La reciente instalación de la Asamblea Nacional Constituyente a pesar del boicot del imperialismo y la derecha expresó la recomposición de los sectores populares y el chavismo y un retroceso en las calles de la oposición escuálida. El impasse que se percibe tras la escalada de violencia que intentó derrocar a Maduro favorece el terreno para que en las deliberaciones de la ANC se retome la iniciativa y avance en la profundización y radicalización del proceso.

Como mencionamos en nuestra última prensa, la oposición fascista venezolana terminó el mes de agosto en declive. Hoy podemos agregar, que la derecha ha fracasado en su reciente intentona golpista y se encuentra en una situación peor que al inicio de la misma, hace más de 100 días atrás.

Eso no implica que se llamará a retiro por ello, pero tras la escalada de violencia, la ilegítima y fraudulenta consulta popular (sin padrones, sin registros, sin resultados constatados -fueron quemadas las urnas y votos con el argumento de que quienes participaron podrían sufrir persecuciones por parte del gobierno-, sin veedores reconocidos que validaran en algo la votación), tras la pretendida instalación de un gobierno paralelo, el llamado a un lock out patronal y a “tomar Caracas”, tras todo ello, acompañado de un “periodismo” cada vez más degradado en sus principios, dentro y (sobre todo) fuera de Venezuela, el escenario muestra a una derecha impotente de alcanzar los objetivos que se había planteado y con una disputa interna que fracciona y debilita aún más su actual fuerza.
Sintomático de esto es el cuasi silencio al que se han llamado los medios de comunicación que acompañaron todo el ciclo de violencia e intento desestabilizador. Tras la andanada de repeticiones que como un coro intentaban imponer las asociaciones de “dictadura”, “tiranía” y otras al gobierno de Maduro, se ha abierto una especie de pausa donde lo único que queda en claro es la sintonía entre estos medios y la derecha venezolana (y continental), cuyo motor se encuentra en Estados Unidos.

Si la oposición se ha quedado fuera de la ANC por una apuesta que le resultó errada, hoy se encuentra recalculando y planteándose la presentación de candidatos para las elecciones de gobernadores que se realizará en octubre. Todas las fuerzas de oposición, incluso las más reaccionarias, aquellas que llamaban abiertamente a dar un golpe militar y derrocar al gobierno, han inscrito sus candidatos/as. Esta decisión ratifica en los hechos el reconocimiento implícito de su fracaso y del cambio de táctica al que se ven forzados, pues aun con las previstas denuncias de fraude que rápidamente saldrían a realizar tras la elección del día 30 (y que efectivamente hicieron), no pueden desconocer una realidad que se les impuso frente a sus ojos: aún con la enorme campaña en su contra, una parte muy significativa del pueblo fue a votar en apoyo a la constituyente -superando ampliamente la farsa electoral armada por la derecha- en lo que expresa un rechazo al golpe y a la guerra económica que promovió la derecha durante los últimos meses.

Mientras la oposición escuálida apostaba a un respaldo popular a partir de su alineamiento con el imperialismo, este jugó un papel inverso: las sanciones de Trump contra funcionarios venezolanos y la amenaza de una intervención militar reforzó el respaldo popular al chavismo. Por otro lado, la apuesta a retomar la iniciativa política contra el cerco fascista y apoyarse en la movilización de masas expresa el enorme potencial para enterrar definitivamente la amenaza fascista.

Rechazar la ofensiva imperialista

En el ámbito internacional, a la ya mencionada esfera comunicacional, se suma la evidencia de un ataque discursivo, pero también económico y diplomático más descubierto. Los Estados Unidos ya ni siquiera simulan o disfrazan sus amenazas, y el asedio sobre Venezuela rememora el sabotaje a la economía chilena de Allende, a la Nicaragua sandinista, o el intento de asfixia económica a Cuba, efectuado a través del bloqueo. Las últimas medidas del imperialismo yanqui avanzan en ese sentido, pretendiendo un desangre financiero del gobierno bolivariano. En paralelo, el aislamiento internacional que se busca construir ubica en un lugar central a la OEA. El mismo “ministerio de colonias” que expulsó a Cuba cuando se declaró socialista, hoy boicotea la presencia de Venezuela por temor a su radicalización.

Cierto es que los revolucionarios no podemos jamás dar por imposible la “opción militar” por parte de Estados Unidos, pues sabemos de lo que son capaces. Sin embargo, incluso tal amenaza debió recalcularse, reemplazándola por el llamado a “restablecer la democracia” bajo otras formas de presión (como la económica).

Con este escenario, y reconociendo que de las fuerzas en pugna ninguna logra aún imponerse sobre la otra, son el gobierno y el chavismo quienes logran aparecer victoriosos en este momento. Y es esa situación ventajosa la que debe utilizarse para impulsar hacia adelante una nueva constitución que garantice mayores derechos y, sobre todo, restrinja el poder de los sectores económicos que hacen mella en el proceso bolivariano y sobre los que no se ha avanzado. Maduro ha declarado recientemente que debe apuntarse a la tarea pendiente de «la construcción de un nuevo sistema económico productivo, con fuerza propia, poderoso en todas las áreas y con perspectivas socialistas”1. Se trata de una base de definiciones importante, para que los sectores más audaces del movimiento popular presionen para lograr una mayor radicalidad, avanzando sobre los intereses de los sectores propietarios.

Las tareas de la ANC

Es ese el contexto sobre el que analizar la situación actual. Cientos de candidatos a la ANC surgieron de barriadas, de cooperativas de trabajadores, de comuneros, es decir, de sectores populares

Así las cosas, el pueblo eligió evitar un enfrentamiento mayor (al menos por ahora) y demostrar que no está dispuesto a aceptar -como pretendía la oposición- la imposición violenta de un gobierno ilegítimo. Por el contrario, dio un fuerte mandato al gobierno, y se volcó a la utilización de una herramienta de base popular, aprovechando su fundamento constitucional. Hasta el momento, se prevé una duración de 2 años de la ANC y ya una de sus primeras medidas fue declarar todo poder instituido por debajo de su autoridad y asumir las competencias del Parlamento actual, de mayoría opositora, para legislar en aspectos como seguridad, soberanía, economía y finanzas, entre otros. Esto, que produjo las denuncias de “golpe de Estado” o autogolpe por parte del imperialismo significa un salto cualitativo en la lucha contra la derecha fascista. El pasaje de todo el poder público a manos de la ANC, un órgano conformado por el voto y la deliberación de amplios sectores populares, en un marco de retroceso de la movilización callejera opositora, presenta una oportunidad inmejorable de avanzar en medidas como la expropiación de los saboteadores y las principales palancas de la economía bajo control obrero y popular para garantizar el desarrollo económico en favor de las mayorías.
1- http://argentina.embajada.gob.ve/index.php?option=com_content&id=2422%3Amaduro-nuevas-medidas-economicas-defenderan-derechos-de-la-poblacion&Itemid=39&lang=en

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