Este año se nos presenta histórico. Tras tantas décadas de construcción paciente, desde el movimiento de mujeres, disidencias sexuales y feminismos, hicimos temblar los cimientos del patriarcado. Llegamos a Trelew con el desafío de que este Encuentro de Mujeres sea una nueva instancia de debate para pensar estrategias colectivas, tareas actuales y qué feminismo queremos construir.

Las calles se inundaron, tiembla el Congreso, el machismo, el patriarcado. Nos reconocimos las unas a las otras, nos reconocimos les unes con les otres. Nuestra lucha llegó mucho más lejos de lo que ideamos, superó fronteras, países, continentes. Ya hicimos historia y continuamos escribiéndola, porque acá no se rinde nadie, acá no se termina nada. Nosotras, nosotres, salimos en marea no sólo por nuestro derecho al aborto legal, sino para cambiarlo todo de raíz ¿Y quién nos va a parar?

Este año la lucha por la legalización del aborto trajo consigo la apertura de una experiencia que no imaginamos: multitudinaria, juvenil y combativa, de los feminismos y transfeminismos, de carácter popular. Nuevamente marcamos un hito en la historia de nuestro país, obligando al gobierno de Cambiemos a abrir la discusión sobre el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

En este ciclo logramos algo fundamental: unidad de acción en las calles con un objetivo en común: que se caiga el patriarcado, que se caigan los mandatos de opresión para que podamos decidir sobre nuestros cuerpos.

Desde el 8 de marzo millones de mujeres y disidencias permanecimos en las calles, en una lucha cara a cara contra todas las instituciones patriarcales. Le hicimos frente a este gobierno misógino y hambreador, nos plantamos en las puertas del Congreso a pesar del frío y de la lluvia, denunciamos a las iglesias y sus mandatos patriarcales oscurantistas, nos paramos ante todos los sectores reaccionarios y misóginos que se oponen a la Educación Sexual Integral y hasta nos plantamos en las puertas de la CGT. Hicimos más de lo que imaginábamos hace apenas un año atrás.

La alegría de estar juntas y juntes nos invadió y también nos abrió la posibilidad de entender que el paradigma cambió, porque todas/es cambiamos. Estas expresiones masivas, inmensas, no nacieron de la noche a la mañana. Al contrario, son el ejemplo vivo de que la construcción tan paciente del movimiento de mujeres, disidencias y feminismos, siguen siendo el camino a construir. Décadas de Encuentros Nacionales de Mujeres, de asambleas en los piquetes y ollas populares, de movilizaciones cada 8 de marzo o 25 de noviembre, de movilizaciones inmensas bajo la consigna de Ni Una Menos.

Nuestro grito ante el horror de la violencia machista es tan fuerte y resistente que este año nos puso en mejores condiciones para dar batalla por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito de forma integral con todas las luchas, por eso la juventud hermosamente combativa, fue protagonista. Y aquí están las pibas, les pibes de las secundarias, terciarios y universidades que no sólo inundaron las calles, sino que tomaron el espacio público que siempre nos fue negado, llegando al 13 de junio y 8 de agosto con la toma de colegios y terciarios.

Temblaron tanto los cimientos oscurantistas, eclesiales y patriarcales, que rápidamente la avanzada derechista salió a las calles, exigiendo que sigamos obligadas/es a cumplir los mandatos del patriarcado, la obligación de parir, que nos resignemos a la brecha salarial, al trabajo doméstico no remunerado y la heterosexualidad obligatoria, rechazando nuestro derecho a ser disidencias y sobre todo reforzando la idea y praxis de que la mujer por ser mujer, debe ser muchas cosas menos libre.

Una cuestión de géneros y de clase

El feminismo no es uno solo. Aunque logramos tras muchos años la unidad de acción en las calles, existen debates: hay quienes consideran que los problemas del pueblo surgen de la ausencia del Estado. Hay quienes dicen que la sororidad no tiene clase social, hay otres que consideran que la crisis se resuelve en 2019 y también existen quienes sugieren que el feminismo es una moda accesoria y momentánea.

Con el panorama y las vivencias cotidianas de los últimos años no hace falta ejemplificar que la salida de este gobierno ante la crisis económica, política y social es el ajuste y la represión.

Para sostener y profundizar las diferencias sociales se despliegan políticas hambreadoras que nos golpean doblemente como parte de la clase trabajadora, por ser mujeres y disidencias.

