Con medidas históricas como paros de 36 y 48 horas y el acompañamiento del SiPreBA, trabajadores y trabajadoras de Clarín lograron reincorporaciones y frenar el avance sobre el convenio. Hablamos con Matías Cervilla, delegado de SiPreBA en AGEA Clarín.

El miércoles 17 de abril la empresa AGEA, que edita los diarios Clarín y Olé, amaneció vallada y con policía de civil adentro y afuera de su edificio. También la planta de expedición Zepita donde se imprime el matutino. Horas más tarde se conocieron que fueron 65 los despidos. La Comisión Interna de SiPreBA y la asamblea inmediatamente inició un plan de lucha. El conflicto no es solo económico y por los puestos de trabajo: dos días antes, las cámaras del sector que encabeza Clarín, AEDBA (Asociación de Editores de diarios de Buenos Aires), ADIRA (Asociación de diarios del interior de la República Argentina), AAER (Asociación argentina de Editores de revistas) y ADEPA (Asociación de entidades Periodísticas de Argentina), enviaron una nota al ministro de producción Dante Sica, con el objetivo de “abrir una mesa de diálogo” para “amortiguar la crisis y desarrollar el sector”, reclamando “nuevos enfoques para defender el empleo en un sector que fortalece el debate democrático y garantiza el acceso a la información de la ciudadanía”. Los despidos en Clarín son un mensaje para todo el sector, en línea con la intención del gobierno de avanzar sobre la reforma laboral y los convenios colectivos de trabajo.

El conflicto que encabezó la Comisión Interna de Clarín fue tomado por todo SiPreBA, que realizó plenarios de delegados, asambleas y medidas en todas las empresas. Al cierre de esta edición, el plan de lucha en Clarín ya contaba con medidas históricas como los paros de 36 y 48 horas –medidas que desde la década del 80 no se realizaban en ese medio y con un acatamiento altísimo-, dos festivales en la calle y la participación con una numerosa columna junto al SiPreBA en la movilización del 30 de abril a Plaza de Mayo. Cuatro reincorporaciones, la creación de una bolsa de trabajo para reinsertar otros despedidos en empresas del grupo y la suspensión del intento de modificación de la jornada laboral por parte de la empresa, son el resultado momentáneo de las medidas de fuerza. La lucha sigue pero sin dudas es un paso enorme que además permite frenar los avances sobre el convenio colectivo y fortalece la organización interna, con un ejemplo para todo el gremio y un mensaje a todas las empresas del sector.

Venceremos :¿Cómo lograron en una empresa tan represiva como Clarín una construcción gremial que permita realizar medidas de fuerza tan contundentes?

Matías Cervilla: La vida gremial en el diario tuvo una recuperación desde el año 2012 luego de 12 años de precarización y de avances de la empresa sobre convenios y estatutos, ya que en el 2000 habían echado a toda la comisión interna. Desde el 2016 formamos parte de la comisión interna en el Sipreba. Como delegados, siempre priorizamos la construcción interna y de legitimidad entre nuestras compañeras y compañeros como pilar fundamental de todo nuestro armado gremial. No podemos apuntar a objetivos de máxima, sin contar con una construcción sólida, con el respeto, la confianza y la legitimidad de nuestros compañeros de trabajo. Para eso buscamos permanentemente interpelar a nuestra base, hablar en su idioma, no exigir cosas incumplibles, no buscar la medida más radical, sino la más plausible de masificar, la que esté al alcance de todo. Esa conducta mantenida durante años nos dio la confianza y la legitimidad de que cuando llamamos a un paro, el acatamiento fuese masivo.

V: ¿Cuáles son las presiones que tuvieron durante el conflicto y las medidas?

