La enorme pueblada feminista del 13 y 14J que arrancó la media sanción en diputados trastocó todos los bloques parlamentarios y sus alianzas para lograrlo. La ligazón con el agotamiento del modelo macrista.

El diputado Luis Contigiani toma la palabra en la sesión del 13 de junio y aclara que no hablará por el Partido Socialista, formación mediante la cual accedió a su banca en el distrito de Santa Fe porque no defiende el derecho al aborto contemplado en su plataforma. Lousteau anuncia que expulsan al miembro de su bloque que votará en contra del proyecto. Silvina Lospennato del PRO, que 6 meses atrás votaba la reforma previsional, cerraba su intervención con el pañuelo verde y la muñeca en alto.

El enorme impacto en la agenda política por la presión ejercida por el movimiento de mujeres, disidencias y el feminismo no solo dividió a bloques tradicionalmente antiderechos para que voten a favor, literalmente fraccionó y reconfiguró sus bloques políticos, aunque sus alcances no se hayan todavía definido en su totalidad.

Un primer elemento para analizar en ese sentido es la división en el oficialismo. El macrismo habilitó el debate para «institucionalizar» y contener al creciente movimiento de mujeres, pero fue tal la profundidad de la movilización popular que le produjo un cisma interno. Detrás de las salutaciones a la diversidad de opiniones y al debate, el sector que promovió la aprobación del proyecto se ubicó como un ala «progre» de Cambiemos en sintonía con el avance de un acuerdo en la Ciudad para una interna Lousteau-Larreta el año próximo. Con la maduración de la crisis por la aplicación del ajuste que reclaman el FMI y la burguesía, este bloque político puede evolucionar hacia un recambio interno dentro de la propia alianza oficialista.

Por su parte, la media sanción también ahondó la crisis del peronismo sin dejar de tener un ojo puesto en la disputa electoral próxima. El sector del «PJ racional» Urtubey-Pichetto se vieron obligados a reacomodarse en favor del derecho al aborto para no quedar pulverizados del mapa político. Otro tanto le ocurrió al propio kirchnerismo, que luego de 12 años de bloquear el debate, ahora apareció empujando su aprobación. Sin embargo, el voto en contra de Gioja -presidente del PJ- y la solicitada oscurantista contra la aprobación de la ley que fue firmada desde Menem hasta Moyano volvió a dejar en claro el carácter reaccionario de esa estructura política.

Es inevitable al mismo tiempo observar el cambio del voto en un sector del massismo, en particular del ex titular la UIA, José de Mendiguren. Son manifestaciones claras de un cambio de frente de sectores patronales frente a la legalización del aborto e incluso a otros temas de la agenda feminista para cooptar y bloquear una radicalización de la lucha feminista en un sentido anticapitalista (algo en lo que sin embargo van a fracasar).

El gran derrotado es el Papa Francisco y la Iglesia argentina, cuyo histórico poder de tutelaje político fue sepultado por el ímpetu imparable de la inmensa marea verde. Las presiones y maniobras que montaron fueron derrotadas en forma contundente y se abre ahora un camino para profundizar la lucha por la separación de la Iglesia y el Estado.

Sin duda, el bloque político que sale fortalecido es el Frente de Izquierda. Por su coherencia y persistencia en el reclamo por el derecho al aborto legal como fuerza política. A la vez que supo promover una necesaria articulación de unidad de fuerzas, incluso con sectores enemigos de la clase trabajadora, para lograr la aprobación de un reclamo histórico del movimiento popular.

Es importante destacar el eje motor de esta lucha histórica protagonizado por la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Que no solo pudo combinar el trabajo en el congreso, articulando llegada a los distintos bloques, y participando de los debates en comisiones. Sino que también fue promotora de los pañuelazos de los martes y jueves y de la vigilia histórica que congrego al millón de personas; jornadas que fueron sostenidas en la calle por un sinfín de organizaciones políticas, movimientos sociales, agrupaciones feministas y gremiales.

Los próximos tiempos traerán nuevas definiciones y desenlaces. El capítulo de la batalla en el Senado será uno, pero la lucha del movimiento de mujeres, disidencias y el feminismo ampliará la pelea por los derechos obligando a nuevas delimitaciones. También la profundización del ajuste, que golpea con mayor fuerza a la mujer trabajadora y a las disidencias, planteará también nuevos horizontes de unidad con el resto de los sectores explotados.

Esta lucha recién comienza y tiene en el horizonte asomando una verdad implacable: el patriarcado y el capitalismo van a caer juntos porque lxs pibxs lo vamos a tirar.

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