Luego de especulaciones varias, malabares múltiples y acuerdos de todo tipo, ya están definidas las alianzas y listas para las elecciones de agosto (PASO) y octubre. Por detrás de la danza de nombres y negociaciones a puertas cerradas, es poco lo que se discute de las plataformas de las fuerzas electorales. El significado de clase del proyecto de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos. Nuestra apuesta a fortalecer la opción y la apuesta programática de la izquierda.

La definición de CFK de ocupar el lugar de vicepresidenta acompañando a Alberto Fernández aceleró el rearmado del tablero electoral. La negociación con Sergio Massa, el hombre de la embajada yanqui, culminó en la integración de la mayor parte de su espacio en las listas del Frente de Todos y en su postulación como primer diputado nacional por provincia de Buenos Aires lo que le valdría una posibilidad cierta de convertirse en presidente de la Cámara. La apuesta del Frente de Todos será ganar en primera vuelta.
La alianza Cambiemos devenida en Juntos por el Cambio consiguió evitar la salida de los radicales y terminó definiendo la fórmula Macri – Pichetto. Aunque muy deteriorado, el oficialismo busca con el apoyo del FMI mantener cierta estabilidad monetaria para conseguir el milagro de un segundo mandato. Por fuera de estos dos armados quedó el peronismo de Consenso Federal encabezado por Lavagna, Urtubey y Camaño. La opción liberal – conservadora de Espert está tratando de saldar los escollos que el gobierno pone a una opción que le compita por derecha.
La “política ganadora” del Frente de Todos, con inmediato apoyo de gobernadorxs e intendentxs, “extiende la mano” (y la plataforma) a muchos de los hasta recién “traidores” o “cómplices del macrismo”. El jefe de bancada peronista (“¿opositora?”) pega el salto para ser vicepresidente del oficialismo. Lavagna el ministro de economía de Duhalde y de Kirchner, ministro de Industria y comercio exterior de Alfonsín, el candidato del radicalismo ayer y de la rama antikirchnerista del peronismo hoy, junto al recalcitrante salteño.
Pero no sólo los malabares y saltos mortales los realizan lxs políticxs patronales. La centroizquierda que ya nos tiene acostumbradxs a las alianzas más diversas siempre para “evitar un mal mayor” se sumó completa (el PC, PSOL, Unidad Popular, Proyecto Sur) al armado de Fernández – Fernández con un entusiasmo digno de mejor causa. Lastimosamente, los coletazos de la antigua “izquierda independiente”, culmina el camino iniciado en 2015 y se suma a través de SOMOS (Frente Patria Grande, el MPLa Dignidad, Vamos, Nueva Mayoría) a la alianza encabezada por el PJ.
Por otra parte, el Frente de Izquierda y los Trabajadores ha sumado al MST conformando el FIT – Unidad, listas en las que participan candidatxs de las organizaciones que formamos Poder Popular – Corriente de Izquierda (Ver nota página central).

Más de lo mismo
Aunque no esté aún disponible la plataforma 2019 de Juntos por el Cambio, uno de los redactores de la Plataforma Cambiemos, Hernán Iglesias Illa, ha dicho que “nos sorprendió… cuán vigentes se mantienen sus principios e ideas centrales” (Clarín, 15/4/19). Con las formulaciones características de esta derecha que si algo tiene de nueva es su capacidad de elaborar un discurso con cuatro frases, tono new age y exclamación final, esa plataforma contiene frases hechas, pero también da cuenta de toda una perspectiva que efectivamente se ha puesto en acto a lo largo de estos tres años y medio. Como dijo Macri al responder qué haría de diferente en un nuevo mandato, Juntos por el Cambio planea hacer lo mismo pero más rápido. Es decir, tratar de replicar el escenario post elecciones de octubre de 2017 cuando el “reformismo permanente” se estrelló contra la resistencia popular en las jornadas del 14 y 18 de diciembre.

