Lxs ATs somos prestadorxs en discapacidad.

Por el reconocimiento en el nomenclador nacional de prestaciones básicas en discapacidad

El día 1 de junio más de un centenar de trabajadores de la salud salieron a las calles a exigir la incorporación a la ley 24.901 mediante la resolución 428 que establece cuales  son las prestaciones básicas en discapacidad (aquellas que a su vez integran el recupero SUR). Dicha ley fue sancionada en el año 97 cuando la prestación  de “acompañamiento terapéutico” era todavía muy novedosa y no tenía el alcance, ni la inserción en el sistema de prestaciones en discapacidad como lo tiene hoy en la mayoría del país.

El acompañamiento terapéutico llegó para demostrar, en la práctica clínica fundamentalmente, la importancia de contar con un/a agente de salud que trabaje en la cotidianeidad y le dé continuidad al tratamiento allí donde el consultorio no llega (las escuelas, los lugares de trabajo, el hogar, etc) El impacto positivo de este tratamiento (que lxs auditorxs de obras sociales tachan de “niñerx”) se vio cada vez más reflejado en aquellas zonas del país en donde se insertaba. Quizás es difícil de cuantificar, pero la cantidad de personas con discapacidad que lograron integrarse a una escuela, a un trabajo, o a ganar autonomía en su vida cotidiana producto de la inserción de un AT en el equipo terapéutico es, de seguro, enorme.

Pero como contraste y pese a lo esencial de este tratamiento para las personas con discapacidad, todavía en la provincia de bs as y gran parte del país, no contamos con ningún tipo de regulación en torno al ejercicio, trayendo como consecuencias la extrema precarización laboral en el sector, motivo que impacta negativamente en los tratamientos, muchas veces con atrasos en los pagos de hasta 8 meses o un año, sin ningún tipo de licencias o derechos laborales mínimos. Pero en el colmo de la desidia del Estado, ni siquiera aquellas medidas que sí alcanzan a otras profesiones nos incluyen a lxs ATs. Esto es porque, pese a correr con la misma suerte de precariedad  (kinesiologxs, TO, MI, por ejemplo)  cuentan con algún tipo de regulación o ley. Esta situación, combinada con la pandemia, que les da la excusa perfecta a las obra sociales y prepagas para no querer cubrir el tratamiento (cosa que el gobierno emparcha con algunas medidas, pero que no incluyen a lxs ATs por esta falta de regulación) género un descontento mayoritario que se expresó en las calles.

La lucha por el reconocimiento de nuestro trabajo y por las mejoras laborales viene siendo llevadas adelante hace años al menos por una parte del sector que se ha puesto a la cabeza de estas reivindicaciones y la marcha del 1/06 es un paso bisagra para lograr lo que nos pertenece como trabajadorxs de la salud. Nos enfrentamos a un sistema sanitario desigual que tiene como responsables no sólo a los diferentes gobiernos que poco o nada han avanzado en la materia, sino también a toda una cúpula empresarial-médica y sindical que hacen de la salud un negocio perverso. Cada escalón en esta lucha es toda una nueva experiencia de organización y nos plantea desafíos de cara a la construcción de un sujeto político que todavía está dando sus primeros pasos.

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