Llevando en alto las banderas de Carlos Fuentealba la docencia neuquina nuevamente ocupa un rol central en lucha salarial y en defensa de la educación pública.

La huelga docente iniciada hace casi dos meses en la provincia de Neuquén fue cobrando protagonismo hasta ocupar el centro de la escena política y mediática. La presencia de compañeros y compañeras nucleados en ATEN en las jornadas de lucha se hizo cada vez más masiva, tanto en las calles como en las asambleas.
Las numerosas movilizaciones, permanencias y volanteadas, y las escuelas cerradas dan cuenta del acompañamiento con alto acatamiento al paro. Se hacen sentir también diversas demostraciones de apoyo del conjunto de la sociedad a la lucha docente. A poco de cumplirse la séptima semana de huelga, más de 10 días de paro ininterrumpido y con el peso de descuentos masivos sobre la espalda de las y los docentes, el 20 de abril una multitudinaria marcha de 15 mil personas dirigió un claro mensaje hacia el gobierno de Gutiérrez, quien se resiste a dar respuesta integral al problema educativo que es edilicio, presupuestario y salarial.
La marcha de los guardapolvos fue una contundente demostración de fuerza. Las columnas de docentes partieron desde distintos puntos de la ciudad, y luego de recorrer 8 km por la Ruta Nacional 22 y la Ruta Provincial 7 confluyeron para culminar en Casa de Gobierno, donde el poder político parece más concentrado en sostener el pacto de ajuste fiscal acordado con Macri que en resguardar su imagen pública frente a una sociedad que le reclama una pronta y definitiva resolución del conflicto.
El acuerdo de actualización salarial trimestral alcanzado el año pasado entre ATEN y el gobierno demostró no ser suficiente para recomponer el salario de las y los trabajadores de la educación en la misma proporción y al ritmo que lo hacen los aumentos de tarifas y precios. La docencia, al igual que el resto de las y los estatales y precarizados de Neuquén, atraviesan una grave situación económica. Los altos porcentajes de inflación no se reflejan en los índices oficiales sobre los cuales el gobierno fija las actualizaciones automáticas, y los salarios para quienes se inician en la docencia siguen muy por debajo de la canasta familiar ($14.700). Era de esperarse las pésimas consecuencias de aceptar una actualización salarial sobre la base del IPC (Índice de precios al consumidor). Si los índices nacionales no convencen ni siquiera a los aliados de clase del gobierno (sea FMI o consultoras privadas) difícil sería que los índices provinciales corran otra suerte. A ello se suma el tarifazo y la aplicación de los descuentos masivos que en algunos casos superaron los $10.000.

