Joe es un varón trans, víctima varias veces de agresiones por parte de un grupo de varones, en primer momento por su orientación sexual y luego por su identidad de género. El 13 de octubre de 2016 fue gravemente atacado en su propia casa y decidió defenderse de sus agresores. Hoy Joe necesita del apoyo de todxs ya que la justicia patriarcal lo condena mientras que da libertad absoluta a los varones violentos.

Joe Lemonge tiene 25 años, vive en Santa Elena, Entre Ríos. Varias veces fue violentado por su orientación sexual y por su identidad de género. Ese 13 de octubre los agresores lo atacaron en su propia casa y el decidió defenderse. El resultado: un agresor levemente herido por arma de fuego y Joe procesado por “tentativa de homicidio”.

En un video que se ha difundido en distintos portales, Joe cuenta que en ese momento fue detenido y que durante el tiempo que duró su detención, los agresores incendiaron su casa. En los dos minutos de relato audiovisual puede entenderse que la situación de Joe es de una gravedad, violencia e injusticia tales que exige el repudio más pleno no sólo a los agresores, sino también a la justicia y al Estado patriarcales que lejos de dar respuestas a estas situaciones, reproducen un orden moralizante en el que cada vez caben menos cuerpos.

El próximo viernes 4 de mayo se conocerá la sentencia en el juicio en el que Joe es el único imputado y a la (in)justicia patriarcal hay que ponerle nombre: el fiscal Santiago Alfieri pide 8 años de prisión y la jueza del Tribunal de Juicio de Apelaciones de Paraná Cristina Lía Vandembroucke es la que debe decidir.

Este hecho de profunda violencia machista hacia su identidad trans, disidente, se da en el marco de un contexto en el que la avanzada represiva, también llega al colectivo LGBTIQ y disidencias. El reciente informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT expresa que en 2017 aumentó enormemente la cantidad de ataques de odio en la Argentina: la cifra da cuenta de un ataque cada tres días, lo que implica un aumento del 500% respecto del 2016. La realidad se asume mucho peor, ya que sólo se pueden tener en cuenta los casos en los cuales hay registro de algún tipo, pero es seguro que esta realidad es más grave aún, con muchos casos que quedan en el más despiadado anonimato.

El informe también detalla que la violencia se vuelve más cruda y frecuente en el sector de sujetxs trans y travestis, colectivo históricamente violentado y que aún lucha por una reparación histórica que no llega.

Nada de esto es casual, sino resultado de políticas estatales que por un lado, recortan recursos para las políticas públicas orientadas hacia nuestras identidades disidentes y por otro, fomentan un discurso moralizante y violento en el cual toda identidad no-cis heterosexual, es susceptible de sospecha y objeto de odio. Un ejemplo claro es el Protocolo de detención para personas pertenecientes al colectivo LGBT que impuso en 2017 el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich.

Un Estado con políticas y discursos represivos, es también un Estado que libera el camino para la expresión de la peor violencia de homolesbotransodio en los sectores más reaccionarios de la sociedad. Joe es la viva evidencia de lo que viven muchxs hoy en nuestro país, en los barrios populares, en la distintas ciudades y pueblos de las distintas provincias donde la exclusión, la represión y la vergüenza siguen siendo el destino para muchxs sujetxs disidentes.

Ante esto, luchamos y nos organizamos. Contra un Estado patriarcal, represor y violento. Para ponerle freno a los crímenes de odio, al homolesbotransodio, para hacer escuchar nuestro grito encendido, que dice que ¡aquí estamos, que existimos orgullosamente y que seguiremos luchando por un mundo de todxs y para todxs! Por eso exigimos:

 ¡Absolución ya para Joe!

¡Basta de crímenes de odio!

¡Cupo laboral trans ya!

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