Las jornadas de paro, movilización, piquetes y ollas populares que se desarrollaron a lo largo y ancho del país el 24 y 25 de septiembre dejan en claro que la clase trabajadora está de pie para enfrentar el plan de saqueo y hambre que intentan imponer Macri y el FMI. En este contexto de ofensiva patronal, se impone la necesidad de construir los mayores niveles de unidad de acción posibles, como punto de partida de un verdadero plan de lucha que derrote las políticas de ajuste de Cambiemos y los gobernadores. La pelea es aquí y ahora.

Un ataque en toda la línea

En estos últimos meses el conjunto de la clase trabajadora viene asistiendo a un nuevo salto en el empeoramiento de sus condiciones de vida, a partir de la devaluación del peso que aceleró la espiral inflacionaria (que se proyecta en un 42-45% anual). Esto se refleja en el alza del costo de vida a partir de la suba de los precios en alimentos, medicamentos, transporte, servicios y combustibles. Mientras, los acuerdos salariales (entre el 15-28% según la rama) han quedado muy por detrás de estos aumentos. Esta devaluación salvaje viene de la mano del incremento de la tasa de desempleo (en un 9,6% según los recientes datos del INDEC), con miles de suspensiones y despidos tanto en el sector público como en el privado. Tal es el caso del sector automotriz donde en las últimas semanas se están llevando a cabo miles de suspensiones en distintas terminales (General Motors, Renault, Fiat) o en el sector textil y del calzado con el cierre definitivo de las plantas Extreme Gear (Adidas) y Gaelle. A este cuadro recesivo que todos los pronósticos indican que se profundizará, se le suman los recientes acuerdos con el FMI, que suponen un total disciplinamiento de nuestro país al imperialismo y al dictado de sus recetas en materia de política económica, de ajuste en el “gasto social”, en Salud y Educación. A esto también se añade la exigencia de este organismo de una serie de medidas en materia laboral y previsional que atacan directamente los derechos conquistados por nuestra clase en décadas de lucha.

Frente a esta ofensiva por parte del capital y su personal político, las y los laburantes venimos resistiendo, dando batalla en las calles y en los lugares de trabajo. Lo demostramos en diciembre pasado cuando le pusimos un freno a la profundización de la reforma laboral que intenta llevar a cabo el macrismo. Lo demuestran las inmensas movilizaciones de las y los trabajadores precarizados, que luchan por trabajo y contra el hambre, las peleas que vienen desplegándose en los últimos meses, como en Télam en contra de los despidos, en la resistencia contra el vaciamiento del Astillero Río Santiago, en el Hospital Posadas y en Río Turbio, en la lucha de las y los tareferos de Misiones contra las condiciones de superexplotación a las que son sometidos/as, de las y los docentes contra los míseros aumentos salariales que les ofrecen, las luchas de las y los trabajadores de la administración pública contra el recorte de los Ministerios y las cesantías. Pese a todo, la clase trabajadora sigue resistiendo.

Las jornadas del 24 y 25 de septiembre

Una demostración de fuerza de nuestra clase Es en este contexto donde el Triunvirato de la CGT, condicionado por la agudización de la crisis económica y la presión ejercida desde abajo, se vio obligado a convocar a un paro general. Lo convocó sin movilización para el 25 de septiembre. A esta medida se plegaron las CTAs, convocando a un paro de 36 horas desde el 24 al mediodía. Un dato relevante que se suma a lo anterior y pone de manifiesto las tensiones en la cúpula cegetista, es que al cierre de esta edición Juan Carlos Schmid presentaba su renuncia.

La jornada del lunes 24 contó con una movilización de cientos de miles que marcharon hacia Plaza de Mayo, donde confluyeron las y los trabajadores precarizados (CTEP, Barrios de Pie, CCC, FOL y el FPDS) que desde la mañana cruzaron el Puente Pueyrredón, realizando previamente un acto junto a la CTA Autónoma de Cachorro Godoy-Peidro y ATE Nacional. De la marcha central participaron además ATE Capital, docentes de la CTERA, el SiPreBA, la Federación Aceitera, gremios de la CGT enrolados en el recientemente conformado Frente Sindical por el Modelo Nacional, que nuclea a más de 70 sindicatos críticos del Triunvirato, entre otros gremios, y una columna sindical con conducciones y organizaciones vinculadas con la izquierda. En el acto central en Plaza de Mayo los oradores principales fueron los distintos sectores que confluyen en el espacio multisectorial 21F: Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores), Pablo Micheli, Sergio Palazzo (bancarios, parte de la Corriente Federal de Trabajadores), el Gringo Castro (CTEP), Daniel Menéndez (Barrios de Pie), mientras que Pablo Moyano (Camioneros) estuvo presente en el escenario pero no habló. La tónica que hegemonizó las intervenciones de estos oradores va a contrapelo de lo que la clase obrera demuestra en las calles: mientras el grito de “Fuera Macri” va ganando adhesiones en la voz del pueblo y en las paredes de las barriadas, la dirigencia peronista e influenciada por el Papa predica que “hay que esperar a 2019”.

