El avance de los últimos años del movimiento de mujeres, disidencias sexuales y feminismos en nuestro país, es notorio. Movimiento que tiene historia de acción política y de lucha, que logró acumular experiencia, organización y conquistas para meterse en la agenda política del país, interpelando a grandes sectores de la población. Los Encuentros Nacionales de Mujeres y las movilizaciones de Ni Una Menos son claros ejemplos.

Este avance nos deja a los varones con una pregunta que no alcanzamos a formular, pero que se impone ante cada hecho de violencia machista, ante cada femicidio, travesticidio, transfemicidios, o ante cada muerte por abortos clandestinos, en condiciones inhumanas. Una pregunta que nos obliga a cuestionar el rol que debemos asumir los varones que buscamos corrernos del lugar hegemónico en el marco de esta gran lucha feminista; a sabiendas de que nuestra respuesta necesariamente parte de asumir la responsabilidad que tenemos por ser parte, consciente o no, del colectivo opresor.

En los últimos años, distintas voces, organizaciones y expresiones políticas diversas nos vimos interpeladxs por este gran movimiento de masas y por la urgencia de la situación del machismo en Argentina. Es así que comenzamos a buscar la forma de acompañar este proceso político y de acumulación, con una política interna y consecuente con el proyecto político que nos proponemos construir. Pero no es un camino sencillo: las organizaciones que decidimos encarar políticas profundas de despatriarcalización nos topamos con contradicciones, interrogantes y diversas dificultades.

Conscientes de la dificultad, entendemos urgente la deconstrucción de las prácticas machistas de los compañeros varones y cuestionar permanentemente todas las prácticas patriarcales que reproducimos incluso aquellxs que queremos construir un mundo de todxs y para todxs.  

Si las organizaciones políticas pretendemos ser revolucionarias, necesariamente debemos tomar el feminismo como una definición profunda y estratégica que permita la deconstrucción de todo lo patriarcal y la construcción de nuevas prácticas políticas, afectivas y de creación de poder popular, sabiendo que este camino está íntimamente ligado a la lucha anticapitalista y a la necesaria superación de las relaciones de producción actuales.

Como parte de esta tarea permanente que debe empezar ya, escribimos estas líneas sabiendo que no se pueden superar las relaciones patriarcales sin superar el capitalismo, pero que tampoco se puede superar el capitalismo sin una práctica feminista,consecuente y profunda que busque derrocar al patriarcado.

Como partido de trabajadorxs creemos que el trabajo interno transversal es fundamental para permitir la construcción de herramientas y prácticas feministas por parte de los militantes varones que se desempeñan en los distintos frentes. Sin embargo, sabemos que la deconstrucción es larga y que el camino está lleno de dificultades que empiezan en nuestro interior y siguen en los ámbitos de lucha que transitamos. De lo que se trata, es de construir prácticas, ideas, sensaciones que se alejen de lo patriarcal, lo dado, lo macho, y de pasar todo esto por la experiencia de nuestros cuerpos, que son, en definitiva, los que luchan junto a las compañeras en cada calle, en cada barrio y lugar de trabajo.

La necesidad de un balance

El trabajo en una línea antipatriarcal enmarcada en el feminismo revolucionario nos demanda partir desde un profundo diagnóstico de nuestra propia organización así como del campo de las organizaciones de izquierda y revolucionarias. El estado de situación de la izquierda argentina con respecto al abordaje de las prácticas machistas que se dan en su interior, debe partir de un balance crítico, que asuma los años de olvido y atraso en el tema, para construir un camino largo y profundo, que permita comenzar a tallar hoy las prácticas que queremos para el mañana. Pero en la actualidad debemos que decir que en el trabajo con los varones y su despatriarcalización como izquierda y organizaciones revolucionarias es aún una deuda pendiente.

En ese balance debemos ser sinceros, críticos y encontrarnos como varones, en la dificultad. Debemos realizar un balance pero un ejercicio también, que nos aleje de posturas espontaneístas, de soluciones facilistas o puramente teóricas. Ejercitando una práctica crítica que asuma la contradicción y no patee el problema hacia afuera. Ninguna organización va a salvarse por sí sola y mucho menos si no reconocemos las dificultades que existen al interior de cada una. Eso es a lo que aspiramos. Y es urgente que los varones asumamos esta tarea.

