentena estricta se pudo controlar la situación un poco más, pero si todo se normaliza, va a ser muy muy difícil controlar que no haya contagios. A esto se suma por supuesto que también se necesita que la gente tome plena conciencia, se cuide, use tapaboca, etcétera.

Desde el comienzo de la pandemia es sabido que los lugares cerrados y de gran concurrencia serían los mayores focos de contagio, es en este sentido que el transporte público de pasajeros se convierte en un cuello de botella que va más allá de soluciones a corto plazo. Incluso con el Covid superado, la pandemia debería servirnos para comprender que todos merecemos viajar en condiciones dignas siempre, de la misma forma que los trabajadores del transporte que se exponen a estas situaciones, principalmente choferes, merecen trabajar en condiciones dignas. Es por esto que desde Venceremos- Partido de Trabajadores creemos que el transporte público de pasajeros de las zonas más densamente pobladas, demandan urgentes mejoras integrales y estructurales que vayan más allá de la crisis actual y que puedan garantizarnos condiciones de trabajo y transporte seguras en todo momento y en cualquier lugar del país.

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