Por su parte, el Plenario del Sindicalismo Combativo confluyó en la movilización principal con una columna independiente, con sus propias consignas (“Abajo el plan de Macri, el FMI y los gobernadores”, “Plan de Lucha hasta derrotarlos”) y agrupando a distintos sindicatos, seccionales y agrupaciones antiburocráticas y combativas como el SUTNA, la Seccional Oeste de la Unión Ferroviaria, Ademys, Sutebas La Matanza, Tigre y Ensenada. Esta columna, de la cual fuimos parte como Poder Popular, impulsó en el cierre de la jornada un acto en el Obelisco. El potencial de este espacio de reagrupamiento sería mayor si existiese entre las fuerzas que lo hegemonizan una mayor vocación para interpelar a comisiones internas y expresiones sindicales no necesariamente alineadas con el FIT. El desafío del PSC sigue siendo mostrarse como alternativa ante direcciones burocráticas y, para ello, deben priorizarse las construcciones genuinas en el movimiento obrero y dejarse de lado las disputas de aparato partidario. Para que podamos interpelar a sectores amplios de nuestra clase, el eje de este espacio debería estar en cómo lograr masividad y radicalidad en las calles para derrotar el ajuste y no en la exacerbación del “delimitacionismo”, como ocurre en la actualidad.

Mientras la noche anterior al paro Macri bailaba en una cena de gala en Nueva York y avanzaba para consumar la entrega definitiva de la autonomía nacional al FMI, el 25 Argentina amanecía con un paro general contundente, con altísimos niveles de adhesión en las distintas ramas de la producción, los servicios, el transporte y el sector público. El alto nivel de acatamiento logró demostrar, por un lado, el gran descontento del conjunto del pueblo trabajador; y por otro, que somos las y los laburantes los que hacemos funcionar (y también paralizar) al país. En los principales centros urbanos se desplegaron una serie de medidas que le imprimieron al paro un carácter activo, a contramano del la impronta “dominguera” que quiso imprimirle la conducción de la CGT, con cortes de ruta, ollas populares y piquetes impulsados en unidad de acción por un amplio abanico de organizaciones gremiales, políticas y sociales en CABA y Gran Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Mendoza, Rosario, Santa Fe, Mar Del Plata, Bahía Blanca, Neuquén, en muchas de las cuales estuvimos presentes.

El saqueo es ahora, la lucha también

El gobierno de los empresarios se tiene que ir El plan de saqueo diseñado por el FMI y ejecutado por Macri se irá profundizando en el correr de los meses por venir, a medida que se agudice la crisis económica. No podemos esperar a una salida en las urnas en 2019, tal como proponen en sus discursos y declaraciones algunos dirigentes sindicales alineados al kirchnerismo, quienes lejos de llevar a cabo un enfrentamiento más profundo con el gobierno, vienen impulsando una táctica de desgaste de cara a llegar mejor posicionados a una posible contienda electoral. La lucha es ahora y la única forma de derrotar el ajuste del FMI es que Macri se vaya. Cada día que permanezca en el gobierno los niveles de empobrecimiento y pauperización de nuestra clase serán mayores. Su objetivo será barrer con derechos históricos y realizar reformas estructurales pendientes en educación y legislación laboral y previsional.

En este contexto, las jornadas del 24 y 25 deben ser el inicio de un plan de lucha consecuente y sostenido en el tiempo en el marco de la más amplia unidad de acción con todos los sectores del movimiento obrero que salgan a luchar a las calles, coordinando las distintas luchas que se vienen desplegando, hasta ahora sectorialmente y de modo fragmentado, sin sectarismos ni autoproclamación, poniendo por delante los intereses de nuestro pueblo, para golpear con un solo puño y derrotar las políticas antipopulares y hambreadoras de Cambiemos y de los gobernadores, levantando las banderas contra el FMI y por el NO PAGO de la deuda externa.

Desde esta perspectiva, desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs seguiremos aportando a la lucha y organización de la clase trabajadora, como un necesario primer paso hacia la construcción de una salida obrera y popular que cambie de raíz este sistema de miseria planificada, de muerte y explotación

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