La plataFForma
Si no hay entonces grandes novedades del lado del oficialismo, resulta necesario leer con detenimiento la plataforma del Frente de Todos. Se plantea como meta el “desarrollo con equidad” (vale recordar que el término “equidad” en reemplazo del de “igualdad” proviene de la ola de reformas neoliberales de los 90). Identifica como problema central, como principal escollo para conseguir dicha meta, la “antinomia que impide dicho desarrollo”. No hay mención al carácter dependiente del capitalismo en Argentina ni al rol del empresariado, ni siquiera del imperialismo. La resolución de las crisis cíclicas y de la crisis estructural de nuestro país pasaría, desde esta óptica por la “voluntad de diálogo y concertación”, un “nuevo contrato”, la “concertación económica social”, el “diálogo social”.
En el apartado de Desarrollo Económico se detalla que se buscarán “acuerdos amplios con los acreedores, en los que se contemple la necesidad de garantizar un proceso de crecimiento inclusivo como único recurso para poder afrontar los compromisos externos e internos”. Aunque se menciona la necesidad de fomentar el mercado interno, el eje se pone en el aumento de las exportaciones como fuente genuina de divisas (para garantizar el crecimiento económico y afrontar los vencimientos de deuda externa) y en una sustitución de importaciones que genere un “ahorro efectivo de divisas”.
Destaca la necesidad de un “régimen especial de inversiones en gas y petróleo en especial en Vaca Muerta dando previsibilidad e incentivos a la inversión privada”. En el mismo sentido, se promueve la formación de “clusters” en torno a recursos naturales. Estos “clusters”, categoría promercado de los 90, conjunto de empresas e instituciones en torno a los recursos naturales en localidades determinadas, no es otra cosa que la profundización de la matriz monoproductora, sojera y extractivista. En igual sentido va la propuesta de generar “sinergias” público – privadas para desarrollar el turismo.
Al hablar de la inflación, resalta la ausencia de las explicaciones estructuralistas u heterodoxas del fenómeno. Se señalan como causas “la inercia inflacionaria, la puja distributiva, los saltos en el tipo de cambio y los desajustes monetarios”. Hecho así el diagnóstico, la propuesta es “convocar una mesa de concertación de precios y salarios tendientes a generar un proceso de freno a la inflación”, en la que entre otras cosas se discuta la “mejora del salario consistente con el aumento en la producción y en la productividad”.

Romper con el FMI para enfrentar las necesidades del pueblo
No hay posibilidad de enfrentar la crisis estructural que atraviesa la Argentina sin dejar de pagar la odiosa, ilegal e ilegítima deuda externa. Por supuesto, este objetivo supone una enorme confrontación con el poder económico local. Recordemos que la necesidad de aumentar los compromisos de deuda es la contracara de la fuga de capitales. Asimismo, una ruptura de este tipo implicaría una fuerte disputa con el capital extranjero que no sólo está “afuera” sino que controla una parte importante de la economía local. En resumen, se necesita de una fuerza popular y combativa dispuesta a resolver (y no sólo a dispuesta a paliar, y parcialmente) los problemas de las mayorías postergadas de nuestra patria.
El FIT – Unidad es el único frente que incluye en sus puntos programáticos esta reivindicación. Así como es el único que levanta la bandera del Aborto Legal Seguro y Gratuito, otra demanda impostergable. Por eso, apostamos a la participación electoral en ese marco, sabiendo que esos derechos los conquistaremos en las calles y sabiendo también que es probable que en el escenario actual la lógica de “todxs contra Macri” reduzca el espacio de la izquierda. Sin embargo, tanto la historia como el pasado reciente nos demuestra que en las crisis del capitalismo, lxs muertxs (por luchar, por hambre, por falta de salud, por falta de vivienda, por bala policial) los ponemos nosotrxs, y las ganancias son ajenas.
Las variantes patronales con más chances de estar al frente del gobierno en 2020 nos auguran una situación muy compleja por varios años para lxs trabajadorxs. Con una forma o con otra, necesitamos profundizar la unidad de la izquierda, la unidad obrera y popular, para resistir un escenario muy duro; y para construir una verdadera alternativa.

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