Arriba las manos: esto es el Estado

El Presupuesto para 2019 no sólo que estará diseñado bajo los mandatos del FMI sino que será el nuevo horizonte de profundización del ajuste. Nuestra vida se precariza cada vez más y ante eso la respuesta inmediata del gobierno es el cierre de programas de atención a mujeres en situación de violencia machista, el quite presupuestario para áreas de salud sexual y educación vinculadas a nuestros derechos como mujeres y disidencias. Pero esto no es todo: el recorte no sólo viene con despidos, pobreza y hambre, sino que muestra el fuerte despliegue misógino por parte de un Estado que se encuentra más presente que nunca.

En cada acción u omisión, justamente el Estado no es imparcial, sino que es el garante de las relaciones desiguales en términos de clase y de géneros. Este Estado, y por ende sus instituciones, son capitalistas y patriarcales: Y ningún cambio de raíz es esperable de la mera administración de los recursos estatales bajo proyectos políticos que no son de nuestra clase.

En este sentido, desde Venceremos en Poder Popular, consideramos que el mejor programa para enfrentar la crisis nos exige un rol fundamental a las mujeres y disidencias de nuestro pueblo trabajador. Les mismes que le hicimos el primer paro nacional a Macri, mientras las burocracias sindicales brindaban con los empresarios. Les mismes que inundamos las calles de todo el país con la marea verde y les mismes que sabemos que esto no tiene vuelta atrás. Estamos presentes, organizades y vamos por todo.

Por un Encuentro plurinacional y disidente

Cada Encuentro se conforma multitudinario, amplio, de aprendizaje, donde somos miles intercambiando experiencias y miradas. La heterogeneidad que nos atraviesa es justamente la forma de fortalecer debates, perspectivas y espacios de trabajo en lucha, que generan nuevas herramientas para combatir el machismo y los mandatos patriarcales.

Grandes experiencias nacieron de los Encuentros, como la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito ya hace más de 10 años, y por eso consideramos indispensable, fortalecer el ENM aportando a otras perspectivas y voces.

Retomamos la importante lucha histórica que se ha dado el movimiento disidente y trans para integrar también los espacios del Encuentro. Y en este sentido nos parece importante remarcar que todas las identidades disidentes que no se auto – perciban como varones deben ser integradas y no expulsadas. Sin nuestras compañeras travas o trans, no puede haber debate integral, no puede haber feminismos en diálogo, no puede haber formas posibles de derribar al patriarcado y la heteronormatividad obligatoria como otra forma de violencia machista.

En otro sentido y retomando las voces de todas las compañeras de diversas comunidades originarias, proponemos que el Encuentro deje de ser sólo “nacional” y que integre a todas las identidades populares pre-existentes a la conformación del Estado y la Nación.

Por un ENM en Buenos Aires

Desde hace 30 años los ENM sostuvieron una forma horizontal y transversal de funcionamiento, contemplando las diversas voces en los talleres. Sin embargo no es reflejo de esta práctica la metodología para tomar decisiones respecto a la elección de sedes.

Consideramos importante que el Encuentro se realice en diferentes provincias, garantizando un funcionamiento anual que tenga en cuenta el federalismo y las voces todas. Sin embargo, sostenemos que ante el panorama político del próximo año, es necesario conformar un Encuentro de mujeres, disidencias y feminismos que inunde las calles de Buenos Aires.

Es necesario que millones ocupemos las calles dónde se forjan los acuerdos electorales entre bloques políticos que no sólo nos niegan nuestro derecho al aborto legal, sino que también defienden por acción u omisión, las políticas de misoginia, hambre y ajuste. Nuestra experiencia reciente nos demuestra que nos encontramos en mejores condiciones para combatir las políticas del FMI, empresarios y programas misóginos y machistas. Que juntas y juntes podemos construir otra forma de vivir y que no nos resignamos, no nos callamos, y que estamos dispuestas/es a derribar todo tipo de relación de opresión y explotación.

Por una vida libre de opresiones y explotación

Para que el capitalismo y el patriarcado caigan juntos

¡Sigamos haciendo historia! y arderá todo, hasta que la vida sea como la soñamos

Sin feminismo, no hay socialismo

Sin feminismo no hay revolución

Venceremos

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