A vencer diciembre//Mendoza

A mitad de noviembre quedó aprobado el presupuesto 2019 para la provincia de Mendoza. Las proyecciones sobre las que se realizó son las mismas que las del presupuesto nacional: una inflación interanual del 23% para 2019 (34,8% por “arrastre estadístico”) y el dólar a $40,10. A juzgar por el historial de proyecciones realizadas por Cambiemos, es difícil esperar que suceda. Antes bien, esas premisas de fantasía son el punto de partida para los presupuesto de ajuste. A modo de ejemplo: en 2017 la inflación proyectada fue del 17%, pero la real alcanzó el 25%.

Para 2018, los oráculos económicos del gobierno esperaban 15,7%. La realidad los cacheteó con un 45% que amenaza llegar al 50%. Si alguna desaceleración se nota en la escalada inflacionaria, tiene como explicación el “enfriamiento” de la economía, es decir, el hambre de la clase trabajadora: a menos demanda de consumo, desaceleración de los precios. Es la única receta que conoce el capitalismo para las crisis y para continuar con el engorde de pocos, la miseria generalizada.

Si se trata de ajuste, desde Mendoza, Alfredo Cornejo puede dar lecciones de cómo hacer. Los/as trabajadores de la provincia atravesamos una situación durísima a lo largo del año porque los salarios se arrastraron detrás de la inflación. No hay cláusula gatillo que resista el análisis. Por ejemplo, los/as trabajadores/as de la educación cobraron la diferencia entre el 15,7% de aumento impuesto por decreto y la inflación percibida mes a mes. Pero el 15,7%, pagado en tres tramos, se alcanza en noviembre. Hacia atrás, todo es pérdida. Por lo tanto, no hay empate alguno con la inflación. Hay destrucción del poder adquisitivo.

Tal ha sido el caso de los salarios para los/as estatales. El resto del presupuesto 2018 es arroja conclusiones políticas idénticas. Por esto, desde comienzo de año, el SUTE lanzó la campaña de “Más Para Educación”. Se trató de poner en el foco del asunto el problema del ajuste en el sector. El recorte acumulado a comienzos de este año es del 5,7% en términos reales.

El desfinanciamiento educativo tiene tres caras: 1) el achique por la diferencia entre los aumentos nominales y la inflación; 2) el achique del presupuesto educativo en el presupuesto total; 3) la sub-ejecución de presupuesto destinado a la infraestructura escolar. En resumen, se ajusta, se destina una porción más chica de la torta total de gastos de la provincia y en el caso del dinero que debería destinarse al arreglo de las míseras escuelas donde estudian nuestros pibes y pibas, se gasta menos de lo que se dice que se gastará.

¿Qué plantea el presupuesto 2019? Como se dijo antes, los supuestos con los cuales el gobierno elaboró el proyecto son los mismos que el nacional. En el caso de la inflación, se trabajó con el pronóstico del 34,8%. Esto explica los siguientes números, que nacen de comparar el aumento del gasto nominal  entre 2018 y el proyectado para 2019:

-Educación: 38,41%

-Salud, Desarrollo Social y Deportes: 33,31%. En el caso particular de los hospitales, se trata de un 30,59%. Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia: 35,38%

-Cultura: 36,53%

Las cifras son elocuentes. No sólo no se tiene en cuenta en absoluta el recorte feroz que significó el presupuesto 2018 en áreas tan sensibles como educación, salud y desarrollo social producto del desmadre inflacionario, donde el desfasaje entre lo proyectado y lo real media un abismo; sino que la promesa para el año que comienza es nula.

En Mendoza hay más de 300.000 personas por debajo de la línea de pobreza sólo en el Gran Mendoza y más de 80mil personas de más de 20 años no tienen el secundario completo. A esto se podría sumar que 25mil jóvenes de más de 15 no han terminado la escuela primaria. Y para combatir todo esto el gobierno provincial se propone… absolutamente nada.

Pero Alfredo Cornejo no es tan mezquino en todos los aspectos. Las erogaciones de capital para 2019 aumentarán un 52%. Se trata de la obra pública, fundamental en un año de campaña electoral. Y sobre todo central para las necesidades de un pueblo, que necesita plazas céntricas refaccionadas y untadas con millones de pesas para que duerman allí quienes se encuentran en la más dura indigencia.

Y esto no es todo. El pago de intereses de deuda tendrá un aumento nominal del 76,96%. Allí sí que se superan todos los pronósticos. En Mendoza, mientras de un lado crece la pobreza, en el extremo de la balanza, el sector financiero la levanta en pala. Porque, como en toda crisis capitalista, la crisis existe sólo para los/as trabajadores/as. La burguesía y sus representantes del Estado, en medio del río revuelto, siguen con sus negocios, barajan de nuevo. Y a ellos, por tener el poder, siempre les salen las cartas ganadoras.

Datos económicos, conclusiones políticas

La frialdad de los números nunca logra comunicar la densidad de lo que se esconde detrás. Los ajustes presupuestarios significan siempre precarización de las condiciones de vida. Significan que en los hospitales habrá menos insumos para garantizar que el pueblo tenga donde curarse; significan salarios más miserables para médicos/as y enfermeros/as.

El ajuste significa que, a pesar de los pretendidos 190 días de clase que intenta imponer el gobierno, habrá escuelas que suspenderán el cursado por falta de agua, desborde de cloacas. Significa que habrá menos merienda para los/as niños/as, quienes en muchas ocasiones van a la escuela precisamente porque allí hay donde acceder a una comida más en el día. Significa que los/as docentes tendrán menos recursos para enseñar en un sistema abandonado y que se cae en pedazos.Significa laburantes y familias más pobres. El ajuste significa, fundamentalmente, que la vida del pueblo vale para menos para el Estado. Que somos una variable económica, una cifra.

A estas conclusiones deben agregar necesariamente otros elementos. En lo que va de 2018, no solo se precarizó la vida, sino que además creció la persecución y represión. Dirigentes sindicales procesados y condenados; trabajadores/as de la educación desplazados del sistema por motivos meramente ideológicos, o bien, imputados por luchar; la sanción de nuevo Código de Faltas más represivo que el anterior y el control creciente del Poder Ejecutivo sobre el Judicial y el Legislativo conforman un escenario de control social peligroso.

Es decir, las condiciones de vida del pueblo no valen nada; sus libertades democráticas tampoco. Y tiene que ser así para los poderosos, porque el ajuste nunca pasa sin represión. Uno va detrás del otro, como la sombra le sigue al cuerpo.

La clase trabajadora tiene una tarea que cumplir. Existen enormes condiciones para  derrotar el ajuste y el “orden” que Cornejo intenta aplicar con puño de hierro. En lo que va del año, los/as trabajadores/as de la educación estuvieron un sinnúmero de veces en las calles. Allí hay una trinchera. El movimiento de mujeres y disidencias, que desborda el centro mendocino con movilizaciones cada vez más poderosas es otra trinchera. Miles de estudiantes contra el avance de los institutos de educación superior el 30 de agosto, en un hecho sin precedentes en la provincia, es otra trinchera.

La tarea es la unidad en la acción. Unificar demandas, aunar esfuerzos y ganar las calles. En simultáneo forjar un proyecto de masas para el pueblo. La victoria definitiva sobre el ajuste es la victoria de definitiva de todos los oprimidos y oprimidas, de todos los explotados y explotadas. Es la única de que, contra todos los planes de los arriba, la vida del pueblo valga más que sus prepuestos inhumanos de miseria.

 

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