La campaña hacia octubre comienza a calentar motores y los partidos patronales despliegan contra reloj sus estrategias electorales. En tanto, la CGT, a pesar de la ofensiva antiobrera, ha reforzado su tregua con el gobierno nacional y las cámaras empresarias. Sin embargo, la movilización popular de las últimas semanas ha recobrado sus fuerzas tras el masivo reclamo por la aparición con vida de Santiago Maldonado. La desaparición forzada de Santiago involucra directamente al macrismo, a su Ministerio de Seguridad al mando de Patricia Bullrich y Noceti, y a la Gendarmería a su cargo.

En las últimas semanas, se ha activado la campaña electoral de cara a las legislativas de octubre. Cambiemos se muestra confiado puesto que la mayor parte de las encuestas señalan que estaría en condiciones de revertir el resultado adverso de las PASO en la provincia de Buenos Aires, superando a Cristina Kirchner. En ese marco, recibió con honores en Buenos Aires al genocida Netanyahu, mientras gestiona su campaña, promoviendo reuniones con distintos sectores del empresariado y diagramando las reformas neoliberales que se vienen.

Mientras tanto, la ex presidenta Cristina Kirchner pretendió sacudir el tablero, tratando de recuperar algo del terreno perdido, con una carta abierta convocando a unificar todo el voto opositor detrás de su candidatura. Este llamado apunta principalmente a incrementar su caudal de votos reforzando la polarización electoral y puede tener algún rebote en sectores del peronismo que se encuentran sumidos en la desorientación. Un ejemplo es el triunviro cegetista Héctor Daer, quien en apenas unos pocos meses pasó de las filas del Frente Renovador massista, al armado de Randazzo, para finalmente terminar llamando -aunque sin mencionar a la “Jefa”- a votar a Unidad Ciudadana. Sin embargo, más allá de algunos casos puntuales, la convocatoria de Cristina Kirchner no tendrá gran impacto en la configuración de fuerzas hacia las elecciones ya que ni Massa ni Randazzo darán el paso de bajar sus listas. El jefe de la bancada justicialista en el senado, Miguel Ángel Pichetto, confirmó que el peronismo está lejos de unificarse tras la figura de la ex presidenta, afirmando, incluso, que Unidad Ciudadana deberá conformar su propio bloque parlamentario, separado de los legisladores justicialistas que se encuentran en el recinto.

De luchas y treguas

De ser por el peronismo y la conducción de la CGT, el gobierno de Cambiemos tendría por delante un camino de rosas para aplicar su brutal ajuste sobre el pueblo trabajador. Luego de la marcha del 22 de agosto, la CGT se llamó a cuarteles de invierno y reforzó la tregua con el gobierno de Cambiemos aunque se siguen sucediendo los despidos y suspensiones en los lugares de trabajo. La acción gubernamental pretende profundizar las reformas neoliberales contra los derechos de la clase trabajadora, con impacto de largo plazo si no lo evitamos. Pero la tregua de la burocracia, tiene motivaciones concretas, además de su histórica política de conciliación. Sobre la burocracia sindical se avizora la sombra de la espada de Damocles tras la posibilidad del pedido de sus declaraciones juradas así como el inicio de causas judiciales por malversación de fondos. La estrategia macrista es clara: usufructuar al máximo el desprestigio de la vieja dirigencia sindical para convertirlo en uno de sus ejes de campaña contra las mafias, y con ello doblegar a todos los sectores sindicales, especialmente a los sectores combativos del movimiento obrero. Así es que, con sólo esta amenaza, la reunión del Confederal prevista para el 25 de septiembre (¡un mes después de la marcha!) fue postergada ahora para el 3 de octubre y no hay ni promesas de convocatoria al paro y a plan de lucha.

En la misma sintonía, el gobierno nacional salió a la ofensiva tras las PASO, intentando romper la mesa establecida para el tratamiento de los reclamos de las y los trabajadores precarizados, señalando que no habría fondos para la implementación de la ley de Emergencia Social. La dura posición de Triaca, Stanley y Quintana, se vio modificada vertiginosamente, producto del anuncio de medidas de fuerza unificadas entre los distintos movimientos sociales, que incluían llevar el reclamo a las puertas de las grandes cadenas de supermercados en todo el país y el despliegue de un plan de lucha escalonado. Los sectores clasistas de los que formamos parte, definimos la táctica de golpear todos juntos en la mayor unidad de acción que nos fuera posible, en defensa de nuestros derechos más elementales para frenar el recorte sobre los sectores más pobres de la clase trabajadora. Finalmente las autoridades tanto del Ministerio de Trabajo como de Desarrollo Social, debieron recoger el hilo, ya que un escenario de conflictividad con los movimientos sociales no es el que más les conveniente para el período electoral en curso. Más allá de este repliegue gubernamental, debemos señalar que muy lejos estamos, desde ya, de discutir una verdadera política de empleo para los sectores excluidos.

A su vez, a pesar de la actitud entreguista de la conducción de la CGT, en distintos puntos del país se suceden luchas obreras de resistencia contra el ajuste. Es el caso, por ejemplo, de las y los trabajadores de Pepsico, que sostienen su acampe frente al Congreso en reclamo de sus puestos de trabajo, y de los obreros de Cresta Roja, nuevamente en la lucha, exigiendo que la empresa pague lo que les adeuda. También se ha puesto de pie, en las últimas semanas, el movimiento estudiantil, protagonizando importantes tomas de escuelas en la ciudad de Buenos Aires contra la reforma educativa que promueve Cambiemos.

Sin dudas, la principal referencia de lucha por estos días es el enorme movimiento popular por la aparición con vida de Santiago Maldonado, que lleva ya más de 42 días y viene golpeando al oficialismo. Un caso que el gobierno intentó inicialmente ocultar y luego distorsionar con constantes operaciones mediáticas promovidas desde Clarín y La Nación, se fue convirtiendo en una gran lucha por abajo que, con los organismos de DDHH a la cabeza, viene movilizando a cientos de miles en todo el país, recogiendo incluso importantes apoyos en el plano internacional. Al día de hoy, se ha hecho evidente para una parte importante de la sociedad lo que muchos y muchas denunciamos desde el primer día: la responsabilidad directa de la ministra de seguridad Patricia Bullrich y su jefe de gabinete Pablo Noceti en la desaparición forzada de Santiago.

Como venimos señalando, al tiempo que aportamos al fortalecimiento de una alternativa política de la izquierda y el pueblo trabajador, la etapa nos plantea como tarea impostergable impulsar la unidad y resistencia en las calles contra Cambiemos en los mayores niveles posibles. En ese sentido, debemos acompañar y fortalecer las luchas obreras y populares que emerjan contra el ajuste y empujar desde abajo para arrancar un nuevo paro general con plan de lucha. En ese sentido, también, convocamos a movilizar masivamente este 18 de septiembre, al cumplirse un nuevo aniversario de la segunda desaparición de Jorge Julio López, para seguir reclamando justicia, sumando ahora el grito por la aparición con vida de Santiago Maldonado.

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