Dos autobuses de la caravana de Lula Da Silva fueron atacados este martes con armas de fuego en el sur de Brasil. Uno de los tres autobuses de la comitiva, que transportaba periodistas, recibió dos tiros y otro que llevaba invitados fue impactado por un disparo. Pese a no haber muertos ni heridos, evidencia otro ataque claro de la derecha hacia los intereses del conjunto del pueblo brasileño.

La extensión de las bandas parapoliciales desde el ascenso de Temer tiene un rol de disciplinamiento a la militancia popular que busca diseminar el terror e impedir la organización política.  En el mismo sentido deben ser enmarcadas las medidas de militarización llevadas adelante en Río de Janeiro durante los últimos meses.  El asesinato de la concejal del PSOL Marielle Franco es una clara muestra de un crimen a la “medida” de la derecha imperialista: mujer, negra, lesbiana y militante de izquierda; conjugando la misoginia, el racismo y el rechazo violento a las ideas de transformación social.

Al crimen de Marielle, tan sólo una semana después, se sumó el de otro consejal de Río, Paulino Henrique Dourado del PTB(Partido Laborista Brasileño), poniendo aún más de manifiesto los métodos que la derecha utiliza para enfrentar a su oposición.

Estas modalidades de represión tercerizada son hace tiempo frecuentes en Colombia, lugar que funcionó y funciona como laboratorio represivo y de inteligencia del imperialismo yankee, en México, que cuenta con una enorme cantidad de desaparecidos/as y asesinados/as por el narcoestado (como los 42 estudiantes de Ayotzinapa), en Honduras donde asesinaron entre otras a la compañera Berta Cáceres hace dos años y claro está, en Venezuela, donde las bandas fascistas de la derecha escuálida no dejan de golpear los barrios más populares.

La extensión de la represión y el cercenamiento de libertades democráticas van construyendo un “estado de excepción” que es modelo para las democracias burguesas de Latinoamérica. La verdadera cara de la derecha pro yankee que viene a cumplir con su rol histórico de clase y reestructurar las relaciones capitalistas a favor de los de siempre, es la de la represión, el asesinato, la misoginia, y el racismo, por más que se busquen enmascarar detrás de discursos republicanos.

Ante la avanzada de la derecha en el continente, sosteniendo nuestra independencia política pero teniendo en claro de qué vereda estamos, debemos contribuir a fortalecer y desarrollar la más amplia unidad de acción en las calles contra el avance reaccionario, estrechando aún más nuestra solidaridad con los pueblos hermanos de nuestra América.

¡Basta de ataques a la militancia popular!

¡Fuera el imperialismo de América Latina!

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