Un partido para la revolución y el socialismo:

Nuestros sueños están ahí. Seremos como el Che, nos forjaremos como hombres y mujeres nuevas, lucharemos y venceremos, por el poder de la clase obrera, por la hermandad de los pueblos nuestroamericanos, por el feminismo, por el socialismo. Con conciencia de la hora en que vivimos y de las razones profundas de nuestra lucha, recogemos las banderas de quienes se entregaron a la causa de la revolución, para abonar desde nuestro presente de lucha a la conquista del futuro. Con ese horizonte, hoy caminamos hacia la conformación de nuestro partido.

Desde hace largos años andamos por esta huella. Varias generaciones, sobre todo desde 2001 a esta parte, venimos bregando por la construcción de un partido que hasta el presente no existe en la Argentina.
Lo hacemos con los pies en el barro: apostando y aportando a la organización de la clase trabajadora; compartiendo en las barriadas la lucha diaria por dignidad y por el cambio social; enfrentando la represión del gatillo fácil y persecución de las y los luchadores que deja en evidencia el carácter de clase del Estado; aportando a una juventud rebelde que construye codo a codo con nuestro pueblo en las universidades, las escuelas y los barrios; siendo parte activa del movimiento feminista que puso en el centro de las denuncias al patriarcado como un sistema de muerte y opresión; en fin, sumando al amplio movimiento de resistencia que acumula fuerzas para torcer el rumbo y lograr que sea el pueblo trabajador el que guíe los destinos de este suelo.

Al compás de estas construcciones forjamos nuestra conciencia política. Venimos recuperando, a cada paso, los aportes prácticos y teóricos de quienes más claramente abonaron una perspectiva revolucionaria para nuestra clase y nuestro pueblo, y de allí nos nutrimos para continuar esa senda de emancipación.

Nuestro acervo estratégico:
Un hilo rojo unifica nuestras luchas actuales con las resistencias pasadas. Se trata de una reivindicación histórica del pensamiento y acción de las clases explotadas y oprimidas, como un gran punto de apoyo para el desarrollo de una política revolucionaria en nuestro país.

No partimos de cero. Nos inscribimos en el marxismo revolucionario entendido como “filosofía de la praxis”, como la unidad entre la crítica conciente y la acción transformadora. En este cauce, asumimos el leninismo como la corriente fundamental del marxismo que sostuvo sin descanso la lucha por el poder y el socialismo. En el mismo sentido, reivindicamos al Che como la expresión más destacada de la filosofía de la praxis y del marxismo revolucionario latinoamericano. El Che actualiza la vigencia de la lucha por el poder y el socialismo en nuestro continente, y del internacionalismo proletario, a la vez que se constituye en símbolo de rebeldía a nivel global en la lucha contra el capital.

Retomamos el aporte revolucionario de León Trotsky en su experiencia en la revolución rusa, al frente del Ejército Rojo, su contribución en la teoría del desarrollo desigual y combinado del capitalismo a escala global, la conclusión sobre la unidad de las tareas democráticas y socialistas en la revolución permanente. Destacamos su consecuencia con el internacionalismo y la lucha contra la burocratización stalinista.

También abrevamos en los valiosos aportes de Antonio Gramsci y Rosa Luxemburgo, mientras que en nuestro continente reivindicamos el pensamiento político de Julio Antonio Mella y José Carlos Mariátegui en su aporte acerca de que el proyecto emancipatorio no será ni calco ni copia, sino creación heroica de los pueblos, acorde a la historia y particularidades de Nuestra América. Como continuidad histórica reivindicamos la centralidad de la Revolución Cubana, primera revolución socialista de América Latina, y la claridad estratégica de Fidel, quien asumió numerosas epopeyas frente a una continuada ofensiva imperialista en la lucha por la emancipación social.
Asimismo, afirmamos que la expresión más importante del marxismo revolucionario en el cono sur la encarnaron el Partido Revolucionario de los Trabajadores de Argentina dirigido por Mario Roberto Santucho, y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile encabezado por Miguel Enríquez.

