Los trabajadores de Cresta Roja Planta 2 fueron reprimidos esta mañana cuando realizaban un acampe pacífico para demostrar que no están dispuestos a tolerar el manoseo de la empresa Tres Arroyos (la nueva patronal de Cresta Roja), del Ministerio de Trabajo de la Nación y del sindicalismo cómplice. Así, nuevamente el gobierno demuestra cuál es su política laboral.  No resulta sorpresivo que ante el reclamo de los trabajadores su respuesta sea el envío de la Gendarmería para defender  los intereses patronales.

Desde enero, las plantas 1 y 2 cerraron y los trabajadores no cobran. Se les propuso que firmen la aceptación de un ingreso en etapas a partir del mes de mayo, en tandas no determinadas, pero dejando en claro que no se incorporará a todos los trabajadores.

Hubo luchas, represión y reuniones que sólo abonaron al desconcierto y a la incertidumbre. Este mes ingresó el primer contingente de menos de 300 a Planta 1. Un total de 125 trabajadores quedaron en la nebulosa, ya que hasta el 2019 no ingresarán más laburantes a dicha planta. Supuestamente percibirán una especie de “salario” hasta que se defina quienes entran y quienes serán despedidos definitivamente. Pero todo es una gran duda ya que hasta el día de hoy, incluso quienes entraron a Planta 1, no saben cuánto ni cuándo empezarán a cobrar, lo mismo que los que trabajan en el campo, los molinos y las incubadoras.

Mientras en los medios sólo se habla de la inflación galopante, el FMI y el dólar, una parte de los trabajadores de Cresta Roja padecen esta incertidumbre y otros ni siquiera saben si algún día recuperarán la fuente laboral.

Los funcionarios siguen mintiendo y mientras la pobreza aumenta, la desocupación sigue creciendo y los salarios (de quienes todavía tienen salario) continúan depreciando su valor, los trabajadores de Cresta salen a la calle a pelear por su derecho a trabajar y son ferozmente reprimidos.

Y es en este contexto que nos solidarizarnos con ellos, así como lo hacemos con quienes apuestan a la organización y hoy están luchando (estatales, periodistas, aceiteros, docentes, del subte, etc.).

Pero todavía es insuficiente la articulación y coordinación de todas las luchas sociales y gremiales. Solamente con un plan de lucha que unifique todos los conflictos se le podrá imponer a la CGT que salga de su letargo, que no siga mirando para otro lado y convoque a un paro nacional y un plan de lucha general.

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