*Colaboración de Abel Bohoslavsky

El 22 de noviembre se realizó en el auditorio de la Asociación Trabajadores del Estado el DIÁLOGO INTERNACIONALISTA «NICARAGUA HOY» promovido por medios de prensa escrita y oral alternativos (revistas Crisis y La Roca, Agencias ADN y Socompa, programas radiales La Voz del Obrero, Oído Mortales, Otras Voces Otras Propuestas, Fe de Erratas). El diálogo contó con la presencia de los integrantes de la Articulación de Movimientos Sociales: la Comandante Guerrillera Sandinista Mónica Baltodano, Julio López Campos (ex jefe de Relaciones Internacionales del FSLN en la época de la Revolución Sandinista) y el joven Hansel Quiroga, junto a activistas de #SOS NICARAGUA-ARGENTINA que exhibieron fotos de asesinados y prisioneros políticos. Del debate participaron militantes de Partido de Trabajadorxs VENCEREMOS, Marabunta, Poder Popular-Corriente de Izquierda, Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social, Movimiento Socialista de los Trabajadores y veteranos internacionalistas que trabajaron en Nicaragua durante la Revolución Sandinista. Los nicaragüenses relataron la actualidad de Nicaragua sometida bajo la represión del régimen Ortega-Murillo, hicieron referencia a la historia de las luchas del pueblo nicaragüense, plantearon las perspectivas de la situación que se vive y expresaron su satisfacción por la solidaridad. Respondieron a numerosos interrogantes planteados por los militantes de la izquierda revolucionaria argentina. El intercambio fue riquísimo y muy aleccionador. Los veteranos sandinistas explicaron el proceso de degradación del otrora FSLN revolucionario hasta su degeneración en un aparato político-represivo que, usurpando esa sigla histórica, lo convirtió en un pilar político del régimen posterior a la derrota de la Revolución en 1990. Veteranos y jóvenes nicaragüenses explicaron los pactos de Daniel Ortega con los corruptos del Partido Liberal Constitucionalista y con la jefatura de la Iglesia Católica que había sido cabeza “espiritual” de la contrarrevolución. Desmistificaron la retórica “antimperialista” de Ortega explicando sus acuerdos múltiples con sucesivos gobiernos imperialistas de EE.UU., incluyendo colaboración policíaca con la política en materia migratoria, convirtiendo a Nicaragua en una suerte de muro en su frontera sur. También explicaron las grandes facilidades otorgadas por su régimen a empresas mineras extractivistas, a la actividad bancaria financiera y la llamada “zona franca” donde la explotación obrera es mayúscula.

Igualmente explicaron cómo usó el régimen la generosa ayuda venezolana para conformar grupos capitalistas y una burguesía orteguista. También explicaron el tratado para la construcción de un canal interocéanico con una empresa china, al que calificaron de más neocolonial que el tratado de Bryan-Chamorro de principios del siglo XX al que en su momento se opuso Augusto C. Sandino. La concesión de una parte del territorio nacional por un siglo es un acto de saqueo al campesinado y sometimiento nacional. Pusieron de relieve la lucha liderada por la campesina Francisca Ramírez, hoy forzada al exilio por el régimen. También relataron cómo la bancada orteguista en acuerdo con la jerarquía católica derogó una antigua legislación que permitía algunas opciones de aborto terapéutico e implantó la criminalización de las mujeres que quieren optar por la interrupción del embarazo. Denunciaron que el carácter represivo del régimen empezó mucho antes de abril de 2018, pero que la magnitud de la represión llegó a una brutalidad inenarrable a partir de la rebelión actual, que se constituyó en una genuina insurrección de autoconvocados, dado el desprestigio de todos los partidos políticos. Desmintieron absolutamente que las movilizaciones fueran gestadas por ONGs financiadas por EE.UU., que tienen un alcance reducido. Explicaron cómo ante la crisis, Ortega llamó a la Iglesia Católica para intentar con negociaciones ganar tiempo para detener la rebelión. Denunciaron que los patrones del Consejo de la Empresa Privada (COSEP) que fueron socios de Ortega durante 11 años, rompieron su alianza con el régimen y ahora se presentan como supuestos opositores, para capitalizar una sublevación popular que no tiene una dirección unificada e independiente. Todo esto – y mucho más – desmiente el supuesto carácter “antimperialista” y de “izquierda” del régimen de Ortega-Murillo. Se trata de un régimen despótico que solo ha promovido la recomposición del capitalismo. Los relatos y testimonios sobre la represión, torturas, violaciones, “operaciones limpieza” en barrios por parte de parapoliciales, fueron desgarradores.

La recién nacida Articulación de Movimientos Sociales es precisamente un frente de las más diversas agrupaciones de base, independiente de todo el arco político del régimen (orteguistas, liberales, conservadores) cuyo objetivo inmediato y urgente es detener la represión, luchar para liberar a cientos de presos políticos a los que se aplica una “ley antiterrorista”. Para el activismo de la AMS lo prioritario es derrocar el régimen tiránico y familiar de Ortega-Murillo y sus socios empresarios. Para este objetivo libertario es que reclaman y necesitan la solidaridad internacional. Quedó planteada la continuidad de la solidaridad de estos sectores políticos revolucionarios argentinos y latinoamericanos con la lucha antidictatorial. Por eso es imperioso difundir documentos e información en forma continuada, para contrarrestar las campañas de calumnias y tergiversaciones.

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