Durante la semana pasada se cumplió un nuevo aniversario de la inundación de la ciudad de Santa Fe; 16 años pasaron desde aquel desborde del río Salado que produjo la inundación de un tercio de la localidad, más precisamente las zonas oeste y sur donde se encuentran los barrios populares. Las consecuencias de esto fueron la muerte de 158 personas, 130.000 afectados/as y una ciudad devastada con una emergencia sanitaria que se extendió por varios meses.

El río Salado se extiende desde la Provincia de Salta pasando por Santiago del Estero hasta desembocar en el río Paraná en la provincia de Santa Fe. En las últimas décadas el acopio de agua va en aumento producto del crecimiento en el caudal de lluvias y la poca absorción que están teniendo los suelos consecuencia de la deforestación y utilización de agrotóxicos en los suelos. Pero esto no solo fue una catástrofe meteorológica fue un crimen hídrico ya que se podrían haber tomado medidas adecuadas para evitar las pérdidas. Claro, eso es difícil cuando se está gobernando para las grandes empresas agroexportadoras.

Las responsabilidades políticas son muchas, el principal responsable es el entonces gobernador, el peronista Carlos Reutemann por no haber terminado las obras de contención -que se habían iniciado durante la gestión anterior de Obeid, quien tampoco las terminó- y por no haber dado la orden de evacuación. Luego las respuestas no fueron efectivas ni inmediatas (antes, durante y después del hecho), varios de los funcionarios provinciales y municipales incurrieron en un notable abandono de sus funciones. Los únicos dos condenados (tarde y mal) por el delito de estrago culposo agravado son el ex director de Hidráulica de la provincia Ricardo Fratti y el ex ministro de Obras Públicas Edgardo Berli, demostrando una vez más la complicidad entre el poder judicial y los responsables políticos de los negociados que afectan la vida de miles de personas trabajadoras.

Cada vez que el calendario marca esta fecha, acompañamos el reclamo de cientos de santafesinos/as invadidos/as por el dolor, con el recuerdo aún vivo de aquel día, junto con ellos/as exigimos justicia. En tiempos en que la crisis afecta a millones de trabajadores/as y en las provincias del interior del país se repite esta historia con cada lluvia entendemos que sólo con la lucha y organización del pueblo, junto con un programa de acción política que tenga independencia de clase, veremos un día resueltos nuestros problemas más urgentes.

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