La respuesta del Gobierno de la Ciudad ante el crecimiento exponencial de contagios por Corona Virus en territorio porteño, se basa en incrementar el control social y la presencia de las fuerzas represivas en los barrios populares. En vez de atender y resolver las necesidades de fondo que generan las condiciones de precarización estructural de la vida de cientos de miles de personas, la gestión de Larreta apuesta a la construcción de guetos responsabilizando a los pobladores por sus “condiciones naturales” de pobreza y hacinamiento. Se hace evidente que el Coronavirus avanza más rápido en los contextos donde la precarización del trabajo y vida es mayor.

Como es sabido, lejos de urbanizarse las villas y barrios populares de la CABA, en los últimos 10 años crecieron de manera exponencial de la mano del incremento de la pobreza, la expulsión de campesinxs y pueblos originarios de sus territorios y la precarización del trabajo de amplias mayorías de nuestro pueblo trabajador. Esas condiciones estructurales que se presentan como “naturales” responden a años de políticas públicas y sociales que no hacen más que sostener las condiciones de desigualdad y pobreza, ya que no buscan revertir las causas que la producen.

El Gobierno de la Ciudad presenta como “esperable” el contagio masivo en las villas porteñas desligándose de toda responsabilidad. Siendo que, bien es sabido, no se garantizaron políticas preventivas sanitarias y de cuidados a tiempo. De hecho, recién 10 días después del primer caso en la Villa 31 aparecieron los protocolos para el desenvolvimiento en el territorio, comedores y viviendas, y elementos de cuidados personales y de desinfección para las personas y familias consideradas contactos estrechos. Mucho tuvo que ver en eso el trabajo y la exigencia de las organizaciones sociales.

Mientras que crecían los contagios en la 31 gran parte del barrio no contaba con el suministro de agua, ya que el Gobierno de la Ciudad no había finalizado las obras, pero si para el nuevo edificio de Ministerio de Educación emplazado en las inmediaciones de la 31. Obra millonaria, totalmente innecesaria, a la cual derivaron los recursos económicos y las obras de infraestructura que deberían haber ido para el barrio como prioridad, y como establecía el plan de urbanización que conto con un presupuesto millonario. Producto de la decidía del Gobierno de la Ciudad hoy día hay que padecer el incremento exponencial de contagios; y la pérdida de vidas totalmente evitables como lo demuestra lo que sucedido con Ramona Medina, Victor Giracoy, Agustin Navarro y tantxs pobladores y referentes de las villas porteñas.

Otro indicador muy preocupante que demuestra el desinterés de la gestión de Larreta se observa en la tasa de contagios en el universo de trabajadorxs de la salud, que registra uno de los índices de contagios más altos del mundo. La falta de insumos de protección personal básicos para lxs trabajadores esenciales de la salud y las políticas sociales, que están en la primera línea de atención a la población, resulta muy paradigmática. De ahí que las asambleas de trabajadorxs prosperan exigiendo a gritos, y con medidas de visibilización y de acción directa en las calles, que se cuiden a lxs que garantizan lxs cuidados, ya que no se trata de héroes y heroínas, sino de trabajadorex del Estado, que para garantizan los derechos de las poblaciones a las que atienden, y que necesitan que sus derechos y cuidados sea garantizados.

Milicos y “servidores públicos”: nada esenciales.

El gobierno de la Ciudad lanzó el programa de Servidores públicos que implica, básicamente, poner a disposición de la Jefatura de Gabinete a todxs lxs trabajadores del Estado de la Ciudad para ser reubicados a tomar tareas donde la gestión considere. Esta medida es lanzada luego

de los múltiples cuestionamientos y denuncias que recibió el gobierno porteño ante el falta de políticas sanitarias preventivas y la falta de suministro de agua que generaron las condiciones para un crecimiento exponencial de casos positivos de COVID-19 en muy pocos días. Por lo que el lanzamiento del programa mencionado apunta más a una respuesta política marketinera, para mostrar que la gestión de Larreta se ocupa y saca a todo el personal a la calle, sin que eso redunde en mitigar los efectos de la pandemia. De igual manera que ocurriera con la ley de emergencia económica lanzada días después del escándalo de la compra de barbijos a precisos usureros y los arreglos fraudulentos con los hoteleros vinculados al jefe de gobierno, Larreta busca correr el foco, y la responsabilidad de su gestión ante el desastre sanitario y social como consecuencia de la falta de políticas sanitarias preventivas en las villas y barrios populares.

Todo indica que esta iniciativa se lleva a cabo sin que sea pensada desde criterios sanitarios o en función de brindar una respuesta digna a los problemas reales que se padecen en los territorios del sur de la Ciudad. Sino todo lo contrario, se enviará a personal no capacitado ni especializado a postas y operativos sanitarios sin contar con la formación ni los elementos de protección personal necesarios. Ante este escenario reina la incertidumbre entre lxs trabajadores del Estado que empiezan a recibir amenazas y amedrentamientos para tomar tareas de forma “voluntaria y consensuada”, ante la complicidad del sindicato mayoritario SUTECBA y las tibias voces de ATE Capital en oposición a dicha política gubernamental.

Por su parte, la colaboración del Gobierno Nacional a su par porteño está en manos de Agustín Rossi, quien envió un grupo de efectivos del Regimiento de Infantería de Patricios a la Villa 1-11-14, para brindar “asistencia” al barrio, así como también puso a disposición las instalaciones de la armada para montar espacios de atención y tránsito a quienes requieran realizarse el testeo y esperar los resultados en aislamiento preventivo, todo bajo el “cuidado” y monitoreo de uniformados. Política similar se da en el territorio vecino de la Provincia de Buenos Aires, donde, junto a la policía provincial, se montó un cerrojo de la Villa Azul desde una perspectiva similar de responsabilizar a los pobladores de su condición de precarización y pobreza y responder con políticas represivas y no de transformación de las condiciones que la generan.

Nuestros cuidados y derechos los garantizamos organizadxs y luchando colectivamente.

Las políticas sanitarias que adoptó tempranamente el Gobierno Nacional permitió ralentizar el proceso de contagio del COVID-19 y prepararnos en mejores condiciones para afrontar la curva ascendente de contagios que se está experimentando hoy día. Sin embargo, a pesar de que se implementara la cuarenta preventiva social y obligatoria desde el día 20 de marzo, el virus avanzó y se diseminó más rápido ahí donde precarización del trabajo y la vida es más profunda. Y como sabemos, ni con milicos y ni con control social se puede garantizar cuidados y derechos para revertir las condiciones de pobreza en la que se encuentra más de la mitad de nuestro pueblo trabajador.

Somos trabajadores esenciales precarizadxs, trabajadorxs despedidxs, movientes sociales y asambleas de vecinxs lxs que nos seguimos organizando, apelando a todas las formas de lucha que tenemos a nuestro alcance para garantizar nuestros cuidados, puestos de trabajo, alimentos y elementos de protección básico.

Desde Venceremos Partido de Trabajadorxs seguimos promoviendo lazos de organización y solidaridad entre la clase trabajadora para luchar en unidad por todo lo que nos corresponde. Y, en ese camino, señalamos que destinar recursos para pagar la deuda externa ilegal, ilegitima, inmoral y fraudulenta y no avanzar en un impuesto a las grandes fortunas, nacionalizar la banca, los servicios públicos, y los recursos estratégicos, condena a la mayoría de nuestro pueblo trabajador a seguir viviendo en la pobreza y la precarización con lo que ello implica en este contexto.

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