Por Carlos «Vasco» Orzaocoa

A las y los 30.000 desaparecidos/as. A nuestros compañeras/os de la «Imprenta Roberto Mathews del PRT»: Victoria Abdonur, Matilde Sanchez, Héctor Martínez, Miguel Ángel Barberis, Luis Aguirre.

Por un 24 de marzo que reivindique la lucha revolucionaria de los/as 30.000, sus sueños y anhelos, sus objetivos e ideología. Su programa era derrotar al capitalismo y construir la “patria socialista”.

En este nuevo aniversario queremos recordar, para actualizar, ese magnífico proyecto de transformación profunda que miles de argentinos/as soñaron e iniciaron desde los finales los años ’60. Un proyecto que la egoísta sociedad capitalista quiso ahogar en sangre.

Fueron trabajadores/as, estudiantes, campesinos/as, pobladores/as originarios/as, trabajadores/as de la cultura, intelectuales quienes entendieron que era hora de erradicar de la faz de la tierra toda explotación y todas las opresiones, que era necesario y posible vivir en libertad e igualdad. Para ellos y ellas, la cultura y ética del ser era más importante que el tener. Buscaban desplazar la sociedad del consumismo donde todo se compra y todo se vende, incluso ideas y cuerpos, y reemplazarla por una ética del amor y la solidaridad.

Fue una época en la que se habló más  del “nosotros”, de lo colectivo y no tanto del “yo” ni del individualismo. El proyecto socialista era subversivo, cuestionaba los intereses de los poderosos, de las instituciones, del “orden establecido”, del Estado, de los gobiernos, de los aparatos represivos, de la Iglesia.

Por eso la guerra de aniquilación y desapariciones: había que erradicar la subversión, la justicia transformadora, la cultura y el arte del compromiso, de lo social, del protagonismo, de los cuerpos y las ideas libres.

Es gigante el mérito y esfuerzo de quienes mantuvieron presente el sacrificio de nuestros y nuestras 30.000. Pero hoy es necesario avanzar en explicar sus ideas y proyectos para Argentina y el mundo.

El genocidio empezó antes del 24 de marzo de 1976. La “Masacre de Ezeiza” fue el 20 de junio de 1973; El “Navarrazo” de Córdoba fue en febrero de 1974. El 21 de marzo de 1975 desaparecen Mercedes Gómez y Norma Maorenzic, militantes del PRT. Quisieron detener el avance de los trabajadores a la toma del poder, aniquilar sus organizaciones político-militares y todas las formas de lucha y organización de los trabajadores. Buscaron arrancar de cuajo la lucha revolucionaria iniciada en el Cordobazo, para mantener el sistema capitalista y la dominación de sus monopolios. Para hacerlo, acudieron al asesinato, la cárcel, el exilio, el secuestro, la tortura y el robo de niños/as.

Los gobiernos de “democracia” liberal que se sucedieron desde 1983 hasta nuestros días tuvieron y tienen estrechas continuidades con la dictadura militar. Actualmente, el genocidio es contra los pobres, indigentes y excluidos y excluidas; contra los pueblos originarios, los/as defensores/as de nuestra casa común; las mujeres y disidencias; los jóvenes de barrios populares víctimas del gatillo fácil policial; las y los torturados y asesinados en las cárceles y comisarías; las y los inmigrantes. Ellos y ellas son ahora los “subversivos”.

La lucha popular enjuició y condenó a los jerarcas militares que hicieron el trabajo sucio, pero quedaron impunes sus cómplices e instigadores que planificaron y financiaron el genocidio: los grandes empresarios, la oligarquía terrateniente, la burocracia de los sindicatos y de los partidos  políticos; los bancos y el poder financiero, los jueces y el Poder Judicial, los grandes medios de comunicación, la mayoría de la cúpula de la Iglesia Católica. Nuestra tarea es romper con esa impunidad.

