El presidente de la Nación encabezó hoy un acto en el CCK en donde delineó la primera batería de reformas que se propone impulsar tras su triunfo electoral y no se privó de resaltar las orientaciones que signarán su próxima etapa al frente del Ejecutivo. Estuvieron presentes intendentes, gobernadores y parlamentarios del peronismo, la plana mayor del empresariado y los infaltables entregadores de la conducción de la CGT.

El objetivo del acto fue, ni más ni menos, que obtener el compromiso y apoyo de esos sectores para llevar adelante las reformas neoliberales que le dictan los organismos multilaterales del imperialismo como la OCDE, el FMI y el Banco Mundial. Es que el macrismo, a pesar de su victoria electoral no logra aún reunir una mayoría propia para sacar adelante sus medidas. Para esto deberá contar como en el pasado con el voto favorable de un sector del peronismo.

Un ajustazo en tandas

Entre los anuncios, que fueron fundamentalmente menciones y no tuvieron un desarrollo ulterior, se encuentran la rebaja de aportes patronales, el blanqueo laboral y el tarifazo en servicios y transporte. Se trató, sobre todo, de un acto de compromiso político con esas reformas, como destacaron distimtos medios.

También está en carpeta una rebaja en jubilaciones y pensiones al pasar su actualización por indice inflacionario y no de la recaudación. El gobierno, además, aspira a avanzar en una reforma judicial que adapta sus estructuras a las nuevas necesidades politicas del Ejecutivo, por ejemplo, para liquidar los juicios laborales. Antes del acto, de hecho, Cambiemos se anotó otro poroto con la renuncia de la Procuradora general, Alejandra Gils Carbó, a quien venía intentado desplazar desde su ascenso al gobierno.

Asimismo, el gobierno espera implementar una reforma del sistema de salud, cuya prueba piloto tiene lugar en Mendoza, con la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS) que implicaría garantizar una serie de prestaciones básicas que luego deberían complementarse en forma arancelada. Esto cambiaría la propia lógica del sistema de salud nacional que, aún con su abandono y vaciamiento, contempla la contención de toda la población.

Del mismo modo, el gobierno insistió en un avance en el sector público, poniendo como ejemplo un supuesto «exceso» de empleados/as en la Biblioteca del Congreso lo que anticipa una nueva ola de despidos en el sector que el Ejecutivo, además, reclama tenga su correlato en los Estados provinciales. También se refirió a la educación superior, al decir que no contaría con los resultados adecuados para los recursos que tiene asignados. El presidente se olvida, se ve, de los miles de docentes ad honorem y la falta agobiante de presupuesto que recorre a las casas de estudio de nuestro país y sigue nuevamente los lineamientos de la OCDE que pide reducir profesoradorados, orientaciones y contenidos..

Una novedad que el gobierno intentó presentar es un comienzo de reforma impositiva con la rebaja en Ingresos Brutos y Ganancias que sería compensada con un supuesto gravamen a la renta financiera, que tributaría una cifra irrisoria recién a partir del $1.400.000 pesos para tenedores de bonos. En realidad, el plan anunciado por el oficialismo contempla seguir cubriendo el déficit fiscal con deuda, incluso para los intereses que genera esa deuda en un circuito de final ya conocido a la larga. En tanto, la reactivación del consumo no tiene lugar como resultado de un aumento del poder adquisitivo de las y los trabajadores, sino del endeudamiento individual con créditos para el consumo, UVA’s y la nueva tanda del Procrear.

Sin zanahoria y con garrote

Un apartado especial estuvo enfocado a los sindicatos y a la nave insignia de las reformas para el gobierno que le reclaman las patronales, la reforma laboral. Por supuesto, el ataque no estuvo dirigido a las conducciones que han prestado su total colaboración a este gobierno, sino a terminar con las experiencias combativas y de lucha en el movimiento obrero. Como ya ocurriera en el Coloquio de IDEA, Macri se quejó de estas expresiones por fuera de la burocracia sindical e insinuó que avanzarán contra ellas al decir que hay «demasiados sindicatos en Argentina». Una expresión clara de esto es la actitud del Ministerio de Trabajo de no certificar a las nuevas autoridades de la Federación Aceitera.

En esa misma linea se puede leer la reforma en defensa que prepara Cambiemos que incorporaría a las FFAA en la «lucha contra el terrorismo». No olvidemos que este Ejecutivo calificó como «terrorista» por ejemplo a las comunidades mapuches que enfrentan la apropiación de tierras por parte de los terratenientes.

Finalmente el gobierno insiste en que su reforma no será como la brasileña, es decir, integral sino que verá «las especificades por sector». De este modo el gobierno quiere avanzar contra los convenios colectivos de trabajo a través de «adendas» que habiliten su vulneración como ocurrió en Vaca Muerte y ATILRA. Pero, para peor, el proyecto presentado en el Congreso resulta todavía más abarcativo y avanza decidamente en imponer la flexibilización laboral.

Más unidad para la resistencia

Para el pueblo trabajador, el balance de los anuncios debe ser claro: el macrismo prepara un ataque masivo contra nuestros derechos y conquistas, y cuenta para ello con el aval de gran parte del peronismo y la burocracia sindical.

Desde los sectores dispuestos a enfrentar a esta ofensiva neoliberal, se plantea como más urgente que nunca articular el mayor nivel de unidad acción en las calles para alcanzar la masividad necesaria que requiere enfrentar este plan antipopular.

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