Nos sentimos parte de las organizaciones revolucionarias que expresan una fuerte preocupación política por la despatriarcalización; por ponerle el cuerpo y materializar concretamente este proceso. Así como también nos reconocemos como parte de aquellas organizaciones que aún tienen un atraso importante.

Generar organización, crear estrategias

Como venimos insistiendo el trabajo debe ser transversal, que abarque tanto a la organización política como a los distintos espacios en los que desarrollamos nuestra militancia. En ese sentido, es necesario tener un fuerte trabajo de crítica y autocrítica que permita abordar el uso y abuso de privilegios y las distintas situaciones de opresión machista de forma colectiva.

Un paso importante que debemos dar las organizaciones de izquierda, es el abordaje complejo sobre la violencia machista dentro de nuestros espacios, desde una mirada que contemple distintas aristas, pero que de ninguna manera proteja y encubra a los violentos. Los varones debemos romper con las redes de complicidad machista que nos involucran. La complicidad machista es un tema a abordar profundamente, ya que se expresa en todos los vínculos que construimos con otros varones: nuestras amistades, los vínculos afectivos y militantes.

 

Las estrategias deben ser múltiples, pero hay algunas que el feminismo ya conoce y que es importante que podamos retomarlas desde una perspectiva de despatriarcalización del varón, estas son: la necesidad de generar organización y encuentros colectivos que le den lugar a lo afectivo. Esta es la única manera de encarar procesos profundos y genuinos de despatriarcalización. El proceso debe ser político y organizativo, afectivo e íntimo, pero sincero y nunca tan urgente como ahora ¿Cuál es la importancia de lo afectivo? ¿Por qué aparece, irrumpe, al hablar de despatriarcalización? Justamente porque es la dimensión en la que todo lo que sea transformado pasará a formar parte de nuestras experiencias y  de nuestras prácticas, y no solo del discurso. Debemos transitar nuestro propio camino de lucha y ocupar la trinchera de la renuncia a nuestras violencias y privilegios, no sólo los individuales, sino también los colectivos. Generar hechos de interpelación masiva, que crezca el número de organizaciones políticas que toman el tema, son algunas otras ideas que como organización esbozamos siempre a compartir y dialogar.

Una necesidad estratégica

La despatriarcalización de las organizaciones en su proceso interno, así como el de los varones entendido como un proceso político-afectivo, constante y organizativo, es un objetivo clave para las organizaciones de izquierda en Argentina. De ninguna manera venceremos si no comenzamos un fuerte camino en este sentido.

Creemos y nos sentimos parte del problema. Llegó la hora de actuar, de dejar las frases hechas y pensar desarrollos concretos, profundos y genuinos que nos permitan transitar las contradicciones y superarlas. Es una certeza estratégica recuperar el feminismo revolucionario como parte de nuestra organización, recuperación que va de la mano de tomar y poner en práctica todas sus conquistas y convicciones. Ya no solamente para acumular poder, sino como una demanda urgente y necesaria para la construcción de una nueva forma de entendernos, de construir nuestros vínculos y nuestra praxis revolucionaria. Para que de una vez por todas podamos vencer. Para que la victoria sea para todxs y para siempre.

Deconstruir en unidad (espacios en los que venimos trabajando)

Desde hace dos años venimos participando del Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales. Es un encuentro anual que busca convertirse en masivo, donde las distintas formas de organización y de autopercibirse varón (tanto compañeros heterosexuales, maricas, sujetos trans masculinos, etc.) se encuentran, se replantean sus privilegios, abordan debates, politizan los cuerpos, intercambian experiencias y sobre todo aportan, desde su lugar, un ladrillo a la transformación de este sistema heteropatriarcal capitalista. Pero también es un espacio de construcción unitaria, de abrazos y caricias, de experimentar la sororidad entre los varones, de chocarse con las contradicciones más crueles, de romper con la confianza cómplice, con la falta de demostración de cariño, con la represión de nuestras emociones, con el ejercicio de la violencia.

También este último año formamos parte de la Asamblea Abierta de Varones en Reflexión. Este es un espacio de articulación que se encargó de la organización del Pre-encuentro Regional de Varones Antipatriarcales en Buenos Aires que se realizó el 30 de septiembre y al cual asistieron alrededor de 130 compañeros. La participación en estos espacios nos moviliza, nos alimenta de experiencias, nos plantea ejes para abordar y herramientas para desarrollar esta tarea que nos hemos propuesto desde el trabajo colectivo.

 

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