Este 1° de mayo nuevamente estuvimos en las calles de distintos puntos del país, movilizándonos de manera conjunta con miles de trabajadores y trabajadoras y alzando nuestra voz contra el ajuste. Compartimos palabras de nuestros referentes.

Hernán “Vasco” Izurieta – Delegado Gral ATE Ministerio de Trabajo

Un nuevo 1° de mayo encuentra al gobierno de Mauricio Macri reordenando sus
cartas para lanzar una nueva ofensiva política sobre los derechos e intereses de la clase trabajadora en nuestro país. El macrismo pretende concretar durante el Mundial la agenda inconclusa de diciembre de 2017, cuando las enormes movilizaciones populares le pusieron freno a la reforma laboral y le infringieron un altísimo costo político a la figura presidencial a raíz de la aprobación de la reforma previsional.
Mientras tanto, arrecian los despidos en el Estado, complementados con un engañoso plan de retiros voluntarios en la administración pública nacional, en una política que apunta al desmantelamiento de áreas estratégicas del Estado; terceriza funciones sensibles y redituables en actores privados para generar millonarios negociados; y elimina programas y líneas de trabajo que daban cuenta de necesidades y derechos de sectores vulnerados de nuestro pueblo. Los despidos en el Estado, a su vez, son un factor de gran disciplinamiento del conjunto de la clase trabajadora (fundamentalmente para la que se desempeña en el sector privado), ejerciendo una notable presión para la aceptación de acuerdos salariales a la baja y la pérdida de conquistas laborales, a cambio de sostener las fuentes de empleo en cualquier condición.
Por eso mismo, los gobiernos nacional y provinciales y las patronales buscan imponernos un “techo salarial” del 15% (ante una inflación galopante alimentada a fuerza de tarifazos) y barrer con los Convenios Colectivos de Trabajo que consagran derechos obtenidos duramente como resultado de innumerables luchas.
El macrismo cuenta a su favor con la tregua de las conducciones sindicales burocráticas y la connivencia de la “oposición” patronal que discursea en los medios contra el ajuste, pero que en el Congreso les vota las leyes ajustadoras (distintas variantes del PJ y el Frente Renovador) o, en formas más disimuladas, otorga quórum (Lousteau) o se ausenta para no votar en contra (Scioli), como sucedió con el tratamiento de la reforma previsional.
A estas reformas neoliberales y complicidades políticas nos enfrentamos los trabajadores y trabajadoras. No podemos esperar hasta el año próximo como plantea la consigna de reagrupamiento de un sector del peronismo (“hay 2019”) porque si el ajuste y las reformas pasan con éxito en el 2018, no habrá 2019 que valga para los sectores populares.
Aquí y ahora, tenemos que construir la más amplia unidad de acción en las calles para frenar el ajustazo macrista. Confiando en nuestras fuerzas como clase y con iniciativa política propia, nuestro desafío fundamental es derrotar en las calles y luego en todos los terrenos al gobierno de los CEO´s.
¡Frenemos los despidos y la reforma laboral!

Sebastián Henríquez – Secretario Gral SUTE (Mendoza)

Este gobierno asumió con el consenso de un amplio sector de masas que entendía que “era necesario realizar un ajuste”. Ese consenso empezó a agrietarse en diciembre de 2017, con la reforma previsional. Este es un dato importante.
En el caso de las y los trabajadores de la educación, otro dato es que fruto de una larga campaña de desprestigio, lograron dividirnos con la sociedad. En Mendoza, resultado de esa derrota fue el Ítem Aula, que no es más que una herramienta de disciplinamiento. Es decir, la escuela pública había perdido el prestigio que tuvo en otras épocas.
Por esto, entendimos que había que salir de un esquema corporativo. Hablar no sólo del salario. Sino, convocar a un objetivo común a toda la sociedad. Ese objetivo es Más Para Educación. Así logramos salir de la defensiva momentáneamente y obligamos al gobierno provincial a dar explicaciones por primera vez. Tuvieron que salir a decir cuánto se gasta en educación. Hasta nos dijeron que de repente éramos Finlandia.
Así, pudimos empezar a dialogar con madres, padres, estudiantes. El 26 de febrero, luego de dos años de inmovilidad total, volvimos a ser miles en las calles.
Hoy, Más Para Educación sigue. Y estamos trabajando para que cada escuela de Mendoza se transforme en un búnker de la campaña: queremos que toda la comunidad se organice alrededor de su escuela.
Como resultado de este trabajo, el gobierno decidió tomarnos como su enemigo. Una paritaria cerrada por decreto nuevamente, cierres de cursos, el ataque a la Educación Técnica y a los Institutos de Educación Superior. Cada día una lucha nueva para defender la escuela pública de un ataque. Por esto mismo, las y los trabajadores de la educación nos hemos convertido en la primera fila de resistencia contra el ajuste. Y en ese camino seguiremos trabajando.
Las tareas que tenemos por delante son enormes. Porque, como ya hemos dicho en otros momentos, avanzan permanentemente sobre nuestras condiciones de trabajo y de vida. Desde todos los flancos y constantemente: despidos, ajuste del salario, tarifazos.
Solamente en el diálogo con toda la comunidad, con la unidad de los diferentes gremios y sectores de trabajadores, con la movilización en la calle para seguir luchando podemos resistir y vencer. Hay que demostrar cada día que nuestra pelea va hasta el final, hasta las últimas consecuencias. Y que no hay tregua contra los ajustadores.
Con la certeza de que nuestra tarea histórica de terminar con la explotación y la opresión más temprano que tarde se hará realidad, con la memoria de nuestra heroica clase trabajadora en nuestros puños: ¡Organizarnos para resistir y organizarnos para vencer! ¡Ahora es cuando!

