El resultado de la interna de Cambiemos en el primer comicio del año descolocó los planes del clan presidencial y lo obligaron a replantear su estrategia electoral de cara a una elección general cuyo escenario sigue abierto.

La primera interna del año, no obligatoria, se realizó en La Pampa, donde compitieron por el cargo a gobernador el radical Daniel Kronenberg contra el elegido por Macri, Carlos Mac Allister. Este último ingresaba a la contienda como el favorito por el claro apoyo de la Casa Rosada y su mayor instalación como figura. Sin embargo, ya de por sí la interna demostraba las tensiones entre el aparato radical de las provincias con el armado electoral diseñado por el núcleo Marcos Peña-Frigerio-Vidal-Larreta.

El resultado aplastante e inesperado en favor de Kronenberg desató rápidamente la preocupación del macrismo. Es indudable que, a pesar de haber sido una elección acotada de votantes, Mac Allister pagó en las urnas el repudio a las políticas de ajuste de Cambiemos, de las cuales el radicalismo ahora intenta despegarse y presentarse como una variante de relevo dentro de la alianza oficial. En esa linea también se ubica el desdoblamiento de las elecciones en Mendoza y las declaraciones del gobernador y titular de la UCR Nacional, Alfredo Cornejo, al respecto de que preferiría votar a un radical en las presidenciales.

Tan sólo 24 horas después de la derrota en La Pampa, el macrismo ordenó bajar a su precandidato en Santa Fe, Federico Angelini, para consagrar como el aspirante de Cambiemos al radical José Corral. Sin embargo, el oficialismo no logró consensuar una formula común en Córdoba, uno de los distritos más importantes. Allí se enfrentan por la candidatura el intendente de la capital, Mestre, contra el jefe del interbloque de Cambiemos en Diputados, Mario Negri. Mientras el último cuenta con el respaldo de la Rosada por su supuesta mejor posición en las encuestas para enfrentar a Schiaretti, el intendente capitalino cuenta con el apoyo del aparato radical en la provincia y no ahorró palabras en sus declaraciones a la prensa, acerca de las presiones desde la casa rosada para que se baje de la interna.Una nueva derrota del candidato elegido por el presidenta agravaría la crisis interna del oficialismo en las vísperas de las PASO.

Para echar más leña al fuego, Martín Lousteau aprovechó la gira con Macri por la India para asegurar que «no hay que tener miedo a las PASO» e incluso abrir la puerta a una eventual competición contra el actual mandatario. El mensaje hacia los inversores, convengamos, no transmite las mayores armonías cuando vuelve a subir el dólar y el riesgo país frente a una inflación que sigue aumentando a pesar de las tasas de interés récord del BCRA.

El radicalismo se desmarca del gobierno para no pagar los costos del ajuste en las urnas pero no saca los pies del plato y se mantiene como uno de los pilares fundamentales de Cambiemos a la hora de sostener la gobernabilidad.

En paralelo, la oposición peronista sigue dispersa en el plano nacional pero no ocurre lo mismo en el terreno de las provincias. Como última noticia, la ex presidenta CFK aseguró su apoyo a Omar Perotti para las PASO provinciales de Santa Fe (mientras Del Frade y Ciudad Futura apoyarán a María Eugenia Bielsa). El kirchnerismo bajó la orientación de no competir e integrarse al aparato justicialista en los distritos. Sin duda es un anticipo de una orientación más general para poder llegar a un acuerdo con Massa, Urtubey y Pichetto aunque, al menos los últimos dos, lo rechacen con vehemencia. En esos rumores también se ubica la posibilidad que CFK ceda su candidatura para alguna figura de consenso como Solá o Lavagna, que también contaría con el apoyo del un sector de la burguesía industrial y sería más asimilable para el establishment. De cualquier modo, a 3 meses de la inscripción de alianzas, nada está dicho, lo cual es también un síntoma de la crisis que recorre a los partidos patronales.

Entre la rosca electoral de las fuerzas del sistema, por abajo se siguen continuando los cierres y despidos, los tarifazos en los servicios y el transporte, los reclamos del movimiento de mujeres y disidencia contra la violencia machista y por sus derechos y ya comienza a delinearse los primeros conflictos docentes por la paritaria.

Es fundamental en este escenario acompañar y profundizar todas las luchas populares contra el ajuste y la represión, e impulsar enérgicamente la unidad de todas las fuerzas de izquierda en el plano electoral para poner en pie un gran polo de independencia de lxs trabjadorxs por un programa de salida de fondo a la crisis para nuestro pueblo.

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