Es interesante recuperar los datos de un informe que el diario La Nación, vocero orgánico de la dictadura y de todo extremismo de derecha hasta el día de hoy, publica en aquella época nefasta, basado en un estudio de la propia inteligencia militar de la SIDE de 1978, en el cual se informa que los 23 gobernadores militares de la dictadura militar contaban con un 35% de intendentes de la Unión Cívica Radical (UCR, 310 intendentes); 20% del Partido Justicialista (PJ, 169 intendentes); 12% del Partido Demócrata Progresista (PDP, 109 intendentes); 10% del MID – liderado por Frondizi y Frigerio (94 intendentes); 9% Fuerza Federalista Popular – liderado por Manrique (78 intendentes); Partidos Conservadores provinciales, 8% (72 intendentes); neoperonistas 3% (23 intendentes); Demócrata Cristianos (DC, fuerza dirigida por el Vaticano) 2% (16 intendentes); Partido Intransigente de Oscar Alende, 0.5% (4 intendentes). (Diario La Nación, 25 de marzo de 1979, sección “Semana política”, titulada “La participación Civil”).

Si a esto le sumamos la activa participación de otros actores políticos, como la burocracia sindical (todavía hoy con juicios pendientes por complicidad en los secuestros de comisiones internas, como en Ledesma y en  la empresa Mercedes Benz o Ford) y el apoyo de las altas jerarquías eclesiásticas a la dictadura; podemos comprender que el golpe estuvo armado desde una estrategia político-militar, pero acompañada de un apoyo y sustento también financiero, civil, mediático y eclesiástico.

Por todo lo anterior sostenemos: nuestro repudio a Milani y Berni, a todos sus patrocinadores y encubridores. No hay “vuelta de página” ni reconciliación con las Fuerzas Armadas Genocidas.

Una de las tantas herencias que nos dejó la Dictadura Militar, aceptada y acrecentada por los gobiernos sucesivos, fue la deuda externa que es hoy la cadena de dominación sobre nuestra Patria y nuestro Pueblo, por parte de los monopolios internos y externos como así también por el capital financiero imperialista.

Hoy somos gobernados por un gobierno del Frente de Todos, cuyos máximos representantes se han autotitulado “pagadores seriales”. Efectivamente, el presidente y su Ministro de Economía se han expresado públicamente sobre la necesidad de “honrar la deuda” y de “crecer para pagar”. Es bueno conocer el itinerario de esta deuda eterna:

“Al momento del Golpe, Argentina debía a los organismos financieros internacionales 7.800 millones de dólares, de los cuales sólo la mitad eran del Estado y el resto de corporaciones privadas. El Proceso Genocida llevó esa deuda a U$S 45.000 millones de manera ilegal y fraudulenta, “gracias” –entre otras maniobras– a la estatización de las deudas de las empresas privadas.

«El endeudamiento continuó acrecentándose: el gobierno del “prócer” Alfonsín elevó ese monto a U$S 65.300 millones; el cipayo Menem casi la duplicó: U$S 121.877 millones. La Alianza con De La Rúa a la cabeza la llevó a U$S 144.453 millones. En el año 2000 se produce el fallo del juez Ballesteros, ante la causa Alejandro Olmos, que declara ilegal y fraudulento el endeudamiento del Estado Argentino. Duhalde desconoció el fallo y elevó la deuda a U$S 178.768 millones. El kirchnerismo (sumados los gobiernos de Néstor y CFK), a pesar del pago en efectivo al FMI (de sólo U$S 10.000 millones) y los famosos canjes de deuda de Kirchner-Lavagna, dejó al país con un endeudamiento de U$S 227.703 millones.

«A través del macrismo, la burguesía argentina sumó más de U$S 115.000 millones a ese monto, elevando la deuda a más de U$S 327.267 millones a junio del año pasado, por lo que se sabe que a diciembre esa cifra fue aún mayor. La fuga de capitales durante el gobierno de los globos amarillos fue de U$S 88.371 millones, lo que deja bien en claro que se llevaron casi la totalidad del endeudamiento que tomaron. Semejante latrocinio no puede quedar sin castigo, mucho más a la vista de las penurias que ha producido en las y los habitantes de este suelo.