El momento bisagra y la profundización de la huelga
Tal como suele suceder al inicio de cada conflicto en ATEN, las primeras asambleas encontraron a los distintos sectores debatiendo la mejor manera de construir la huelga. Bajo la premisa de ir creciendo en masividad lentamente para demostrarle al gobierno vocación de diálogo y cuidar la relación con la comunidad, la huelga comenzó con paros semanales de 48 y 24 horas. La realidad fue demostrando que el gobierno del MPN no tenía interés de dialogar ni solucionar el conflicto educativo de la provincia. Echándole más nafta a la relación, redobla la confrontación aplicando descuentos masivos e ilegítimos.
La expectativa de que CTERA impulse, al fin, una lucha de carácter nacional se iba diluyendo en el transcurso de los días y semanas, y la participación de las y los afiliados no expresaba una tendencia ascendente. Pero contrario a cualquier pronóstico y lectura sagaz de algún/a dirigente experimentado/a, las y los afiliados de ATEN reunidos por miles en asambleas por seccional el 11 de abril impusieron un giro al modo de transitar la huelga y usaron los mecanismos de democracia interna para hacerse escuchar y radicalizar la lucha, impactando en el ritmo y en la intensidad de la misma.
La indignación por los descuentos se generalizó entre las bases. Muy a pesar de lo que buscaba el gobierno, que era quebrar y disolver la conflictividad docente, el colectivo votó los primeros 5 días de paro ininterrumpido en lo que va de este año y abrió una nueva fase de la huelga.
La dirección provincial y las de las seccionales opositoras supieron interpretar este cambio de ánimo en las bases y debieron abandonar las propuestas de paros por 48 y 72 horas y mocionar huelgas de semana entera. Tanto la dirección provincial (TEP) como las opositoras en el frente Multicolor mocionaron 5 días de paro, aunque diferían respecto a la forma hacerlo. La abultada diferencia de votos que obtuvo la propuesta de inmediata continuidad del paro en la seccional capital (1700 contra 300), obligó al TEP a adelantar el Plenario de Secretarios Generales, sin posibilidad de revertir esta tendencia con los votos de las demás seccionales. Quedó en evidencia así, el rol que juega y el poder que representa la seccional capital cuando reúne masividad en su asamblea, por sobre las demás (21) seccionales.
El acierto de radicalizar la lucha se evidenció los días siguientes con la masividad de las acciones, lo que ejerció la suficiente presión para que el gobierno decida convocar a una mesa de diálogo. En la misma, insiste con la prórroga del acuerdo firmado en 2017, aplicar la actualización salarial del 6% para el primer trimestre del año, según lo indicado por el IPC, sin considerar devolución de los días de paro ni una real recomposición salarial.
Cobra sentido una vez más la legitimidad del reclamo y las y los docentes renuevan la apuesta votando la continuidad del paro por 5 días más. Si algo queda demostrado una vez más en asambleas multitudinarias, es la determinación a luchar por parte de las y los trabajadores de la educación dispuestos/as a sostener y profundizar la huelga. Aún cuando sus bolsillos fueron expoliados injustamentes, el estado de ánimo colectivo no decae y se revitaliza en cada permanencia y en las largas caminatas por la ciudad. Esta disposición a la lucha, esta entrega militante que nunca deja de sorprender hacia dentro y fuera de ATEN, puede incluso profundizarse de no encontrar una respuesta satisfactoria a las demandas. Los escraches públicos al gobernador en actos oficiales se repiten en distintos puntos de la provincia, las y los familiares organizan manifestaciones y tomas de escuelas en apoyo a la lucha docente.
La confrontación con el gobierno es abierta y feroz, quien se niega a otorgar una nueva mesa de diálogo y amenaza con seguir aplicando descuentos. La huelga enfrenta un gran desafío por estos días ante esta amenaza, pero la patronal tampoco la tiene fácil tras el revés que obtuvo su estrategia de disciplinamiento. Nada hace suponer que las bases de ATEN no reaccionarán y resistirán tal como lo hicieron hasta ahora. Sin una propuesta al día de la fecha para ser discutida en asamblea, los días de huelga continúan.
El gobierno se muestra torpe y necio, los compromisos políticos asumidos con Macri lo condicionan para avanzar en la resolución del conflicto. Se expone cada vez más a las críticas de la opinión pública que ante cada demostración callejera debe reconocer la fortaleza de la lucha docente. Con la fuerza construida y con posibilidades de crecer aún más, las y los trabajadores no tenemos más caminos que profundizar y discutir inteligentemente las acciones a llevar adelante en toda la provincia. Aquí radicará la singularidad de los días de huelga que de aquí en adelante vendrán.
La parálisis de la conducción de CTERA y de la verde de ATE Neuquén frente al ajuste generalizado a la clase trabajadora nos condena a dar esta lucha en soledad, en aislamiento del resto de los reclamos en la provincia y el país. A esto se suman las contradicciones de la conducción provincial de ATEN, cómplice de las políticas impulsadas por la burocracia celeste de CTERA y de la verde de ATE con quienes comparte la conducción de la central docente y de CTA Neuquén respectivamente. Esta dirigencia demuestra ser incapaz de garantizar la unidad de acción con el conjunto de las y los estatales y trabajadores del sector privado que hoy pelean aisladamente (EPAS, INTI, ENSI, MAM, etc.). Su parálisis representa una terrible concesión al gobierno, por parte de sectores que apuestan más a las elecciones de 2019 que a la fuerza de la clase trabajadora en unidad para resistir el ajuste. La confluencia de la acción en las calles es clave para señalar al gobierno como el principal responsable de la crisis que atraviesa la educación pública en la provincia y el país.

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