Los gobiernos derechistas de la región junto con Donald Trump se encuentran tejiendo una ola de sanciones contra Caracas para dar el golpe que la derecha fracasó en imponer por la vía de la movilización callejera. Los desafíos de la Constituyente.

Luego de las sanciones impuestas en agosto tras la elección de la Asamblea Nacional Constituyente y el fracaso de la derecha con la derrota sufrida en los comicios regionales, el imperialismo se encuentra en una nueva ofensiva contra Venezuela.

La Unión Europea impuso un embargo a la venta y compra de armas que sería solo la primera de una serie de sanciones. Mientras tanto, el presidente Macri se sumó al coro de quienes le piden al gobierno de Trump que declare un «embargo total sobre las exportaciones petroleras» de Venezuela. Actualmente, no solo casi la mitad de las exportaciones de crudo venezolano va a EEUU, sino que además es la principal fuente de divisas extranjeras en el país.

En ese contexto, en las últimas semanas el gobierno de Maduro anunció una convocatoria a los acreedores para renegociar y reestructurar los vencimientos de pago de la deuda externa, unos 2 mil millones de dólares próximos a vencer y una suma total que se ubica en 130 mil millones según la Cepal. De ese monto, sólo unos 30 mil millones de dólares estarían en manos de Rusia y China, es decir, contarían con una mayor flexibilidad de negociación.

La decisión del gobierno de reestructurar y/o refinanciar la deuda (no son necesariamente lo mismo) no parte de una consideración o cuestionamiento general de esa deuda como ilegitima o usuraria. Por el contrario, Venezuela pagó 71 mil 700 millones de dólares en cuatro años en compromisos financieros internacionales y ya anunció que cancelarán el pago de 1.121 millones de dólares del bono PDVSA 2017.

Sin embargo, desde la elección de la Asamblea Nacional Constituyente y su desconocimiento por parte del imperialismo, el gobierno no cuenta con el respaldo para poder emitir deuda nueva que le permita hacerse de fondo para afrontar los vencimientos.

En este punto, el proceso venezolano se encuentra ante un enorme desafío. La profundización de la guerra económica por parte del imperialismo y la derecha intenta imponer por otras vías el golpe que fracasaron en desatar Capriles y sus aliados.

Frente a esta nueva ofensiva, es necesario redoblar y radicalizar la movilización popular contra cualquier embargo o bloqueo. De decretarse tales medidas, solo con el respaldo del pueblo movilizado podrá la ANC -máximo órgano del Estado- desconocer la deuda externa y los compromisos con el imperialismo, y poner los principales resortes de la economía bajo control del Estado y las comunas para centralizar los recursos y poder avanzar en un plan de desarrollo nacional. Para ello, es una tarea necesaria fortalecer el poder de las comunas y de las bases para darle impulso al proceso permitiendo su profundización.

¡Abajo las sanciones y el embargo contra Venezuela!

¡Toda la solidaridad con el pueblo y el gobierno venezolano!

¡Fuera el imperialismo de Venezuela y de América Latina!

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