Un PJ unificado, una derrota histórica del radicalismo, una izquierda que pide salvavidas y el avance de la derecha católica.  

El domingo pasado, en el segundo distrito del país con mayor cantidad de votantes, distrito que le dio a Cambiemos el 70% de sus votos en la pasada elección presidencial, se desarrollaron las elecciones a gobernador e intendente que arrojan un panorama político nada alentador para el pueblo.

Los primeros resultados que empezaron a aparecer antes de cerrar los comicios ya anunciaban, al igual que lo pronosticaban las encuestas, que el triunfo sería para “el gran candidato del peronismo cordobés” Juan Schiaretti. Los medios anunciaban su victoria con un 54% de los votos a favor, a más de 37 puntos de distancia del candidato del PRO, Mario Negri bajo la alianza de Córdoba Cambia y a 43 puntos de distancia del candidato de la UCR Ramón Mestre, que encabezaba la lista 3. Recordemos que para esta elección la alianza Cambiemos no logró llegar a un acuerdo por lo que el radicalismo presentó dos opciones, la primera apoyada por el gobierno Nacional y la segunda por sectores más duros del radicalismo.

Los asientos quedan repartidos de la siguiente manera: la fórmula Hacemos por Córdoba ocupará 26 bancas departamentales y 52 de las 70 de la legislatura, o sea casi y 75% de lxs legisladores. Negri logra un bloque de 8 legisladores y Mestre de 6. 
Schiaretti, actual Gobernador de la Provincia quien lidera el nuevo espacio “Hacemos por Córdoba” en reemplazo a la histórica alianza de “Unión por Córdoba”, se impuso en la que sería la séptima victoria consecutiva del PJ en la gobernación de Córdoba. Este es un triunfo histórico dado que es la primera vez que un candidato logra tal magnitud en los puntos de ventaja en relación al segundo y al tercero. Además, este triunfo se termina de coronar con otro nuevo record; la misma alianza ganó por primera vez la intendencia. Martín Llaryora, candidato del PJ a la Municipalidad de la capital cordobesa, derrotó a Luis Juez, candidato de la alianza Córdoba Cambia, ex embajador en Ecuador y la figura por la que apostaba el PRO en la ciudad, con un 21,69% ubicándolo en segundo lugar. A su vez, el peronismo, destruyó a la figurita del radicalismo mestrista que para algunos prometía -Rodrigo de Loredo- ubicándolo en tercer lugar con una diferencia de 20,83 puntos.

El camino allanado

 

Esta es la primera vez que un intendente peronista gobernará la ciudad cordobesa desde 1983 y lo hará bajo la alianza de “Hacemos por Córdoba”. Los números pueden llegar a sorprender pero el camino estaba fácil, tanto por la ruptura de la alianza Cambiemos en la provincia como por el Frente Córdoba Ciudadana, expresión local de Unidad Ciudadana que bajó su lista por orden de Cristina, permitiendo la fuerte imposición del peronismo cordobés, el gobierno de la represión y la militarización en los barrios.

Tanto “Córdoba Cambia” el espacio liderado por la dupla Negri-Juez como la histórica lista 3 de la UCR representada por Mestre, regalaron sus cargos con moño y todo.

Por otro lado, la muerte de José Manuel De La Sota fue un factor clave en la unificación de todo el peronismo atrás de Schiaretti. “Juan” armó muy bien sus listas incorporando como primera candidata a legisladora a Natalia De la Sota (hija del ex gobernador) y primera candidata a concejal a Victoria Flores (hija de Olga Ruitort, ex esposa del fallecido). El frente que arma Schiaretti que vendría a ser una renovación de Unión porCórdoba y la incorporación del partido socialista y el GEN, le sirvió para rearmar su imagen e interpelar al electorado progresista, proponiendo de esta manera un modelo para el armado nacional.


El discurso del ganador, un discurso victorioso pero moderado en sus pretensiones nacionales.

 

El gobernador sabía que iba a ser una victoria con impacto nacional y hacia ese auditorio se dirigió. «Es una elección local y no nacional», «no soy el macho alfa de alternativa federal», desmarcándose, así, de la responsabilidad de un espacio que no termina de consolidarse, pero sin abandonar el juego nacional recalcó a la vez, la necesidad de un peronismo federal para hacer frente a las políticas de Macri. Schiaretti se convierte en un actor importante para el escenario nacional, ubicándose como figura de peso para la elección de quién ocupará el lugar de oposición.


El polo de la Izquierda  

 

Estas elecciones provinciales no han sido buenas para la izquierda fragmentada. La histórica candidata del FIT, Liliana Olivero que buscaba la gobernación quedó en un 5to lugar con un 2,75% de los votos, porcentaje menor que el concebido en la última elección de 2015, de un logro de un 4,89%. Este escenario se profundiza aún más al observar que el 4to lugar quedó ocupado por Encuentro Vecinal Córdoba con un porcentaje de 3,95%, expresión ultra-católica de Córdoba, con la figura de Aurelio García Elorrio, abanderado de la lucha contra el Aborto legal seguro y Gratuito.

Por debajo del FIT, se encuentra el MST con la figura de Luciana Echeverría con un 1,52% de puntos y con un 0,7 el Nuevo MAS. Estos porcentajes que presentan las opciones de izquierda, le hubiesen permitido aparecer en cuarto lugar en un escenario donde ésta no fuera fragmentada.Concretamente, el FIT renovó una de sus tres bancas de la legislatura, perdiendo dos legisladores, pero como sorpresa será la primera vez que el Frente de Izquierda tendrá representación en el Concejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba, con Laura Vilches como concejal.

No podemos dejar de observar el porcentaje de votos en blanco; estos fueron de un total de 18,6% que sumado a los nulos casi llegan al 22%. Estos votos que se esperaba que la izquierda pudiera interpelar, sobre todo a aquellxs que provenían de sectores kirchneristas reacios a votar por Schiaretti, no fueron cautivadxs, virando al voto en blanco o al PJ cordobés.

Ante este panorama, entendiendo que la batalla electoral es una más entre las batallas que el pueblo debe explotar, la apuesta para Venceremos-Partido de Trabajadorxs seguirá siendo la más amplia unidad de acción para derrotar al macrismo y a los gobernadores cómplices del PJ en las calles, al tiempo que impulsamos la necesaria unidad de la izquierda para construir una alternativapolítica de lxs trabajdorxs.

En ese sentido, venimos impulsando la corriente de izquierda Poder Popular, espacio que compartimos con organizaciones hermanas, militantes y activistas independientes, en donde buscamos potenciar y expresar políticamente, las luchas sindicales, ambientales, del movimiento de mujeres y disidencias, las luchas antirrepresivas y todas las batallas necesarias que deba emprender nuestro pueblo para ser protagonista de nuestra historia.

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