Según el INDEC, en el segundo trimestre del 2019, “los argentinos” atesoran más de U$S 304.097 millones de dólares en el exterior, casi la totalidad de lo que se debe. Esos depósitos no son de obreros/as ni campesinos/as, son las cuentas de la burguesía de este país. Ese robo es lo que pretenden hacernos seguir pagando a los/as trabajadores/as.” (Encuentro Antiimperialista Socialista- Documento por el 24 de marzo).

La actual pandemia global llamada coronavirus es el detonante de una compleja crisis del capitalismo, ahora agudizada, preanunciada desde la anterior del 2008. La caída de la tasa de ganancia de la producción y el comercio mundial hizo que los “mercados” acudieran a las herramientas financieras y de derivados para contrarrestar esa caída. Las masivas inyecciones monetarias, que ahora nuevamente se ponen en práctica, tienen el objetivo entre otros de crear deudas soberanas en los países dependientes y así con las rentas salvar a los países centrales además de apoderarse de nuestros bienes comunes. El objetivo principal es desarmar todo vestigio de Estado de Bienestar, precarizar aún más el trabajo y la explotación asalariada  para  aumentar la plusvalía y  salvar el capital.

Es patética la fragilidad del capitalismo mundial. El coronavirus  contribuye dramáticamente, pero todos los elementos desencadenantes del actual terremoto financiero son anteriores a la pandemia.  Creemos que es necesario dimensionar y tomar conciencia de  la magnitud de esta crisis capitalista global, para que todas las fuerzas “anti neoliberales” entiendan la urgencia de romper con las burguesías mentirosamente nacionalistas y progresistas. Necesitamos unir  todas las corrientes anticapitalistas para impedir la marcha inexorable de todas las fuerzas burguesas en el camino al fascismo.

La cuarentena también sirve al ajuste y la represión

No es lo mismo hacer cuarentena en un country que en una villa. No es lo mismo tener la seguridad del ingreso mensual de cientos de miles (como el funcionario judicial, legislativo o de gobierno) que no tenerla, como para el trabajador de changas o para los 6 o 7 millones de argentinos/as que, si no trabajan en el día a día, no comen ni ellos/as ni su familia.

La cuarentena destruye el país, corta la cadena de pagos y quiebra al pequeño empresario y comerciante. Acrecienta la desigualdad social, se concentra la riqueza y como siempre favorece a los que tienen más. El coronavirus tiene tanto poder porque aniquilaron la salud pública, los hospitales públicos, a favor de la medicina privada que hoy no quiere recibir ningún infectado.

¡Cuánta razón tenían nuestros/as 30.000, que querían que la salud y la educación estuvieran en manos de un Estado gobernado por las y los trabajadores!

La cuarentena sirve al Estado, además, para reprimir a los/as pobres, para desplazar sus cuerpos represivos, tanto policiales como Fuerzas Armadas, en los barrios populares donde cunde la desocupación y el hambre. La Ministra de Seguridad nos amenaza con el Estado de sitio y ha mandado la Gendarmería para  prepararse a reprimir posibles estallidos sociales. Según los informes de Correpi, las detenciones en nuestro país por fuerzas de seguridad  provinciales y federales,  en el marco del DNU 297/2020  desde el viernes 20 llegan hasta el día de hoy a 16.000 personas.

¡Cuánta razón tenían nuestros/as 30.000 que querían destruir los aparatos represivos del Estado y  construir un Ejército Revolucionario del Pueblo y Milicias Populares!

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.

Ni un peso para el pago de la deuda externa. Ruptura con el FMI y demás organismos financieros del imperialismo.

Estatización de la banca y el comercio exterior. Monopolio estatale de la energía. Expropiación de todos los grandes terratientes.

HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE

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