El 8 de octubre se cumplen 50 años de la caída del Che en combate. A contramano de las intenciones del imperialismo yanqui y de los gobiernos locales, el Che se convirtió en una bandera de rebeldía para los oprimidos y oprimidas del mundo. Su praxis revolucionaria es una herramienta indispensable para seguir construyendo hoy una estrategia de poder para la clase trabajadora y el conjunto del pueblo así como para la construcción de una sociedad socialista en Nuestra América.

La praxis del Che se inscribe como parte de la tradición revolucionaria de América Latina. Es expresión y síntesis del marxismo-leninismo y de aportes de revolucionarios y revolucionarias de Nuestra América, como José Martí, Julio Antonio Mella y José Carlos Mariátegui. Junto a Fidel y el pueblo cubano, el Che logró llevar a fondo, en un proceso político concreto, todo el ideario antiimperialista que desde comienzos del siglo XX era parte del sentir de las grandes masas populares de nuestro continente. Supo constituirse así en el principal enemigo del imperialismo yanqui, pateando el tablero de su estrategia regional que implicaba hacer de América Latina “su patio trasero”.
El estudio y la recuperación de sus aportes a la lucha de las y los trabajadores revela y reafirma la integralidad de su pensamiento y la claridad de cómo llevar adelante una estrategia real para la toma del poder y para el proceso de construcción de una sociedad socialista. Desde una concepción profundamente revolucionaria y humanista, manifiesta numerosas veces que la posibilidad de la creación de sujetos nuevos solo será real con el pueblo como protagonista. Todos estos elementos presentes en su praxis refutan fuertemente los múltiples intentos de tergiversaciones que ha sufrido su figura en los últimos 50 años.

Patria Grande Socialista

El Che sabía que hay una historia que nos hermana, una historia de explotación y opresión a los pueblos por parte de las burguesías locales y por el imperialismo norteamericano. Pero también hay una historia de resistencia que es común a todos los trabajadores y trabajadoras, que hace siglos vienen peleando por su emancipación. Es por ello que desde el Frente Único HN-IR creemos que la lucha revolucionaria en el continente debe ser anticapitalista y antiimperialista, por una sociedad socialista y también feminista. Retomando al Che, creemos que para el desarrollo de una estrategia de poder revolucionaria nada se puede esperar de las burguesías locales que, aliadas al imperialismo, se han constituido en su furgón de cola.

Como parte de su proyecto estratégico, tanto el Che como Fidel entendían que la lucha por el socialismo no podía estar limitada entre fronteras nacionales y que por tanto era necesario e imprescindible el despliegue de la lucha revolucionaria a nivel continental. La Revolución Cubana, consciente de esa necesidad, se convirtió en punta de lanza para la construcción y apoyatura concreta a las luchas de los pueblos que peleaban en el mundo. Este proyecto internacionalista, que tuvo su expresión en África y también en América Latina, representaba una ruptura y un enfrentamiento directo con la concepción estalinista del “socialismo en un solo país”: contra el enemigo imperialista, hay que construir la Patria Grande Socialista.

En aquel momento en América Latina, así como en otros lugares del mundo, florecían movimientos y organizaciones revolucionarias que, también inspirados por el pueblo cubano, expresaban la radicalización de la lucha de clases. No fue sin un análisis minucioso de todas esas condiciones, así como también de la situación particular de Bolivia, cuna de la primera revolución obrera en Sudamérica en 1952, que el Che se dirigió hasta allí. Su lucha en ese país, así como en tantos otros, evidencia una reivindicación práctica de la importancia del internacionalismo proletario en la construcción de un proyecto integral.

En la experiencia de lucha boliviana nos resulta indispensable destacar el empeño revolucionario de Haydeé Tamara Bunker Bide, más conocida como Tania, que asumió con valentía y firmeza revolucionaria la tarea de estudiar de forma minuciosa las condiciones de la política nacional boliviana y la composición del ejército. Sobresaliente por su entrega en la lucha por la libertad de los pueblos de América y el mundo, desarrolló el trabajo clandestino en Bolivia llegando a insertarse en las esferas más altas del gobierno boliviano, asumiendo también tareas en el Ejército Guerrillero bajo la comandancia del Che. Compañera que, conciente de la importancia de luchar por la liberación de los pueblos del continente, dejó un legado revolucionario como marca de fuego en la historia.

Y su marcha de gigantes no se detendrá
“No es el canto del cisne de una revolución en derrota, es un himno revolucionario destinado a eternizarse en los labios de los combatientes de América. Tiene resonancias de historia”.

“Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia”. Una historia que para el Che, no sólo debía alentar a todos los pueblos a tomar su derecho a la rebelión, sino también ser ejemplo de una conciencia forjada en el anticapitalismo y en el antiimperialismo; una historia que la escriben los pueblos y debe tener en sus puños, ideas y praxis, los valores de una sociedad socialista.

 

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El Che sigue naciendo y es revolución
Desde el Frente Único Izquierda Revolucionaria-Hombre Nuevo, como forma de recuperación del legado de Ernesto “Che” Guevara hemos realizado una compilación de discursos y textos de su autoría, desde los que nos proponemos recuperar la integralidad de su praxis revolucionaria a partir de cuatro grandes ejes. El primero, su visión sobre la situación y las alternativas para el desarrollo de una salida revolucionaria en América Latina, se abordan en los textos “Táctica y estrategia para la revolución latinoamericana”, “Guerra de Guerrillas: Un método” y “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”. En segundo lugar, nos interesa rescatar su caracterización de los trabajadores como sujetos activos del cambio social, siendo “El socialismo y el hombre en Cuba” un escrito que aborda esta cuestión con una extrema claridad. También, recuperamos sus caracterizaciones en torno a la principal herramienta de organización política de las y los trabajadores y el pueblo: el partido. “El cuadro, columna vertebral de la revolución” y “Contra el burocratismo”, desarrollan a fondo las características que debe asumir un partido revolucionario.
En este 50º aniversario de su caída en combate, nos interesa también poner de relieve sus aportes en el plano económico en torno a la construcción del socialismo y los debates de planificación y mercado, que han sido poco difundidos y estudiados.
En síntesis, el libro “El legado revolucionario del Che. Selección de escritos y discursos” pretende ser un aporte para recuperar en profundidad la praxis del Che, su legado y su vigencia en un sentido revolucionario. Para retomar de forma creativa y heroica ese hilo rojo, para que de una vez por todas el sueño de la Patria Grande Socialista se haga realidad.
«Sepan los nacidos y los que van a nacer que nacimos para vencer y no para ser vencidos»
¡Hasta la Victoria Siempre, Venceremos!

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