Luego de debatir en un plenario de regionales de la CGT con cientos de representantes de todo el país, el Frente Sindical para el Modelo Nacional y las CTA convocaron a un paro general para el 30 de abril.

Con la participación de 70 regionales de la CGT y más de 600 dirigentes sindicales se desarrolló en la sede del SMATA un plenario impulsado desde el Frente Sindical para el Modelo Nacional que cerró con la convocatoria a un paro general y un documento contra la política económica, laboral y productiva del gobierno de Macri, recuperando algunos reclamos de las patronales Pymes, en línea con lo que en paralelo definieron las CTA de los Trabajadores y la Autónoma de Micheli en un plenario propio.

Con fuerte poder de convocatoria, en el mismo confluyeron organizaciones obreras de diferente extracción político sindical, desde los convocantes, que son su conducción, con el SMATA como expresión burocrática más recalcitrante, en acuerdo con Camioneros y la Corriente Federal; hasta quienes encabezaron los conflictos más importantes del último período como el SUTNA con FATE, Aceiteros con Cofco o el SiPreBA con Télam y los medios públicos, además de regionales de la CGT de todo el país con sus características particulares.

En sus intervenciones, distintos sectores como la CGT Córdoba o el SUTNA, plantearon la necesidad de que el paro sea de 36 horas con movilización a la Plaza de Mayo, lo que sin dudas le daría más fuerza a la medida, cuestión que no fue tomada en la resolución final. A su vez, en más de una ocasión se hizo referencia a la tasa de desocupación que crece día a día y el rol de los movimientos sociales, sector con el que se planteó la necesidad de confluir.

En los discursos de los organizadores, no faltaron las críticas a la conducción de la CGT y la exigencia para que de cobertura legal al paro, así como a la «medida» convocada por la CATT para el primero de Mayo en una burla a la historia del movimiento obrero.

A nadie escapa que la mayoría de los sectores convocantes tiene una orientación política vinculada al recambio gubernamental a través del PJ, lo cual se demuestra en cada actividad del FreSiMoNa o en las referencias históricas desde el palco a Rucci y Ubaldini. La situación que atraviesa la clase trabajadora, de empobrecimiento cotidiano, hace que sea imposible depositar las expectativas en la salida electoral y que incluso estos sectores deban discutir e imponer medidas de fuerzas. Pero dichas medidas no pueden ser jornadas aisladas para desgastar al gobierno sino que debe ser parte de un plan de lucha para derrotar la política de ajuste de Macri y el FMI, poniéndole un freno en las calles.

Los sectores combativos debemos abonar a esa perspectiva en unidad, presionando para darle continuidad a las medidas, al tiempo que construimos una alternativa política desde abajo y con independencia política de los empresarios y fuerzas patronales.

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