MC: Históricamente quienes se adhieren a medidas como quites de firmas, ceses de tareas, etc , han sufrido presiones por parte de las jerarquías del diario. Hay compañeros que viajaban a todas las coberturas de eventos deportivos que a partir de un quite de firmas no viajaron nunca más, hay compañeros que al hacer un cese de tareas han recibido llamados de sus jefes con aprietes velados del estilo de “cada uno sabe lo que hace”. El conflicto por los 65 despidos no fue la excepción y si bien en muchos sectores, dada la escala del conflicto, los jefes han sido comprensivos con la situación, no han faltado presiones para que salga tal o cual suplemento, para que se cubra tal evento, etc.

V:¿Qué importancia tiene la relación con otras empresas del gremio y la construcción del SiPreBA?

MC: La relación con los trabajadores y comisiones internas de otras empresas es fundamental, La coordinación, la imbricación con compañeros y compañeras de otros medios nos ayuda a multiplicar las medidas, a difundirlas para garantizar visibilidad, a organizar eventos usando la experiencia de compas que vivieron conflictos similares, en una palabra, la unidad de las y los trabajadores en general, y en un conflicto en particular es imprescindible para el sostenimiento del mismo. En ese sentido el SiPreBA, al nuclear a los compas de los otros medios, y al brindarse de lleno a nuestra disposición, cumple un rol decisivo.

También cumplió un rol en la visibilización del conflicto: sabemos que no va a salir en la mayoría de los diarios y los canales de TV, debido a la fuerte presión del Grupo Clarín. No obstante, hay que destacar el rol de los medios autogestivos, que también están nucleados en SiPreBA, a los trabajadores de la TVPublica que han informado continuamente el conflicto, así como los compañeros de Página/12, que han logrado meter una nota del festival que hicimos en la puerta del diario, resistiendo la censura impuesta por el Grupo Octubre.

V:¿Cómo reciben las críticas por trabajar en Clarín y la enorme solidaridad tanto de sectores políticos como sindicales diversos?

MC: Entendemos las críticas que algunos sectores nos hacen a los trabajadores y trabajadoras, por el solo hecho de trabajar en Clarín, como parte un discurso que promueve el desclasamiento, la descomposición social, con la confusión ideológica. No nos hacen mella, nos critica la derecha, por hacer paro, y una parte desclasada y fanática del kirchnerismo, por trabajar en Clarín, festeja los despidos. Confundir trabajadores con la patronal es algo que no resiste la sociología más elemental. Cuando uno compra una hamburguesa en un McDonalds no identifica al empleado o empleada con un agente del imperialismo norteamericano, sino que ve a un trabajador. Sin embargo, algunas personas cuando ven a los trabajadores y trabajadoras de Clarín-AGEA, ven a Magnetto y sus secuaces. A diferencia, los propios dirigentes de los sectores políticos vinculados al kirchnerismo (como también de la izquierda) han apoyado a los trabajadores desde el inicio del conflicto. Agradecemos a los sectores de todo el arco político y sindical que nos están apoyando porque eso también es fundamental.

V: ¿Por último, qué implicó el conflicto para los trabajadores y trabajadoras de Clarín y Olé?

MC: Lo fundamental, es que ahora tenemos consciencia de la capacidad para realizar medidas como un paro efectivo, algo que no logràbamos desde 1989 y se veía como irrealizable. El conflicto nos encontró de una manera y actualmente somos a nivel personal y colectivo otras personas. El hecho de tomar prácticamente tu lugar de trabajo, estar todo el día en lucha, salir de la normalidad, resignificar el espacio en el que laburas cotidianamente. En pocos días rompimos totalmente con la normalidad y no hay forma de volver aun cuando volvimos a trabajar ahora sin medidas. Eso se notó también en la relación con los jefes, con las jerarquías, en la capacidad de plantarse de otra manera. Salga como salga este conflicto puntual, cuando tengamos que discutir paritarias o cuestiones del convenio vamos a estar en otras condiciones, vamos a poder contar con el paro como herramienta porque tenemos la experiencia de haberlo hecho.

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