De la Crisis a la Esperanza

 

En nuestra publicación anterior https://www.facebook.com/carlos.orzaocoa.7/posts/242958637114455 decíamos que la Pandemia no era el origen de la crisis actual, que surgía de la propia naturaleza y funcionamiento del sistema capitalista, y que este colapso se venía gestando desde varias décadas atrás. Uno de los mensajes más difundidos por las redes decía: “No queremos volver a la normalidad, porque la normalidad es el problema. La normalidad nos trajo la Pandemia”.  Fidel Castro nos alertaba que íbamos a una verdadera “debacle civilizatoria” por la múltiple crisis económica, energética, alimentaria, ambiental, ética y cultural. Por el agotamiento de la propiedad privada y del Estado basado en ella.

La Pandemia ha venido a agudizar la crisis pero fundamentalmente a mostrarla con nitidez tal cual es, ha corrido todos los velos y telones, ha desnudado todas las limitaciones y contradicciones del capitalismo. Nos ha mostrado que de los 8.000 millones de habitantes de este  mundo, 2000 millones son población sobrante para el capitalismo, por lo tanto se encuentran sin posibilidad de trabajo, alimentación, vivienda, ni tampoco salud y educación. En nuestro país, 11 millones de compatriotas para comer dependen de la asistencia estatal. Según el INDEC, 16 millones de argentinos están bajo la línea de pobreza, cuando salgamos de la cuarentena las cifras de desocupación, precarización y pobreza pegarán un salto.

El capitalismo está instalando teorías malthusianas que justifican la eliminación de población sobrante. No es una novedad, ya que todas las cosas que produce el capitalismo tienen un envejecimiento y muerte programada (autos, heladeras, lavarropas etc), para que sigamos comprando. Ahora la muerte programada es la de la población sobrante. La mitad de los muertos por la Pandemia en Europa son viejos jubilados internados en Geriáticos, que para la lógica capitalista  son improductivos y además generan gastos, por lo tanto son desechables. La anterior directora del FMI, Christine Lagarde,  expresó su preocupación por el gasto previsional de nuestros jubilados, -“Viven demasiados años”– manifestó. Y este propósito letal está íntimamente relacionado al racismo y al colonialismo. La mayoría de los muertos, víctimas de la pandemia en Estados Unidos, son de origen latino y afro.  En este país, donde casi todos los hospitales son privados, 30 millones de personas (que representan el 10% de la población total) no tienen cobertura o seguro de salud. La salud privada y cara, mata peor que la pandemia. Los hospitales que funcionan como empresas, hacen que los pacientes sean mercancías.

Cada día mueren 10.000 personas en el mundo, por causa de otras enfermedades, al no poder costear la atención médica; el dato desgarrador es que en este mismo  mundo son 262 millones de niñas y niños que no tienen escuela.

Pero el origen de este malthusianismo de cosas, especies y personas radica en que los medios de producción son privados y no colectivos. Porque si fueran colectivos, los criterios de producción serían satisfacer las necesidades de todos y todas  y no el lucro de unos pocos. La tecnología y el avance científico estarían en función de las necesidades colectivas.

¿Puede el Capitalismo cambiar de rumbo?

¿Puede dejar de ser extractivista este vampiro cuya sangre es el petróleo y los minerales? ¿Pueden voluntariamente abandonar el Poder y las riquezas esa cúpula de 500 empresas multinacionales y financieras, dueñas de todas las riquezas del mundo?

¿Pueden cambiar una tecnología diseñada para el despojo, la superexplotación del ser humano, las especies y la tierra en función del lucro?

¿ La investigación científica podría dirigirse a nuestras necesidades y no a la ganancia y a la  fabricación de armas?

¿Podremos convencer a los  laboratorios privados para que no impidan el hallazgo de remedios esenciales, porque no son rentables?

¿ El capitalismo podrá considerar que la salud no es una mera mercancía?

¿Podrá el capitalismo cibernético dejar de hacer vigilancia y control cibernético sobre millones de personas?

¿Podrán los gobiernos del Capital dejar de defraudarnos y abandonarnos?

 

Nosotros y nosotras pensamos que no, que no hay posibilidad de cambio. El capitalismo es una locomotora de tren, alimentada de consumismo y explotación, de pobreza y desigualdad, que marcha hacia el abismo. El drama es que en ese tren marchamos la humanidad y el planeta. Por eso es que Walter Benjamín decía que a la locomotora del capitalismo había que aplicarle un fuerte frenazo, antes de que sea tarde.

Los y las que entendemos que ese Frenazo es posible alimentamos nuestro optimismo de la gran lección de Abnegación , Solidaridad y Humanismo que estamos recibiendo de estos héroes actuales que son las y los médicos, enfermeras y personal sanitario que, convencidos que la salud es un derecho, están dando sus vidas. En este sentido es mayor nuestro optimismo cuando vemos a la Cuba Socialista mandando sus médicos y médicas a más de cien países del mundo.

Por todo esto decimos: Nos quieren derrotar y esclavizar. No lo lograrán. Tenemos historia y luchas para construir rebeldías y esperanzas.

 

También es cierto que desde muchos sectores y gobiernos (entre ellos el argentino) se nos habla de “un capitalismo serio, humano, nacional, popular, productivo y no financiero”. ¿Cuál es su viabilidad histórica? Pero de este tema hablaremos en la próxima nota.

 

Desde Córdoba. 29  de Abril. Carlos Vasco Orzaocoa

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, ingresá tu comentario
Por favor, ingresá tu nombre aquí