Desde hace días el pueblo chileno ha ganado las calles harto de cargar sobre sus espaldas la profunda desigualdad, pobreza y precarización de la vida que le ha impuesto el “modelo chileno” en manos de Piñera -y antes por la Concertación- como continuidad de la dictadura genocida de Pinochet. La rebelión popular desatada y profundizada con los anuncios sucesivos de Piñera de declarar el estado de emergencia primero y el toque de queda después ha generado una masiva respuesta en todo el país y la más amplia solidaridad nuestroamericana e internacional.

Pero ninguna rebelión popular surge o se manifiesta sin antecedentes, que quizás con meses o años de diferencia, empiezan con un lento proceso de acumulación de fuerzas y expresiones masivas cuestionando privilegios. En este sentido, “el mayo feminista” desarrollado en Chile en el año 2018 puede ser considerado entre otros, como un mojón, como parte de esos sucesos que van construyéndose por abajo para emerger en la superficie de la realidad como procesos de ruptura y cuestionamiento al orden vigente. Por aquellos días la Confederación de Estudiantes de Chile y decenas de asambleas feministas y de estudiantes convocaron a tomas de universidades, liceos y paros de mujeres y disidencias contra la violencia machista y patriarcal y por una educación no sexista.

Como en gran parte de Nuestra América, el movimiento de mujeres y disidencias, con una fuerte composición de las juventudes, ha protagonizado hechos masivos que pusieron la agenda feminista como la agenda política de nuestros países, como la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, la lucha contra las violencias machistas, la defensa de los bienes comunes y la lucha contra el ajuste que impulsan los gobiernos aplicando las recetas del FMI.

El protagonismo de las mujeres y disidencias en las luchas en nuestro continente, pero también más allá de él, es una de las características que se inscribe en todos los procesos de lucha que emergen con fuerzas. El capitalismo y el patriarcado, como sistemas que se nutren dialécticamente para garantizar la explotación y opresión no toleran las rebeliones de las, les y los de abajo, pero mucho menos toleran el protagonismo de mujeres, lesbianas, trans y travestis en las luchas de nuestros pueblos.

La brutal represión desatada por el estado chileno, que cuenta por decenas las y los muertos y por más de cientos las desapariciones, manifiesta también numerosos casos de abusos sexuales por parte de los miembros de las fuerzas de seguridad, carabineros y militares, en situaciones de detención en las manifestaciones de estas jornadas, así como en el ingreso violento en las casas para secuestrar personas.

La violencia capitalista y patriarcal se inscribe de forma particularmente flagelante en los cuerpos de las mujeres y en los cuerpos feminizados. Nuestros cuerpos, son tomados como territorio de conquista para pretender inscribir en ellos la dominación y colonización que garantice la perpetuidad de sus intereses como clase dominante.

Particularmente la violencia sexual hacia mujeres, lesbianas, trans y travestis es uno de los instrumentos preferenciales utilizados por los opresores como mecanismo de disciplinamiento, desmoralización al movimiento en lucha. Donde en un mismo acto, atacan física y moralmente. Tanto en las dictaduras militares como bajo gobiernos democráticos el estado ha perpetrado y ocultado las múltiples violaciones a los derechos humanos en situación de detención de mujeres, niñas, travestis, trans, con humillaciones, amenazas, abusos y agresiones sexuales y violaciones. Por ello, decimos una y otra vez que el Estado es responsable.

Nos tienen miedo, porque no tenemos miedo

El pueblo chileno dijo basta, y su grito recorre nuestro continente junto a las voces del pueblo ecuatoriano, haitiano, hondureño, peruano… Nuestra América dice basta a la democracia de los ricos, basta de privilegios para unos pocos, contamos en nuestra historia y tradición de lucha con importantes reservas de resistencia para que en las calles profundicemos la lucha contra el FMI y los gobiernos que pretenden aplicar sus recetas.

Como dicen las pancartas que recorren las calles de Chile, burgueses tiemblen de miedo, porque salió a la calle el (la) hijo(a) del obrero (a).

Fuera Piñera

Basta de ataques sexuales contra mujeres y disidencias

Abajo la represión, el Estado de emergencia y el toque de queda

Fuera el FMI de América Latina

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, ingresá tu comentario
Por favor, ingresá tu nombre aquí