Marianela “Pini” Navarro – Referente del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL)

Enfrentamos a un gobierno de empresarios que gobierna para las trasnacionales y aliados locales. Qué indignación que sentimos cuando nos hablan de austeridad, mientras la riqueza social producida solo por la clase trabajadora va a parar a los paraísos fiscales. Qué indignación que sentimos, que nos hablen de pobreza cero, mientras lo único que crece es el despojo y como contracara la opulencia de los ricos. Qué indignación que sentimos
que nos hablen de transparencia de la justicia, mientras que las cárceles están plagadas de pobres y no de empresarios, los dueños de todo. Un estado que está más preocupado por perseguir a las y los vendedores ambulantes, a las y los manteros, a las y los jóvenes de las barriadas populares antes que a todas las y los delincuentes que habitan en la casa
rosada y el congreso.
El pueblo es el único que conoce la gravedad de la situación actual, las mujeres que enfrentan la crisis con determinación en la lucha por la igualdad social y política marcan el camino. Los cartoneros, los que pateamos el barro, las familias inundadas que tienen el agua hasta el techo y que viven en villas miserias, los pueblos olvidados por unos y por otros del norte argentino.
Para frenar el ajuste necesitamos un modelo sindical clasista, que no entregue los convenios colectivos de trabajo, un modelo sindical de lucha que enfrente la reforma laboral, un modelo sindical indócil ante el poder. Ese tipo de dirigentes necesita
nuestra clase, hombres y mujeres surgidos de las barriadas populares y de las líneas de producción de las fábricas, que respeten el voto de la mayoría, que respeten la democracia de base, que vivan de manera humilde y que nunca sean tentados por el poder del dinero. Defendemos un modelo sindical donde las y los dirigentes vivan igual que un obrero
u obrera, ganen el mismo sueldo que cualquier laburante y estén dispuestos siempre a correr su misma suerte, donde las y los dirigentes luchen por los intereses de la clase trabajadora y no por los de la patronal.
Solo nuestra fuerza, solo la potencia de la clase trabajadora, ocupada, desocupada y precarizada organizada bajo un objetivo común puede construir
una alternativa al capitalismo. Mientras luchamos decididamente por nuestros derechos más elementales, tenemos que tener claro que solo la clase trabajadora puede sacarnos
de la pobreza, que solo la clase trabajadora puede construir un proyecto igualitario, que solo la clase trabajadora es dueña de la riqueza social y que solo la clase trabajadora, con un programa propio, podrá algún día hacer realidad nuestros sueños de justicia.
Por eso, compañeros y compañeras, cuando los dueños del capital en nombre del estado, avasallan el respeto a la vida de la población, el respeto de derechos adquiridos de la clase trabajadora, de los y las jubiladas, de los derechos humanos más elementales, de nuestras mujeres y niños, de nuestra juventud, las libertades democráticas, no podemos olvidar que la misma constitución nacional avala el derecho a la desobediencia civil y la rebelión
contra un gobierno que no respeta los derechos del pueblo. Desde este lugar, llamamos a la rebelión, llamamos a la resistencia, llamamos a la desobediencia civil, llamamos a defender las libertades democráticas que tanta sangre le han costado a nuestro pueblo.
Trabajadores y trabajadoras, cada uno a su puesto de lucha. A luchar siempre del lado de las y los más pobres. A luchar para dar la pelea. Juntos y juntas por un plan de lucha sostenido en el tiempo con cortes en todo el país hasta que nos den respuestas.
Juntos y juntas por un paro nacional que muestre la resistencia de la que somos capaces.
Viva el primero de mayo, adelante. Viva la clase trabajadora. Quienes estén dispuestos a vencer den un paso al frente. Ya conocen ustedes nuestros objetivos.

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