Nos sentimos parte de la larga lucha revolucionaria de los pueblos del mundo como fue la Comuna de París, la Revolución Rusa, la Guerra Civil y Revolución Española, la Revolución China, la guerra de liberación nacional argelina, la Revolución vietnamita y el Mayo francés, entre tantas otras que honran a la clase obrera internacional.
Los pueblos de Nuestra América han conquistado su lugar en la historia viva de la lucha contra las opresiones y por la liberación nacional y social. Por ello, también recogemos la experiencia de nuestros pueblos originarios en su lucha infatigable contra la opresión colonial que impuso la invasión europea. Levantamos las banderas de la gesta independentista: la unidad continental por la Patria Grande latinoamericana y la lucha por la igualdad que enarbolaron nuestros primeros patriotas de principios del siglo XIX. Hacemos nuestras las luchas obreras y populares del siglo XX y reivindicamos la Revolución Nicaragüense y todos los movimientos revolucionarios que, sin ver la victoria, dieron batalla sostenida en las décadas del ´60 y ´70.

En nuestro país reivindicamos las gestas de la clase obrera que se levantó y enfrentó la represión en la Semana Roja, la huelga del Centenario, la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde; al naciente movimiento estudiantil que dio vida a la Reforma Universitaria; a los/as protagonistas de la Resistencia Peronista y a los fusilados en José León Suárez; los programas de La Falda y Huerta Grande; la defensa de la educación pública en las luchas de “laica o libre”; a los primeros que buscaron desplegar el ejemplo revolucionario del Che como el EGP de Jorge R. Massetti; al movimiento de sacerdotes para el tercer mundo; a la CGT de los Argentinos; las grandes insurrecciones del Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo y Mendozazo y otras grandes rebeliones, al sindicalismo de liberación con su máxima figura Agustín Tosco; a la experiencia de los sindicatos clasistas Sitrac y Sitram y a las y los fusilados de Trelew; al Villazo y las coordinadoras interfabriles del ’75; y a todos los hombres y las mujeres que integraron las organizaciones revolucionarias de los ´70. Del mismo modo, rescatamos la lucha de los organismos de derechos humanos y su denuncia del terrorismo de Estado y el plan económico de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica; hacemos nuestra la lucha feminista y de disidencia sexual que, si bien es más visibilizada de manera reciente, cuenta con una rica historia en nuestro país; rescatamos la resistencia de trabajadores y trabajadoras tanto ocupados como desocupados y de la juventud frente a la ofensiva antipopular de los años ´90 en Cutral-Có, Plaza Huincul, Tartagal, Gral. Mosconi y en la rebelión popular de diciembre de 2001; a Víctor Choque, Teresa Rodríguez, Aníbal Verón, Carlos «Petete» Almirón, Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra y a todos los caídos en la lucha popular a manos de la represión.

Hacia el congreso de fusión:
Cuando en los albores de este 2017 definimos conformar un Frente Único entre Izquierda Revolucionaria y la Organización Política Hombre Nuevo estábamos dando un paso fundamental. Se trata de la integración de cientos de luchadores y luchadoras que a lo largo del país apostamos a la revolución y el socialismo, que compartimos una perspectiva estratégica y una misma forma de abordar las tareas políticas de cada día.

Hoy nuestro Frente Único ha dado muestras de su fortaleza. El trabajo común de la militancia, el debate político profundo, el fortalecimiento de los frentes de masas, fueron permitiendo avanzar hacia una síntesis cada vez mayor.
Caminamos ya en la recta final del proceso hacia la fusión de nuestros destacamentos, lo que será a su vez el punto de partida para el desarrollo de un nuevo partido. Este salto que damos en nuestra militancia, lo ponemos al servicio de la lucha de nuestro pueblo por su emancipación.

En este proyecto se cristalizan nuestras energías y nuestros desvelos. Estamos seguros de que con la labor de nuestra militancia y de las distintas fuerzas anticapitalistas que luchan a lo largo del país, con la fuerza de nuestra clase y nuestro pueblo, podremos construir juntos una perspectiva de liberación. Lo hacemos determinados/as a vencer.

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